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UNA TRAVESIA DE NUESTRA REALIDADES REGIONALES


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2017  •  Trabajos  •  9.572 Palabras (39 Páginas)  •  234 Visitas

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Preámbulo:

UNA TRAVESIA DE NUESTRA REALIDADES REGIONALES

BREVE RECORRIDO

Como señalaría Hubert Herring, (1961) la denominación de América Latina debe ser “Indo-afro-ibero-américa” siendo larga, encierra en realidad el conjunto de  lazos de sangre que conforman nuestros pueblos en el continente. Tal descripción, nos permite entender como los “trazos” de esta pintura cultural marca en nosotros un solo pueblo, un solo sentimiento. Así, nos ha marcado la historia que coloca en nosotros el “ritmo” de nuestras acciones y formas de comportamiento.

Si buscar debates que no vienen al caso en esta obra, pudiésemos asumir que nuestra región es una mezcla de una realidad ontológica, (la naturaleza del ser, la existencia y la realidad, tratando de determinar las categorías fundamentales y las relaciones del "ser en cuanto ser") y también como sugiere Walter D. Mginolo una invención geopolítica, gracias a sus antecedentes histórico políticos. Esto nos permite dar una mirada a tan complejo mapa existencial, pero, la facilidad que nos permites también entender las fortalezas, nacidas o no de las desventajas de la “nuevas tierras” de Cristóbal Colon.

Es entonces que las miradas poseen sus claros oscuros cuando se habla del devenir de la América y generalmente en una forma cíclica, se repiten los eventos casi iguales, pero con diferentes rostros. Los errores, de la misma forma sin entender que los causa o como romper con nuevos paradigmas los nuevos derroteros que irrumpan y liberen la sentencia histórica de derrotas y un compendio de vidas inútiles y poco dignas de nuestros habitantes.

Siendo realmente un crítico de la “teoría de la dependencia” de Eduardo Galeano, logro fijar en puntos específicos, lo que nos permite establecer parte de nuestro nuevo discurso del Estado Psicosocial latinoamericano; que por cierto, no parte hacia donde recaen todos los males de la región en los otros, (Imperios, de USA, Europa, etc.) sino, en las grandes oportunidades que tenemos en esta fecha inédita del desarrollo de las ciencias de la conducta humana, ciencias sociales y ciencia política. “Cosmos” que nos ofrece a donde asirnos, para el cambio conveniente en los destinos de nuestros pueblos.

Sin coincidir completamente con los señalamientos de Volpi, en referencia al “vigorosos panfleto” que podría representar “Las venas abiertas de América Latina” de Galeano. El panorama de los absolutos de este, en cuanto a gobernantes siempre corruptos, empresarios rapaces y los pobres siempre victimas; a efectos de nuestra iniciativa posee un valor relativo en cuantos a las oportunidades que pudiésemos tener, si cada ciudadano, sus familias y las comunidades logran entender que las vías expeditas inician en nuestros propios compromisos de cambio.

Por otra parte alejados de las replicas viscerales de tantos escritores latinoamericanos y no sabemos sí estudiosos del fenómeno psicosocial. Logramos sopesar en tantas obras, un acento profundo en las perspectivas ideológica, sea de derecha o de izquierda que causan tanto mal en función de la necesidad de superación, no solo de los problemas ecológicos, sociales y económicos de la región, sino, también en lograr ver una oportunidad en los nuevos derroteros que nacen de nuestros pueblos.

Esto denota, que las democracias latinoamericanas, por así llamarlas, del siglo XXI acarrean un sinfín de lastres” (Volpi, 2009). Sin atreverse realmente a un “careo sano”  e histórico con sentido de pertinencia con las nuevas posturas, la falta de voluntad de los estamentos políticos de ambas ideologías presentes, no logran vencer no solo los problemas que heredamos por el mismo estilo de gobiernos, sino que seguimos andando en los mismos rumbos que siempre hemos transitado.

Las reformas se convierten en letra muerta y los compromisos con el pasado logran atar las más mínimas oportunidades de lograr una vida digna en nuestros pueblos. Estableciendo que la “lucha por el Alma de nuestros pueblos” no se ubican en tan pedregosos extremos. Lo que nos denota la posibilidad de establecer en nuevos criterios la conducción de nuestra gente y su necesaria relación de amistad real y justa con el “Estado” que dirigen la vida en sociedad de nuestra gente latinoamericana.

Es así, que vamos construyendo un norte claro de hacia dónde deberemos poner nuestros esfuerzo a pesar de la resistencia “cómoda” de nuestros estamentos políticos, los que ya hoy por hoy, la historia nos obliga no a realizarles una evaluación en su salud, sino, en la necesidad de una autopsia histórica de incompetencias, negligencias y muy inadecuados hábitos de vida y praxis política.

Una integración necesaria en “Estados” latinoamericanos, cónsonos con los ciudadanos, las familias y los pueblos. Políticas que sumen los esfuerzos de cada país, respetando sus estilos, cultura y costumbre; pero con el mismo espíritu de colaboración, de soporte, de acompañamiento y facilitación de procesos, recursos y acciones cónsonas con una vida digna.

Nuestro continente aquejado con el “síndrome de Estocolmo” no nos resistimos, es más, nos resignamos a tolerar los desmanes  de nuestro captores. La violencia del estado, el excesivo control e intervencionismo en nuestros desarrollos, el fraude electoral, la impunidad, la desigualdad del reparto de beneficios, beneficiando a tan pocos, el uso del miedo manipulado vilmente y las diferencias sociales, suma a la frustradas e inconcebibles expectativas culturales del mundo de hoy, grandes barreras que superar.

Nuestros captores que son visualizados por agentes externos, porque así les conviene, esto, en los casos de gobiernos de izquierda ofrecen la lucha por una esperanza que nunca llegara, sea el caso de Rusia, China y Cuba, por mencionar algunos. Denota la ignorancia con que somos tratados como ciudadanos de mundo globalizado de hoy. Los gobierno, vengan donde vengan terminan en un mismo festín por el desconocimiento de los rumbos que ya existen, lejanos al marasmo tradicional. Pactan con sus adversarios, manipulados por las circunstancias, se precipitan ante salidas sin moral y por último, se van en la misma corriente de quienes los antecedieron. Asombroso, pero es nuestra realidad.

Esto trae como lo señalaría Jorge Volpi, despojan  a los gobiernos y a los Estados de una “Aura Renovadora”. Sin presentar cambios reales, sino, el sombrío acoplamiento dé los nuevos políticos a la añeja plantilla del poder en la Región; confirmando la previsión de los escépticos que afirman que la democracia no garantiza el bienestar y la felicidad. Este ultimo señalamiento, que por cierto necesitamos resaltar y del cual pudiésemos afirmar que no estamos de acuerdo, es el centro de nuestro interés en fortalecer con la presencia de factores que nos permitan proveer en libertad y democracia de una vida digna a la gente de nuestros pueblos latinoamericanos.

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