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Tu Hijo, Tu Espejo


Enviado por   •  3 de Julio de 2015  •  2.105 Palabras (9 Páginas)  •  323 Visitas

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TU HIJO, TU ESPEJO

Un Libro Para Padres Valientes.

Autor: MARTHA ALICIA CHÁVEZ.

Editorial: Grijalbo.

Año de Edición: 2007

Wendy E. Solís Davila

Mientras más sana es una persona, menos utiliza los mecanismos de defensa, y cuando lo hace, casi siempre es consciente de ello.

La proyección es el proceso de atribuir a otros lo que pertenece a uno mismo, de tal forma que aquello que percibimos en los demás es en realidad una proyección de algo que nos pertenece. No existe ninguna relación donde la proyección no ocurra. Mientras vivamos en un cuerpo físico estaremos proyectando.

Sin embargo, este mecanismo de defensa no está mal en sí mismo, y si existe, es por algo, ya que puede ser un eficaz medio de autoconocimiento, pues los demás funcionan

Como espejos de cuerpo entero que nos permite ver nuestros rasgos funcionales y

Disfuncionales, algo que sería muy difícil de identificar de otro modo.

La proyección no aparece únicamente en un sentido negativo, es decir, no solo proyectamos en los otros nuestros conflictos de personalidad, sino también nuestras

Áreas de luz, de manera que todo eso que te gusta de la otra persona es también una

Proyección de los aspectos bellos y sanos de ti mismo.

Es difícil aceptar que tenemos un problema, que no sabemos cómo resolverlo y que tal vez estemos equivocándonos. Esto es porque todos nosotros crecimos dentro de sistemas familiares, escolares, y sociales en los que aprendimos que cometer un errores vergonzoso, así como no saber qué hacer, lo vemos como signo de ignorancia, debilidad y preferimos ocultarlo para no sentirnos tontos, débiles o ignorantes. Estos sentimientos negativos que todos tenemos, en mayor o menor medida, son tan mal vistos socialmentnte, que aprendemos a reprimirlos, negarlos o distorsionarlos para ser aceptados por quienes nos rodean.

Otras razones importantes para mantener la negación son el miedo o la comodidad, ya que si reconoces que hay un problema, te ves obligado a actuar. Y preferimos no ver el problema esperando que desaparezca o que otros lo terminen solucionando.

Con frecuencia los padres creemos que somos demasiado viejos para intentar a

Algo, o que no es correcto gastar tanto dinero en nosotros mismos; entonces sin ser conscientes de que esa es la razón, mostramos un fuerte interés para que nuestros hijos

Hagan o aprendan ciertas cosas. Así simbólicamente, llenamos a través de ellos ese vacío en nuestras vidas

La insatisfacción con la propia vida, la represión y la frustración de los más profundos deseos y aspiraciones son algunos de los más importantes factores que conducen a la

Infelicidad y a la enfermedad emocional.

No hay carreras de éxito, hay personas exitosas

La verdad nos hará libres; y reconocerla no significa que haya que gritarla a los cuatros vientos para que el mundo se entere; reconocerla significa que la expresas para ti mismo,

Es un auto confesión y sólo si lo deseas, lo puedes compartir con otro ser humano.

Vale la pena mencionar que “el hijo patito feo” sufre, siente el rechazo y puede llegar a convencerse de que efectivamente algo está equivocado en él. A veces ese dolor lo lleva a volverse rebelde y resentido, o a desarrollar algún síntoma, hasta que, como el patito del cuento, encuentre quiénes lo amen y aprecien tal como es, porque aprecian su valor y su belleza, si es que tiene la suerte de encontrarse con personas que son capaces de ver más allá. Por desgracia, no todos los patitos feos tienen esa suerte.

El corazón humano no puede albergar sentimientos tan opuestos como e

l rencor y el amor, o como el resentimiento y la paz, ya que es necesario

Desocuparnos de uno para dar paso a otro.

Cuando un padre insiste con el hijo a tal punto que parece obsesionado por cambiarlo para que haga eso que debe hacer, no hay duda de que hay algo más, algo que el padre

Está proyectando sobre el hijo de manera inconsciente.

En la relación padres-hijos esto es común: intentamos cambiar en nuestro hijo

Lo que no podemos cambiar en nosotros mismos o en otras personas significativas para nosotros.

Los hijos aprenden los valores de lo que los padres somos y hacemos, no de lo que decimos.

El nombre tiene poder y puede convertirse en un decreto que despersonaliza a quien lo lleva y lo obliga, ahí en las profundidades de su inconsciente, a convertirse en una

Extensión de aquel antecesor de quien lo heredó, limitando la propia individualidad.

En las culturas en las que los nombres se eligen cuidadosamente según sus significados mágicos o propicios, conocer el nombre de una persona equivale a conocer el camino vital y las cualidades espirituales de dicha persona. Pronunciar el nombre de una persona es formular un deseo o una bendición acerca de él.

Es una buena idea no poner apodos y mejor aún, llamar a la persona de la manera que a ella le gusta.

Sin lugar a dudas, un padre que desde muy joven tuvo fuertes responsabilidades para ayudar a sostener a su familia o desempeñó la función de padre o madre de sus hermanos, o incluso con sus propios padres, por lo general tenderá a sentirse corroído por la envidia hacia el hijo o hija que tiene una vida más fácil y ligera.

La forma en que los padres manifestamos la envidia hacia un hijo consiste por lo general en criticarlo y desaprobarlo justamente en eso, por lo cual lo envidiamos, a veces con una gran carga emocional de enojo o burla.

Todo aquello que ves en tu hijo o en otro y te molesta, criticas o te aferras en cambiar se debe a algunas de estas razones:

1.- el otro tiene algo que tú tienes y como lo desapruebas en ti, lo proyectas

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