ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

TRABAJO FINAL FILOSOFIA DEL DERECHO


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2020  •  Trabajos  •  5.260 Palabras (22 Páginas)  •  190 Visitas

Página 1 de 22

[pic 1]


INDICE.


INTRODUCCION.

Por principio de cuentas, que en la primera unidad se abordaran los aspectos relativos a los conceptos generales de lo que significa y de lo que, en consecuencia, entendemos por filosofía y por derecho, así como la relación de estas disciplinas del conocimiento humano en general con el conocimiento científico propiamente dicho; esto es, se verá si la filosofía y el derecho forman parte o no del conocimiento científico desde el punto de vista epistemológico.

En segundo lugar, se efectuara el análisis de lo que es y significa la filosofía del derecho: esto es, para que nos sirve en particular esa corriente de la filosofía a quienes estudiamos y pretendemos ser técnicos en el derecho, y en general, ¿para qué una filosofía del derecho? Es decir, que la utilidad práctica le deriva a un régimen social determinado la filosofía del derecho.

En esta primera unidad, será importante también estudiar los principales conceptos que se general a partir del estudio de la filosofía del derecho, por cuanto ve la relación del derecho con otros ordenes normativos, así como aquellos que se derivan directamente del estudio de esa materia de la filosofía, con ese objeto de comprender a cabalidad qué es, qué significa y para qué nos sirve concretamente esa disciplina del saber humano.

Posteriormente en la segunda unidad, al tratamiento del tema relativo a las relaciones, conexiones, semejanzas y diferencias de los preceptos del derecho y los convencionalismos sociales o normas del trato social, designando a los preceptos que regulan jurídicamente la vida colectiva, haremos un breve bosquejo del estado que actualmente guarda la cuestión, en el pensamiento de los más importantes tratadistas que ocupan de ella, aun cuando desde luego y anticipadamente manifestamos que disentimos de su parecer, y no ya en cuanto a las soluciones que proponen al problema, sino fundamentalmente en lo que toca a su planteamiento mismo.


[pic 2][pic 3]


Las relaciones entre las ciencias y la filosofía son bien obvias: las ciencias son las ventanas a través de las que la filosofía mira al mundo, son los sentidos del alma filosófica, sin ésta, a su vez, el conocimiento científico es tan desesperadamente caótico como las sensaciones que llegan a una mente desequilibrada para constituir el saber de un idiota. Implica esa visión difícil y excelsa por la que elevamos el mero conocimiento a una perspectiva total que ordena y aclara la confusión de los deseos, abarcando esa cualidad tan distinta que llamamos sabiduría.

Sin ciencia, la filosofía es importante, pues, ¿cómo puede desarrollarse la sabiduría sino mediante el conocimiento debidamente proporcionado por la observación e integración honradas y organizado y estatuido por mentes imparciales? Sin ciencia, la filosofía resulta decadente y deshonesta, se aísla de la corriente del desarrollo humano y cae cada vez más irremediablemente en la monótona futilidad del escolasticismo.

Pero sin filosofía, la ciencia no sólo queda desvalida, sino que resulta destructora y devastadora. La ciencia es descriptiva: mira con los ojos o con el telescopio, con el microscopio o con el espectroscopio, y nos cuenta lo que ve; su función es observar cuidadosamente el hecho en cuestión y describírnoslo objetiva y exactamente, sin preocuparse de las consecuencias que pueda tener para el hombre. He aquí la nitroglicerina o el cloro: el papel de la ciencia es analizarlos con detenimiento y decirnos con exactitud lo que son y lo que pueden hacer. Si es que pueden destruir ciudades enteras, destrozar las reliquias más bellas del arte humano o devastar y aniquilar toda una civilización con los encantos y saberes que haya atesorado, es cosa que la ciencia nos dirá, enseñándonos cómo puede lograrse todo ello científicamente, expeditivamente, y con los menores gastos para los contribuyentes... que sobrevivan. Pero, ¿qué ciencia nos dirá si deben ser destruidas o no las civilizaciones? ¿Qué ciencia nos aclarará si la vida es mejor cuando se la llena de adquisiciones y se la goza con posesiones, o cuando se la gasta en creaciones y construcciones; si es preferible correr tras el conocimiento y el desengaño, o procurarse más bien el éxtasis pasajero de la belleza; si debemos renunciar o no a sanciones sobrenaturales en lo referente a nuestra vida moral; si, por último, hemos de considerar a la materia desde el punto de vista del espíritu, o a éste desde las perspectivas de la materia? ¿Cómo se iluminarán estas decisiones extremas de nuestro vivir sino con la luz de nuestra experiencia total, con esta sabiduría para la que el conocimiento es sólo materia prima y en cuya visión panorámica toda la riqueza variadísima de las ciencias tiene su puesto, orden y significación aleccionadora?.

La ciencia es la descripción analítica de las partes, la filosofía es la interpretación sintética del todo, o la interpretación de una parte en términos de su puesto y valor respecto al todo. La ciencia es una conjunción de caminos y medios; la filosofía, una asamblea de programa y resoluciones, pues los hechos e instrumentos sólo tienen valor y significado en relación con los deseos. Cómo deben ser éstos y de qué modo llegarán mejor a ser partes ordenadas de una personalidad armónica, de una vida íntegra, es en todo, tarea de la filosofía, y uno de sus más elevados fines.

Por necesidad, la filosofía es más hipotética que la ciencia. Esta usa hipótesis, pero sólo como puntos de partida; para merecer su título de ciencia, debe lograr conocimientos verificables, objetivamente independientes de la utilidad o del antojo individual. La filosofía, por el contrario, utiliza como puntos de partida la ciencia y los hechos y conocimientos verificados (y, si no lo hace, ya es hora de que lo haga), para proceder a la construcción de las más amplias hipótesis acerca de los problemas últimos, para los que no hay a mano datos concluyentes; es una consumación azarosa e imaginativa del entendimiento, y con suposiciones que no pueden comprobarse experimentalmente rellena los portillos abiertos en nuestro conocimiento científico del mundo.

En tal sentido todo hombre es un filósofo, aun a pesar suyo, pues hasta cuando proclaman que la filosofía es imposible, continúan filosofando esos escépticos tan cautos, esos agnósticos tan modestos y esos conductistas tan apegados a los hechos. Si es que los agnósticos pueden vivir en neutralidad tan perfecta como para ni creer ni dejar de creer en Dios, si es que pueden dividir imparcialmente sus pensamientos y acciones entre la aceptación y la negación, quizá puedan lograr en filosofía alguna moratoria sin respiración ni movimiento, algo parecido a un coma filosófico, a una inconsciencia cósmica. Pero eso es demasiado difícil y demasiado inhumano, y la verdad es que tomamos una u otra posición, vivimos la aceptación o el repudio, y nos comportamos como si hubiésemos escogido uno u otro extremo de esos terribles dilemas que constituyen la filosofía. Fingimus hypotheses (imaginamos hipótesis), según decía Newton: es que el incentivo de lo absoluto nos atrae irremediablemente.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (33 Kb)   pdf (389.6 Kb)   docx (138.1 Kb)  
Leer 21 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com