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Tendencias A De Las Cienxiaa Sociales

sariely7411 de Febrero de 2015

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oducción

En el presente, se presentan las Tendencias históricas del proceso de enseñanza-aprendizaje de las Ciencias Sociales y sus métodos, la caracterización gnoseológica del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, la caracterización psicológica, pedagógica y didáctica de los métodos de enseñanza de las Ciencias Sociales y finalmente, el diagnóstico sobre la situación actual del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales en el Instituto Cultural Gastronómico de Puebla.

Tendencias históricas del proceso de enseñanza de las ciencias sociales

Para poder determinar las etapas históricas del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales se han analizado los siguientes indicadores:-Modificaciones en los programas;-Papel del maestro;-Papel del alumno;-Cambios en los métodos de enseñanza;-Habilidades del alumno;Durante la investigación del problema científico, y el tratamiento de la información de las fuentes documentales durante la misma, se determinaron tres etapas en el proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, las cuales son:Etapa I: Tradicionalista (1853-1940).Etapa II: Conductista (1940-1988).Etapa III: Constructivista (1988-actualidad)A continuación se explica cada una de ellas:1.- Etapa I: Tradicionalista (1940-1976).A partir de la segunda mitad del Siglo XIX, con todo lo acontecido en Europa con antelación, (después de comenzada la Revolución Industrial en Inglaterra), se reflejó en México la observación el proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, tras una corriente de pensamiento que consideraba la educación como el camino más adecuado para el progreso de la sociedad. En la metodología de trabajo prevaleciente en esos tiempos sobre la enseñanza de las Ciencias Sociales se encontraba el embrión de lo que posteriormente se constituirían como programas de enseñanza basados en problemas sociales resueltos sin analizar, siendo muy difícil desprenderse del culturalismo que se encontraba instalado desde siglos anteriores corriéndose el peligro de reducir la enseñanza de las Ciencias Sociales a un mero "bronceado cultural".El papel del maestro en esta etapa comienza poco a poco a tomar relevancia, ellos son el centro del proceso de adquisición del conocimiento, y éste sólo se trataba de forma esencial a través de sus palabras. Era el docente un informador, cuyo conocimiento en la esfera social era irrefutable, convirtiendo al alumno en un receptor, a pesar de que se busca a partir de esos momentos establecerle una orientación adecuada para reducir el margen de incertidumbre en su accionar con el contexto que lo rodea.El alumno no podía aprovechar el análisis de la realidad que hace cada una de las ciencias que componen al rubro social para facilitar el aprendizaje de los conceptos científicos que explican la actuación de las sociedades y su relación con el medio natural, tanto en el presente como en el pasado, pues era solamente la parte receptiva del proceso; además la situación que se presentó para el alumno fue por demás una tarea difícil dentro de su medio dado el contexto histórico conflictivo que habían atravesado el país. Existía entonces un "culturalismo" muy marcado que no permitió cambios importantes en los métodos de enseñanza en la materia de Ciencias Sociales, ya que a través de la una manifiesta mecanización del proceso enseñanza aprendizaje, no le era permitido al alumno realizar el análisis, la comprensión, ni la interpretación de los diversos acontecimientos, hechos y fenómenos sociales, pues en la balanza educativa tenía mayor peso el factor cultural, que se constituyó como un limitador del conocimiento.Las habilidades que desarrolla el alumno dentro de la asignatura no se encontraban más allá de obtener la información, a partir de la memorización, de la repetición del contenido en la clase. En esencia era un sujeto pasivo, que se limitaba a escuchar los numerosos conocimientos "aportados" por su maestro y al cual no le era permitido emitir opiniones y juicios personales.2.- Etapa II: Conductista (1976-1988)A partir del lapso que comienza en 1976, en México, el aumento en el nivel educacional y cultural suscita una opinión pública que demanda mayor democracia política por los cambios que se estaban viviendo no sólo en el país, sino en todo el mundo pues estaban gestándose fenómenos sociales importantes que habrían de marcar el rumbo a seguir en ese momento, y la enseñanza de las Ciencias Sociales debía seguir un camino en correspondencia con ello.La enseñanza de las Ciencias Sociales comienza a formar parte como tal, desde este momento, de los programas académicos de los distintos niveles de enseñanza en todas las instituciones educativas del país, fueran públicas o privadas.Los programas cambiaron el concepto de "socialismo científico" que hasta entonces existía, por el de "socialismo revolucionario mexicano". El resultado dentro de la enseñanza de las ciencias Sociales, fue que el significado de educación pasó de ser un instrumento de lucha entre las clases para la transformación radical de la sociedad mexicana, a ser un estandarte que debería fomentar la confraternidad, la unidad interclase y el nacionalismo.Dentro de toda esta vorágine de sucesos político-sociales que repercutían directamente en el plano magisterial, los maestros jugaron un papel que se enfocaba cada vez más a ser parte activa de los movimientos sociales y grupos de presión que defendían diversas posturas ideológicas. Ellos involucraron en la defensa de sus ideologías tanto a la historia como a las ciencias sociales tomándolas de referencia -y a la vez justificación- de las distintas manifestaciones que se llevaron a cabo.Para entonces, el papel del maestro -principalmente de nivel universitario- no corresponde a la figura pasiva que se identifica dentro de un aula de clases hablando sólo de conceptos y de hechos sociales que existían sin tomar partido, pues la figura magisterial se empieza a relacionar directamente con un modelo de activista que invita a los jóvenes alumnos a formar parte de los movimientos sociales.La actitud del alumno respondió a este llamado y a partir del año de 1968 comenzaron a presentarse en el país varias manifestaciones de protesta y reclamos calificados por ellos mismos como sociales, a favor de diversas causas. El más relevante de ellos culminó con la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, terminando bruscamente con el sueño estudiantil de participación social activa.A partir de este momento el sistema educativo mexicano sufre completamente una transformación necesaria, pues llegan los primeros cambios trascendentes en los métodos de enseñanza principalmente en el área de Ciencias Sociales, dados porque en los momentos de mayor conflicto histórico donde se implicaba tanto a maestros como a los alumnos, se habían suscitado como consecuencia inmediata del reclamo por el cambio social.Como resultado de todos los acontecimientos suscitados en estos años, el alumno vuelve a ser ubicado en un plano donde el desarrollo de habilidades es muy pobre a la hora de interpretar los fenómenos sociales que lo rodean. Si bien por un lado a través de los programas de estudio de los distintos niveles educativos tienen contacto con información y conceptos del ámbito social, éstos son vistos como enfoques ajenos a su realidad.En esencia en estos procesos el pragmatismo positivista y el enfoque de estímulo respuesta se hacen presentes en el proceso enseñanza aprendizaje de las Ciencias Sociales.3.- Etapa III: Constructivista (1988-Actualidad).Desde el año de 1988 se presenta una reforma Constitucional en México, de los artículos 3º y 31º , a fin de incorporar la obligatoriedad del estudio hasta el nivel secundaria. Este fue el comienzo de un grupo de reformas que el gobierno de ese tiempo aplicó en materia educativa en el país.Aún cuando los programas de estudio de las Ciencias Sociales, seguían siendo básicamente iguales que la de décadas anteriores, es a partir de estos momentos cuando para la elaboración de los programas del siguiente ciclo escolar se implanta la transición política del régimen gubernamental, y la necesidad de impulsar enseñanzas básicas sobre valores pluralistas, que hasta entonces no se habían observado.Estos programas con su respectivo orden metodológico, son un buen exponente de la conservadora inercia que todavía dominaba las propuestas para la enseñanza de las Ciencias Sociales en los años 80´s, y sobre todo de una contradicción aún no superada: pretender activar los procesos de enseñanza-aprendizaje sin llevar a cabo una dramática reducción de los enciclopédicos programas de estudio que hagan lo posible por vincular la teoría con la práctica, y no quedar sólo en el plano de la retórica académica.En las aulas, los maestros volvían a poner énfasis en las teorías postuladas por Marx, Engels, Durkheim, Comte, pues ellos "predecían" el colapso de la sociedad. El papel del maestro era mostrar a los alumnos que la visión idílica de la sociedad se resquebrajó con el tiempo de forma brutal al ritmo de sendas guerras Mundiales, que redujeron la cuna de la civilización a ruinas; que el proyecto de modernización basado en la razón, mostraba grietas y había colapsado al mismo tiempo que millones de judíos eran sometidos a un cruel holocausto.Es a partir de 1997, cuando los maestros tienden a una enseñanza más articulada de las Ciencias Sociales, en torno al estudio de problemas actuales y relevantes. Se trataba de crear de forma coherente el marco teórico general y su concreción final en materiales didácticos utilizables por los profesores en la enseñanza.Por su parte el alumno va tomando en cuenta las diversas estructuras que conforman la realidad social a partir de conceptos

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