Teoría, técnica Y Práctica

“Teoría, técnica, práctica", en El estado oculto de la salud, de Hans-George Gadamer, es un texto en el que se evidencia el problema de definir cómo interactúan entre si la teoría, la técnica y la práctica a la hora de adquirir el conocimiento que tenemos del hombre. El autor inicia mencionando que todo conocimiento comienza con la experiencia, donde además se incluye el conocimiento que tenemos del hombre, que por una parte es el resultado de la ciencia que son los conocimientos científicos y por otra de la práctica que es fruto de la experiencia.

La experiencia que el hombre va adquiriendo de sí mismo y de su prójimo no solo proviene del ámbito profesional sino también de las experiencias cotidianas, es decir, de su existencia privada y personal, lo cual le permite adquirir grandes conocimientos con base a su entorno social. Dicho conocimiento es subjetivo (incontrolable e inestable), pero a su vez es un conocimiento que no puede ser ignorado por la ciencia. Todo este conocimiento trae con sigo la peculiar característica de que solo puede ser considerado como experiencia en la medida en que se integra en la conciencia practica de quien lo concibe.

Por otro lado, la experiencia científica no está sujeta a situaciones practicas, más bien, está ligada a métodos científicos y que a su vez puede aplicarse en cualquier contexto de acción, lo que conlleva a que esta experiencia científica pueda ser comprobada y alcanzada por cualquiera. Esta se basa en un procedimiento metódico constituyéndose en la única experiencia segura del único saber capaz de legitimar cualquier experiencia.

El autor también trata de la ciencia empírica, diciendo que se le denomina ciencia empírica, no solo a la ciencia que está basada en la experiencia, sino también a la basada en sus propios métodos. Todo conocimiento empírico se debe a la experiencia científica, de modo que nada que sea experimentable puede quedar fuera del campo de competencia de la ciencia.

El desarrollo y progreso de la ciencia se fomenta en su permanente auto corrección, de igual forma, una práctica basada en la ciencia espera que esta responda a todas las expectativas puestas en ella, ocasionando un progreso continuo gracias a la autocorrección que se presenta en esta.

La ciencia provee los parámetros de lo que se debe hacer, sin embargo, la experiencia brinda criterios para poder elegir y decidir lo que se realizará en la práctica, guardando así siempre una relación con el “ser” del hombre. Es por todo esto que se ha venido presentando una oposición entre la ciencia y la práctica, ya que, la ciencia posee un carácter inconcluso o inacabado, mientras que la práctica exige decisiones en el instante.

La práctica requiere conocimientos, por lo que se ve obligada a tratar el conocimiento disponible como algo concluido y cierto.

En la ciencia el conocimiento no es cerrado por lo cual no puede ser llamado doctrina, ya que esta solo consiste en un estado momentáneo de la investigación.

Anteriormente la ciencia era considerada como un summun del saber, que era el que gobernaba la práctica, pero era entendida como theoria, ya que era un saber que se buscaba por sí mismo y no por su aprovechamiento práctico.

La ciencia moderna tiene como fundamento la experiencia, puesto que a partir de la postulación de la idea de un método único de conocimiento, el ideal de certeza se convierte en la medida de todo conocimiento. Solo tiene valor de experiencia todo aquello que pueda someterse a un control.

Ésta facilita un conocimiento encaminado hacia el poder-hacer, es decir el aplicar una técnica y no una práctica, ya que, la práctica no constituye un conocimiento obtenido a través de una suma de experiencias como resultado de las acciones ejercidas sobre situaciones y circunstancias de la vida. Su método exige en todos los terrenos, una abstracción que aísle las diferentes relaciones causales. Debe ser la ciencia quien emprenda una especie de tarea de desmitificación de sí misma y debe hacerlo con sus propios medios: la información crítica y la disciplina metódica. Sin embargo, en el interior de la ciencia existe una amenaza de autodestrucción, lo cual es resultado del perfeccionamiento de la investigación moderna.

Basándose en el estado de la civilización técnica actual, la ciencia hoy en día se considera autorizada

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