ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

TURISMO RELIGIOSO EN COLOMBIA


Enviado por   •  18 de Abril de 2015  •  1.811 Palabras (8 Páginas)  •  223 Visitas

Página 1 de 8

1. HISTORIA DEL TURISMO RELIGIOSO EN COLOMBIA

La historia de Colombia está asociada a una intensa y ferviente vocación religiosa, con profundas raíces católicas, resultado del proceso de evangelización y catequización que se llevó a cabo durante la conquista.

Las tradiciones y monumentos de la fe católica que se profesa en Colombia desde hace varios siglos, son considerados hoy en día como atractivos turísticos de gran valor para quienes buscan elevar sus niveles de espiritualidad y aprender sobre la cultura local.

Cada vez más viajeros optan por destinos asociados a sus intereses. De acuerdo con un estudio sobre turismo religioso elaborado en 2009 por la Secretaría de Desarrollo Turístico de Guanajuato (México), el deseo de acercarse a la religión, recorriendo sus lugares más representativos, hace parte de esta tendencia.

“Colombia tiene un gran potencial en este segmento a razón del sinnúmero de experiencias únicas a las que pueden acceder quienes practican la fe católica. Sólo en nuestro país es posible rendir culto a la Virgen en un templo construido hace un siglo en medio de un abismo o pagar una promesa, al ascender caminando por un cerro ubicado a más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar”, asegura María Claudia Lacouture, presidenta de Proexport.

La canonización de la Madre Laura (1874-1949), anunciada por el Vaticano el pasado 11 de febrero y que tuvo lugar en Roma el 12 de mayo, ha despertado el interés de los católicos en la fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, quienes ansían recorrer el lugar en donde nació y donde tuvo impacto su obra.

2. GUADALAJARA DE BUGA

ASPECTOS CULTURALES DE BUGA

Buga se destaca por la conservación de su arquitectura colonial y religiosa, fue declarada Monumento Nacional y es la ciudad más representativa del turismo religioso en Colombia, además, es el hogar de la Basílica del Señor de Milagros.

La fiesta principal del Señor de los Milagros tiene lugar todos los años el 14 de septiembre. A esta celebración asisten autoridades eclesiásticas de Colombia y otros países, así como múltiples grupos de oración.

Con una población de 115.949 habitantes, Guadalajara de Buga es uno de los principales sitios de visita del suroccidente colombiano por su agradable clima de 23 grados centígrados y su Basílica del Señor de los Milagros, un espectáculo arquitectónico y religioso. Es una de las pocas ciudades del mundo que cuenta con catedral y basílica.

Cada año Buga recibe cerca de 3 millones de turistas que visitan especialmente el Santuario del Señor de los Milagros.

El Ministerio de Comercio Exterior incluyó a Buga en la Red de Pueblos Patrimonio, una distinción que responde a décadas de atención nacional y mundial por la belleza del municipio, que fue fundado hace 453 años.

En 1959, el centro histórico de Buga fue declarado Monumento Nacional y en 1996, en virtud de la ley de turismo, ingresó al Circuito Metropolitano Turístico en el Valle.

En el centro se puede destacar la belleza arquitectónica de la Catedral de San Pedro, de la casona de la familia Salcedo Materón, de la sede de la Universidad del Valle, la Casa de la Cultura y la iglesia de Santo Domingo.

La ciudad, está ubicada a 73 kilómetros de Cali y a 119 kilómetros del puerto de Buenaventura.

SU PRINCIPAL ATRACTIVO

Santuario del Señor de los Milagros, que ofrece alojamiento en el hotel Casa del Peregrino y puede acoger hasta 270 personas en 71 habitaciones.

HISTORIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS DE BUGA “EL MILAGROSO”

Hacia los años 1550 - 1560, Buga era un pequeño caserío, en el Valle del Cauca, Colombia.

El río Guadalajara regaba el terreno en donde hoy se encuentra la Basílica del Señor de los Milagros, y al lado izquierdo del río vivía en un rancho de paja una anciana mujer india, cuyo oficio era lavar ropa, ella deseaba conseguir un crucifijo para su humilde choza. Le informaron que debía reunir 70 reales, moneda de la época, para encargarlo a Quito.

Ahorrando durante muchos meses, con su trabajo de lavandera, reunió el dinero. En esas se enteró de que a un vecino lo llevaban a la cárcel porque debía setenta reales a un usurero. Aquella buena mujer, para librar de la prisión al hombre, le cedió todo lo que tenía, sus setenta reales.

Un día que volvió a lavar ropa en las orillas del río Guadalajara, con el afán de volver a tener sus ahorros, observó cómo la corriente arrastraba un pequeño crucifijo; lo tomó entre sus manos y lo llevó a su choza, donde le improvisó un altar en una caja de madera. Una noche oyó ruidos extraños; la caja crujía y se rompía, porque el crucifijo estaba creciendo.

La mujer llevó el crucifijo al párroco del pueblo y contó todo lo sucedido. Su relato fue creído, pues un crucifijo de esas dimensiones y figura no podía conseguirse en ninguna parte de la región. La gente empezó a venerar la imagen, y la choza de la Indígena se volvió un santuario

Pero con el tiempo, la imagen se deterioró porque los devotos, en su devoción indiscreta, le colocaban muy cerca velas y le arrancaban astillitas a la cruz. Por eso, cuando un visitador eclesiástico la vio tan deteriorada, mandó quemar la imagen porque, según su juicio, ya no inspiraba devoción. Esto fue en 1605. Pero la imagen se preservó milagrosamente; en vez de quemarse, sudaba y se renovaba. La gente comenzó a empapar algodones en el sudor. Ese día hubo

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.8 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com