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TRANSVERSALIZACION DE GÉNERO


Enviado por   •  26 de Enero de 2014  •  2.022 Palabras (9 Páginas)  •  250 Visitas

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TRANSVERSALIZACION DE GÉNERO

Para lograr la transversalización de género, se debe fortalecer las capacidades internas, esto es, que las personas con poder de decisión y aquellas que diseñan, implementan y evalúan los proyectos y programas cuenten con la formación y los recursos necesarios para hacerlo, que si bien debe comenzarse por algún lado, es importante mantener todos los elementos, pues son acumulativos, no serviría la capacitación si se perdió la voluntad política que existía previamente, deberíamos iniciar por la sensibilización, que es clave, pues hace que las personas consideren importante el desafío de hacer algo contra la desigualdad y la discriminación. De allí que es necesario crear un clima favorable en las redes sociales y organizacionales, a la igualdad de las mujeres (aunque no necesariamente a la revisión de la masculinidad), tomando en cuenta que la igualdad es un valor y por lo tanto, lo fundamental es demostrar la desigualdad. Por otro lado la voluntad política, es la decisión de las máximas instancias institucionales, de asumir como parte de los mandatos la transformación de la cultura y adoptar el enfoque de equidad de género como fundamental para el cumplimiento de la misión. El trabajar coordinadamente en una red, no solo es un proceso lineal sino depende de la capacidad de convencer por parte de las responsables del Programa de Derechos Humanos de las Mujeres. Es necesario ganar aliados y aliadas, en este proceso en el que se manifiestan tensiones, rechazos, en el que la capacidad argumentativa y la paciencia son fundamentales. Actualmente la voluntad política de transversalizar la perspectiva de equidad de género se manifiesta como parte del núcleo principal de las políticas institucionales. No todo se puede hacer en casa, se requiere de consultorías especializadas, especialmente en distintos momentos del proceso, para realizar capacitaciones, consultas, proyectos, materiales, etc., a veces lo dicho por otra cobra distinta validez. Se deben hacer consultas, para conocer la disposición hacia el tema sus opiniones, expectativas, resistencias, etc., que servirán para diagnosticar, como para identificar problemas y soluciones creativas, durante todo el proceso de transversalización. Nadie nace sabiendo y todas/todos, necesitamos capacitarnos, socializándonos con estereotipos de lo masculino y femenino que contribuyen a mantener las inequidades de género.

En la mayoría de países existe un movimiento generalizado de democratización y la mujer participa en movimientos y sin embargo la mujer suele estar insuficientemente representada en casi todos los niveles de gobierno, sobre todo a nivel de los ministerios y otros órganos ejecutivos, y ha avanzado poco en el logro de poder político en los órganos legislativos. A nivel mundial, sólo un 10% de los escaños de los órganos legislativos y un porcentaje inferior de los cargos ministeriales están ocupados por mujeres. De hecho, en algunos países, incluso en los que están experimentando cambios políticos, económicos y sociales fundamentales, ha disminuido significativamente el número de mujeres representadas en los órganos legislativos. Aunque las mujeres constituyen por lo menos la mitad del electorado de casi todo los países y han adquirido el derecho a votar y a desempeñar cargos públicos en casi todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, la proporción de candidatas a cargos públicos es realmente muy baja. La mujer ha demostrado una considerable capacidad de liderazgo en organizaciones comunitarias y no oficiales, así como en cargos públicos. Sin embargo, los estereotipos sociales negativos en cuanto a las funciones de la mujer y el hombre, incluidos los estereotipos fomentados por los medios de difusión, refuerzan la tendencia a que las decisiones políticas sigan siendo predominantemente una función de los hombres. Asimismo, la escasa representación de la mujer en puestos directivos en el campo de las artes, la cultura, los deportes, los medios de comunicación, la educación, la religión y el derecho ha impedido que la mujer pueda ejercer suficiente influencia en muchas instituciones claves. Esta proporción tan baja de mujeres entre los encargados de adoptar decisiones económicas y políticas a los ámbitos local, nacional, regional e internacional obedece a la existencia de barreras tanto estructurales como ideológicas que deben superarse mediante la adopción de medidas positivas así lo ha determinado la Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, 1995, cap. IV, sección G.

Para el asunto que nos ocupa, nos resulta útil recordar las dos formas de la educación: La formal es la institución de la escuela cuyo objetivo se puede entender como "el proceso de adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes con un fin ético. Así la educación necesariamente nos convierte en mejores personas, a diferencia de la instrucción, la socialización, la masificación, el lavado de cerebro y otros procesos afines que no necesariamente tienen un fin ético. La educación no-formal se comprende como la socialización y se define como "todas y cada una de las instancias a través de las cuales un sujeto humano integra e incorpora las consignas y determinaciones de la estructura social en la que interactúa. Dentro de estas instancias se encuentran la familia, la escuela, la religión, los medios masivos de comunicación, entre otras. Éstas tienen una importante contribución a la hora de conformar, trasmitir, mantener y perpetuar valores, creencias y actitudes que influyen en cierto modo determinan el modo de pensar y comportarse de la gente. Los antropólogos hablan de la inculturación como la internalización de la manera de percibir y vivir una determinada sociedad. Eso quiere decir que la persona, como "nativa" de una sociedad, la vive como natural. Como Dorotea, en El mago de Oz, trae los lentes para ver a la sociedad de cierta manera. Los maestros y las maestras, los padres y las madres, son nativos y nativas de una sociedad y traen puestos los lentes de género. En la familia se dan las primeras interacciones de lo que significa ser hombre y ser mujer desde el nacimiento y en las experiencias cotidianas en las que los niños y las niñas viven y experimentan los comportamientos, los derechos, el lenguaje, la expresión verbal y no verbal... que les ayudan a tener su identidad de género, es decir, el reconocimiento de sí y de las otras personas

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