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VERTIGO INFERANAL


Enviado por   •  22 de Abril de 2016  •  Apuntes  •  3.885 Palabras (16 Páginas)  •  226 Visitas

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VERTIGO INFERANAL

Las Cinco casas

Había una frase,  " Ars longa, vita brevis", la leí a los 12 años en una de esas noches cuando parecía que solo un libro me podía acompañar y dar el consuelo, consuelo a una niña de 12 años.  Siempre solía leer ese enorme libro de locuciones extranjeras, quizás por esa razón disfruto de los idiomas. En ese entonces la marqué para poder encontrarla cuando decidiera tallarla definitivamente en el marco de mi casa, cuando fuera grande y quizás la tuviera.  Ese libro también contenía frases célebres de personajes del Arte, " el amado arte ".

Si no lo mencioné,   creo no lo hice;   esa frase significaba " El arte es largo, la vida breve " y pertenecía a uno de los primeros aforismos de Hipócrates.  

Hay cosas que no puedes cambiar de tu vida,  como tu esencia, no puedes desconocer quien eres, al final te arrastra como si te llevara agarrada del pelo desnuda a rendir honor con tus acciones.  Sin embargo no estaría en mí hasta muchos años después, hasta muchos dolores después hacerlo.  Y atravesar esa puerta con ese marco tallado marcado en mi memoria diaria, siempre me recordará de que el tiempo pasa, que la vida es breve , que un día empezaré a morir y que todo lo que quedará de mí será el largo Arte.

Es sábado por la tarde y aún pareciera que llora por lo de haces unos días atrás, pero no.

Está perpetua como cuando ya ha dejado de llorar, tirada en el largo sillón como si este la fuera la atrapar, como si éste fuera  a sostenerla de si misma de la rabia que se encuentra en sus ojos.  Ya está sintiendo sueño, ese que viene por las tardes y nunca la encuentra de noche, pero no quiere dormir.

Su propio infierno no la deja dormir, además de ese texto de literatura que la tiene pensando, escribiendo en su mente antes de llegar a la premura como siempre al último día sobre el papel.

Las luces de las cinco de la tarde se pasean por los visillos junto al sillón,  inflados por la brisa , hasta que decae su mirada como absorbida por la luz,  y vuelve a pensar en su infierno ese que siente que la inunda cada vez que cierra los ojos, que arde entre sus manos, del que huye con los ojos abiertos, mientras esos mismos ojos se mecen en los visillos, pero que sabe siempre estará ahí.

Aguardándola, sus demonios esperan se duerma,   que termine de cerrar los ojos abrigada de la colcha café,  ahí la espera el sueño.   Pero se obliga a estar despierta, para lo que sólo tiene dos días para escribir,  de pronto la vista fijada en los hilos sueltos del sillón y a la vez en todo lo que había leído para escribir.

Ya no eran los hilos, ni los visillos blancos, ni siquiera la luz que detestaba entrara por la ventana, ya estaba dormida a merced de su alma, y los demonios.

DOMUN   I

Una punzada en el pecho la despierta.  

Mira sus pies, pues no se explica que hace ahí, trata de ordenar sus ideas, pero los sonidos son tan fuertes y todo se vuelve a transformar, la tierra cayendo, hundiéndose y no puede moverse del suelo. Brotando de la nada y saliendo desde el suelo unas raíces ataron sus pies,  ya todo es un torbellino y los sonidos se han vuelto voces que no entiendo,  repiten sin parar algo,  pero ya  poco es lo que veo, y las voces no se calman así como no lo hace el viento

Dies irae, dies irae,  dies irae, es como un eco dentro del torbellino, la espiral emergida se levanta del suelo, como hambrienta serpiente;  crujidos y  sonidos rocosos están triturándolo todo,  donde  aún  atada a las raíces  es lo único que le ha mantenido fuerte en el suelo.   Hasta que logra descifrar esas palabras, y las grita como si su estomago las hubiera tenido durante años,  y ulcerosas hubiesen salido por su boca con dolor  contenido.  

El grito desgarrado detuvo el torbellino,  volviéndole un enorme cono de silencio y solo se escucha su agitado llanto descendiendo.   Desciende  como su rostro hasta sus piernas,  como tantas veces la vi antes doblar su alma a la vida.

Sólido, petrificado  ante ella vio como el torbellino quedó inmóvil, como si Dios hubiese bajado su mano y dibujado  la serpiente endurecida hacia donde empezó  a caminar con curiosidad asombrosa e iluminada por donde sus ojos no terminaban de recorrer, parecía tallada como mármol, brillante y oscuro, el contraste amalgamo que ella misma llevaba por dentro. Maravillada en su asombro seguía con sus aspiradores ojos  eso que se había formado donde aparecía un sendero, sendero donde provenían una voces  que parecía reconocer en lo que decían repetitivamente, mientras que  sus dedos dejaba sintieran esos pequeños torbellinos grabados en el sendero.

" Asi se acerca,

lleva su curiosidad de niña

en sus grandes pies.

No te detengas mi niña abre tus ojos

y deja crecer tus manos enfermas por el papel"

(Nunca le ha gustado escuchar  esa interrupción diaria de quien pareciera dictara en sus oídos, lo que debe escribir, a lo que ella misma alguna vez se refirió como "el señor de manos obesas"  que quiere escribir por sus manos)

Pero ya es todo, al fin la encontro.

Parece una entrada, aunque  también podría ser una salida, pues no parece una puerta, es como un simple paso de bordes  donde se escuchan aún esas pequeñas voces que siguen rebotando unas a otras por  los muros 

"cunctatio, cunctatio" . Ahora detenida por lo que  entiende le decían las voces, mira los muros  y puede verlas escritas girando en eternos círculos, en distintos idiomas, para lo que solo hay un solo significado;   "indecisión", y cuando lo susurra,  aparece lo que para ella es un demonio, que atropella su rostro con gestos veloces,  levemente comido por la angustia y le repite "Dies irae", metiéndose en su rostro, buscando entendimiento en ella.

Dies irae, es la ira de Dios y el premio que dio a las almas  justas y el castigo que otorgó a los que despreciaron de él el don de la vida al menos eso fue lo que explicó  o ella comprendió.

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