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Teoria Del Conocimiento Juridico

marcozv8 de Junio de 2012

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LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA

EN EL PENSAMIENTO Y LA ACCION POLITICA DEL

LIBERTADOR SIMON BOLIVAR.

Reinaldo Rojas*

UPEL-Venezuela

eneal@cantv.net

Introducción.

En esta era de transnacionalización financiera, integración de mercados y

globalización del comercio mundial, proceso que algunos presentan como sinónimo de

universalización,1 la conformación de grandes bloques geopolíticos junto a la urgencia de

construir mecanismos de gobernabilidad mundial, más allá del imperialismo y sus

conflictos de hegemonía,2 esta a la orden del día.

En medio de esta geopolítica del caos a que ha llegado la Humanidad después de la

caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría en 1989, al contrario de lo que se

pensaba, “La Terre est désormais pour une nouvelle ère de conquête, comme au XVe

siècle”.3 En este carril de la mundialización económica capitalista los proyectos de

integración de mercados, muchos de los cuales conspiran contra la soberanía nacional,

forman parte de la agenda de globalización que impulsan los gobiernos neoliberales de los

estados más desarrollados del planeta en defensa de los intereses de las grandes

corporaciones multinacionales que se han transformado en los nuevos “maîtres du monde”

El tema de la integración, sea ésta política, económica o cultural tiene, pues, una gran

actualidad. El problema es, de cuál integración se trata y con qué fines se propone.

1.- Los proyectos de integración en el continente americano.

En nuestro continente el tema de la integración aparece tempranamente.

Prácticamente acompaña la fundación de nuestras repúblicas independientes, proceso que

se desarrolla entre fines del siglo XVIII y segunda década del siglo XIX, tanto en las trece

colonias anglosajonas del norte de América como en la extensa área correspondiente al

imperio español, localizada en el norte, centro y sur del continente. En el primero de los

casos, tenemos la proclama del Presidente de los Estados Unidos, James Monroe, de

* Profesor Titular de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Doctor en Historia. Premio

Nacional de Historia (1992), Premio Continental de Historia Colonial de América “Silvio Zavala”, México,

IPGH (1995) y Premio a la Labor Investigativa UPEL 2004. Miembro del Programa de Promoción del

Investigador (PPI) Nivel IV.

1 Cf. Rojas, Reinaldo. “Historia universal y globalización: ¿Caras de una misma moneda”. En: Temas de

Historia Social de la Educación y la Pedagogía. 2001. pp. 161-189.

2 La contradicción imperialismo-imperio v.s gobierno mundial ha tomado cuerpo en el debate político más

actualizado a raíz de conflictos como los de Kosovo, Afganistán e Irak. El tema es tratado, por ejemplo, en el

dossier de la revista española Vanguardia N° 3 de octubre-diciembre de 2002. El debate es planteado, entre

otros, por autores como Michael Hardt y Antonio Negri en la obra Empire (Harvard University Press, 2000)

3 Ramonet, Ignacio. Géopolitique du chaos. 1997. p. 11.

2

1823, en el que señala al continente americano como territorio no sujeto a “futura

colonización por ninguna de las potencias europeas”4 lo cual se tradujo con el tiempo en

el principio geopolítico estadounidense de “América para los americanos”, origen del

panamericanismo.5 En el segundo caso, encontramos el proyecto de anfictionía

hispanoamericana presentada por el Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Panamá

de 1826, donde la América meridional se visualiza como un factor de equilibrio

geopolítico universal.

Es decir, del lado de los Estados Unidos el despliegue de una política imperial que

se materializa en el siglo XX con la creación en 1947 del Tratado Interamericano de

Asistencia Recíproca (TIAR) y en 1948 de la Organización de Estados Americanos

(OEA),6 organismos a los que se le han agregado en 2000 el Plan Colombia7 y la puesta

en funcionamiento del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)8 a partir de enero

de 2005. Y del lado hoy latinoamericano y caribeño, un proyecto inconcluso de integración

de naciones antes colonias españolas, unidas fundamentalmente para consolidar su

independencia y para aportar un factor de paz y de equilibrio en el concierto de las

naciones del mundo, tal como lo señalara el propio Libertador en la convocatoria que

hiciera a los gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala, desde

Lima, el 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la Batalla de Ayacucho, proyectos de

integración que no han superado la dimensión económica,9 con la singular excepción del

Convenio Andrés Bello, en los campos de la ciencia, la cultura y la educación.

Es, en ese contexto de crisis imperial y de génesis del nacionalismo moderno, que se

forma el pensamiento integracionista bolivariano y se transforma en acción política de

gobierno entre 1822 y 1826, materializándose en acuerdos bilaterales, aunque no logra

consolidarse en una institución de unidad hispanoamericana debido a las condiciones

4 “La Doctrina Monroe”. En: Leu, Hans-Horachim y Freddy Vivas.(Comp.) Las Relaciones

Interamericanas. Una antología de documentos. 1975. p. 23.

5 La Primera Conferencia Panamericana se celebró en Washington en 1889. Sobre el desarrollo de este

congreso y su proyección histórica el patriota cubano José Martí dejó un importante testimonio en carta que

desde Nueva York dirige al diario argentino La Nación y en cuyo texto, con voz premonitoria, señala:

“Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más

vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos

de productos invendibles, y determinados a extender su dominio en América, hacen a las naciones

americanas de menor poder, ligadas por el comercio libre y justo con los pueblos europeos, para ajustar una

liga contra Europa y cerrar tratos con el resto del mundo.”(En: Antología Mínima. 1972. Tomo I. p. 271 y

272.) Para Martí, la celebración de este congreso fue una clarinada de los propósitos expansionistas de los

Estados Unidos sobre nuestra América Latina, arropada en una “unidad panamericana” frente a la cual el

prócer cubano llamó a declarar una segunda independencia.

6 Sobre el sistema panamericano y la creación de la OEA pude consultarse: D’Estefano, Miguel A. Esquemas

del Derecho Internacional Público. 1977. Tomo I. p. 589 y ss.

7 “Plan Colombia. Plan for peace, prosperity and the strengtening of the state”. En: Desde Abajo. Suplemento

Especial. Bogotá: Noviembre de 1999.

8 Cf. Comité Colombiano de Lucha contra el ALCA. Alternativas y acciones en la lucha contra el ALCA.

Bogotá: Memorias de Seminario. 2003.

9 Los organismos de integración latinoamericana son los siguientes: La Asociación Latinoamericana de Libre

Comercio (ALALC) creada en 1960, el Pacto Subregional Andino, 1969, el Mercado Común

Centroamericano, 1960, la Asociación de Libre Comercio del Caribe, 1968, y el más reciente, el Mercado

Común Suramericano (MERCOSUR), 1991.

3

históricas de división y pugnacidad interna que dominaba entonces en nuestros países,

dejando con ello el campo libre al proyecto imperial de los Estrados Unidos, cuya primera

fase de expansión territorial se ejerce por medio de la llamada “conquista del oeste” contra

España, primeramente, y luego contra México quien sufre una voraz ocupación de su

territorio entre 1836 y 1848 que terminó con la perdida de más de 2 millones de Km² de su

territorio,10 expansionismo que se continúa contra Centroamérica y el Caribe a lo largo del

siglo XIX11 y cuyo punto culminante será la intervención del gobierno de Estados Unidos

en la guerra de independencia de Cuba y Puerto Rico contra España entre 1895 y 1899 que

permite anexionarse a Puerto Rico, hasta la fecha como “Estado Libre Asociado” y a

Cuba, la cual será controlada como república mediatizada, entre 1899 y 1959.12

Una política de integración, de unificación, puede en consecuencia responder a

diferentes intereses, tal como se puede apreciar al revisar las relaciones interamericanas en

los siglos XIX y XX. Ahora, es evidente que el carácter imperialista que ha asumido con el

tiempo la geopolítica estadounidense en el continente, es radicalmente distinta al tema que

sobre de la Unidad Latinoamericana aporta el pensamiento y acción política de Simón

Bolívar. Revisemos aunque sea brevemente el contexto histórico en el que se constituye

este pensamiento y los fundamentos doctrinarios que lo caracterizan.

2.- América y el Imperio español en la primera década del siglo XIX.

La idea de una unidad hispanoamericana que encontramos presente en líderes de

nuestra emancipación como Simón Bolívar responde, a nuestro juicio, a la intención de dar

una especie de solución de continuidad a la unidad política y cultural impuesta por España

en nuestros países a lo largo de tres siglos de dominación

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