Un libro para chicos
evetinTesis3 de Mayo de 2014
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Un libro para chicos
Ingredientes y cocción
Tómese un libro para chicos. Los hay pequeñísimos y gigantes. De muchas hojas y de muy poquitas. En colores y en blanco y negro. Duros y blandos.
Cualquiera sea, el que más le guste (¡o tome todos si su corazón de niño se lo manda!), y déjese guiar por su instinto infantil.
Hojéelo. Véalo. Léalo. Delo vuelta. Manoséelo.
Escóndase de la mirada del librero, bibliotecario, repositor de shopping o desconcertado/a marido/esposa, según dónde esté... y huélalo y lámalo, que los libros para chicos también tienen gustito... y permítase acariciar con los dedos esa princesa rubia que lo espía por el balcón de Palacio o ese príncipe azul que la enamora desde su corcel.
Después de haber desempolvado su niñez, refrescar y alertar su mirada, y transparentar su corazón.
Después. Recién después. Acuérdese de que es docente y que puede educar a partir de él.
Ahora ubíquese como docente al lado de su ser infante, vuelva a mirarlo y reconozca sus partes:
La tapa y la contratapa usted ya sabe cuáles son... ¿sabía que junto a sus respectivas retiraciones forman la cubierta? La retiración de tapa es la parte de atrás de la tapa, la retiración de contratapa la parte de adelante de la contratapa. Todo esto está unido por el lomo del libro, que puede ser amplio o simplemente una doblez con ganchitos.
La tapa contiene el título del libro y los autores: el escritor y el ilustrador, y la mayoría de las veces también figuran el logotipo y el nombre de la editorial, la empresa que se encarga de la publicación. Estos mismos datos figuran en el lomo, cuando el espacio lo permite.
La contratapa muchas veces contiene una sinopsis del texto del libro, o una invitación a la lectura, o los datos de los autores, o una imagen significativa que también opera como sinopsis de la ilustración... o a veces contiene todo junto... o a veces nada, ¡qué le vamos a hacer... todo es relativo!
Con la cubierta ya bien manoseada pasamos al interior, ¿no le vuelve a dar un placentero cosquilleo?: es el espíritu de los libros, esa parte fundamental que se lleva tan bien con usted porque se conocen desde que los embadurnaba con dulce de leche a la hora de la tomar la leche...
A veces, en ediciones lujosas y de tapas duras, hay una guarda: una página suelta pegada a las retiraciones y continuándose en lo que pasan a ser la primera y la última hoja del libro, que a veces son un papel distinto al resto del libro o a veces están impresas a la manera de un papel estampado. La guarda es distinta al resto del las páginas del libro porque no pertenece a ningún cuadernillo.
Por cuadernillo se agrupan las páginas interiores. Cada uno tiene 16 páginas (u 8 hojas si así lo prefiere). Mire el libro desde arriba y lo va a notar sobre todo si es un libro encuadernado mediante el sistema de cosido. Note que cada uno tiene, seguramente, 16 páginas.
Esto se debe a que el libro se imprime sobre un gran papel llamado pliego, en el que entran justamente 16 páginas del libro acomodadas como para que después se plieguen y formen un cuadernillo.
Por eso la cantidad de páginas de los libros generalmente es múltiplo de 16: un libro de 16 páginas estará formado por un solo cuadernillo, uno de 32 por dos cuadernillos, uno de 48 por tres cuadernillos, etc., etc.
Las páginas interiores pueden empezar por una página totalmente en blanco o directamente por la portadilla, donde figurarán casi siempre los mismos datos que en la tapa.
Atrás de la portadilla vendrá la página de créditos, donde figuran muchos datos también importantes, como el nombre del diseñador del libro (quien hizo el diseño gráfico), el armador (quien, según las órdenes del diseñador, compaginó los textos y las ilustraciones), dónde fue impreso, la dirección de la editorial, etc., etc.
No sé qué libro haya usted elegido para seguirme pero ¡no se ponga nervioso/a si faltan o sobran cosas de las que yo enumero!, todo lo dicho se cumple en la mayoría de los casos... Pero, a veces, antes hay páginas que se agregan con otros datos (título de colección, códigos especiales que el libro tenga, ¡qué se yo!) o ¡páginas que brillan por su ausencia! (puede encontrarse los créditos impresos en la retiración de tapa, por ejemplo, como un mecanismo de ahorrar papel en ediciones rústicas)... o sea, todo es posible.
Pasados los límites de la portadilla ¡empezará el cuento! Las páginas interiores contienen el texto y las ilustraciones... pero antes de hablar de esto termino con las partes del libro, así que ¡vaya a mirar el final! (el del libro me refiero... no el del cuento): en la última página está el colofón, donde constan los datos de la imprenta y su dirección, junto a la cantidad de ejemplares impresos.
(Haga click en la imagen para verla más grande y leer los epígrafes e indicaciones.)
Supongamos que usted es una maestra de Primer Ciclo, y si a esta altura está pensando en hacerles hacer un libro a sus alumnos, estará preguntándose qué hacer con la palabra "colofón" ante sus chicos; que con toda inocencia le replicarán que algunos tienen pero otros no, otros tienen termotanque... bueno, con la palabra "colofón" no haga nada, guárdela... pero si puede, invítelos a poner en la última página los datos de la señora que hizo las fotocopias de ese libro que armarán. Y cuántos ejemplares harán.
Pero me estoy adelantando. Antes de decirle que la señora de la fotocopiadora es al libro que usted puede hacerles hacer a sus alumnos, lo que el imprentero es al libro que estamos analizando juntos (o que la fotocopiadora es el equivalente a la imprenta). Antes, digo. Debería seguir contándole de los otros ingredientes y protagonistas que forman y hacen estos volúmenes.
Estábamos en los textos y las ilustraciones de las páginas interiores.
Los primeros los hace un escritor. Las segundas un ilustrador. A veces ambos roles son cumplidos por la misma persona.
Además de estos dos protagonistas, al libro lo hacen el editor y el diseñador gráfico.
El editor se ocupa de seguir de cerca toda la edición del libro, desde el principio. Muchas veces es él quien crea la colección o tiene una idea de hacer un libro de tal o cual tema o con tales o cuáles características, y se lo encarga a los autores. Cuando estos entregan sus creaciones (casi siempre se estipula un tiempo por contrato para entregar), lee y observa detenidamente los textos y las ilustraciones y determina si se ajustan a los parámetros de esa colección o a esa idea para la cual los encargó. A veces pide correcciones. A veces el editor, el escritor y el ilustrador se embarcan en largas discusiones antes de llegar a un acuerdo que satisfaga a todas las partes. A veces no llegan a ningún acuerdo y el libro queda en la nada, pero la mayoría de las veces, siendo todos profesionales como son, saben llegar sin altercados a buen puerto.
A veces también hay autores que son muy famosos y no tienen que someterse a la corrección de ninguna otra persona, porque se sabe que sus libros se venderán muy bien y deja de importar si están bien o mal hechos... Tampoco caigamos en la inocencia de creer que el mundo de los libros para chicos es un bucólico universo de colores y juegos. Que quede claro: es un mercado.
En otras oportunidades es el escritor o el ilustrador o ambos juntos quienes llevan un proyecto de libro al editor. Puede que sea una idea de libro único, es decir, fuera de toda colección. O puede que lleven una propuesta de libro para formar parte de una colección ya creada.
Cuando los textos y las ilustraciones ya están aprobados, el editor los entrega al diseñador gráfico. Éste se ocupa de ubicarlos de manera armónica y legible dentro de las páginas, de crear códigos que faciliten la comprensión y la lectura, de distribuir a lo largo del libro los textos y las ilustraciones.
Otras veces es el texto lo primero que se crea, el editor decide publicarlo y entonces primero llama al diseñador gráfico para que lo ordene a lo largo de la cantidad de páginas que va a tener el volumen, dejando espacios en blanco en donde piensa que pueden ir las ilustraciones. Recién después de esto se convoca al ilustrador para que dibuje, ateniéndose a los textos y también al diseño.
Más posibilidades: el ilustrador puede ser también el diseñador gráfico, entonces compagina el libro a la par de hacer las ilustraciones.
La propuesta que los autores llevan al editor se llama maqueta, y está hecha sobre páginas encuadernadas o no, de tal manera que sean lo más parecido a lo que vislumbran que puede ser el libro final ya impreso.
(Haga click en la imagen para verla más grande.)
Los autores pueden ya tener una idea de la colección a la que el libro irá destinado, o el editor puede haberles dado indicaciones del formato del libro. Entonces la maqueta se arma sobre hojas que respetan esos códigos: tienen las medidas de páginas que tendrá el libro al editarse (esto se llama medida de corte); las medidas de alto y ancho que ocuparán los textos dentro de cada página y sus márgenes (la caja en la que irá inserto el texto y las ilustraciones... aunque a veces las ilustraciones también pueden ir al corte).
Caja
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