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Ventas Ambulantes


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  1.337 Palabras (6 Páginas)  •  354 Visitas

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VENTAS AMBULANTES Y COMO AFECTA CULTURALMENTE.

Los vendedores ambulantes fueron tal vez los primeros comerciantes que se en encontraron en el mundo. Según cuenta la historia, el ganado fue lo primero que se consideraba como algo de valor para el hombre, de aquellas tribus que estaban conformando las primeras civilizaciones entre la raza humana. Y si ganado era la mercancía, lógico es suponer que la comercialización era ambulante, puesto que los animales debían trasladarse hacia los sitios donde hubiera pienso y agua para su subsistencia.

Dando un salto imaginario a través de los tramos de la historia, podemos llegar a los primeros vendedores ambulantes que se encontraban en Salta. En la Salta de los años 30 y 40 había como ejemplo de "lujo", el vendedor de chocolatines y otras golosinas, que aparecía uniformado y silencioso, en los intervalos de los cinematógrafos, donde los domingos a la "selecta" se daba cita el conglomerado que se decía elegante en la ciudad. “Portal informativo de salta. Eniclopedia on.line de la provincia de la sala.”

Los vendedores ambulantes son una parte significativa de las ciudades y las economías urbanas en todo el mundo. Comercializan mercancías y servicios viables al ofrecerles a los consumidores opciones de venta por menor benéfico y fácil. También forman una parte trascendental de la vida social y financiera de una. “www.google.ciudades exclusivas son mejores ciudades.”

Los vendedores ambulantes tratan de mostrar su mejor labor y sus principales características, cuando existen eventos culturales, por ejemplo en la ciudad Barranquilla donde se celebran los carnavales, fiesta considerada como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, donde muchos turistas llegan a disfrutar de esta fiesta, y estos hacen su agosto, en esta época del año, es una labor en muchos casos es dispendiosa, mal pagada, pasando malestares de agua, sol, tierra, malos tratos, irrespeto, vulgaridades y muchas cosas más, pero sin embargo la necesidad y la falta de un empleo formal los lleva a trabajar como informales, estos pequeños comerciantes oscilan los hombres jóvenes entre los 17 a los 70 años y las mujeres de 19 a 66 años, de escasos recursos, y poca formación académica, casados y generalmente con varios hijos.

Para desarrollar esta actividad informal, no cuentan con un local comercial, sino con un puesto en la calle, una carretilla o un carro ambulante que lo trasladan de un lugar a otro, y muchos otros ya por el tiempo en esta actividad tienen su puesto en su sitio determinado donde les toca cancelar un impuesto por ocupar vía pública o espacio público. Su traslado al sitio de trabajo es dispendioso en algunos casos porque algunos viven fuera del municipio o en barrios bastante retirados, y no cuentan con un vehículo para su movilización.

Estos vendedores ambulantes se dedican a este trabajo porque no cuentan con una ayuda en casa de un asalariado, ellos en su mayoría son cabeza de hogar, y en muchos casos lo acompaña la esposa, o compañera, hijos o algún miembro de la familia.

El vendedor ambulante tiene, cierta aceptación popular y, a diferencia del rechazo social que cualquier transgresor de la ley produce en la opinión pública, este vendedor es visto por gran parte de la comunidad con cierto afecto, pues se considera que no está cometiendo ninguna infracción sino que es una manera honrada de ganarse la vida

Sin embargo existe otra hermenéutica bien distinta de la venta ambulante no calificada constituye un sistema de marketing potencialmente peligroso para la salud de los consumidores y además, golpea sus intereses económicos. Igualmente, afecta seriamente al resto de los comerciantes tanto a los que poseen establecimientos permanentes como a los vendedores ambulantes certificados, considerándolos competencia desleal.

Un poco de historia: Durante este período surge una figura muy importante para el comercio de los productos gardenianos: el vendedor ambulante. Dichos vendedores no tenían una sede fija, sino que recorrían los diferentes mercados. Salían del Valle en primavera llevando a sus espaldas canastas repletas de juguetes de madera y regresaban recién en otoño. En invierno

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