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aragueimujo7 de Marzo de 2012
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LA CAUSA DE LAS ENFERMEDADES
Hasta finales del siglo XIX las enfermedades habían sido consideradas como la resultante de una pérdida de armonía entre el enfermo y su ambiente. Pero a finales del siglo XIX los trabajos de científicos como R. Koch sobre la tuberculosis (descubriendo su agente causal, el Bacilo de Koch, en 1882), llevaron a identificar el llamado factor sencillo causante de la enfermedad. En el periodo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, tras el desarrollo de instrumentos de investigación y fortaleciendo el rigor del método científico, se descubrieron los agentes causales de varias enfermedades tropicales, entre las cuales malaria, leishmaniasis y mal de Chagas.
Desde allí las ciencias biomédicas asumieron la doctrina de la etiología específica y es el modelo explicativo dominante hasta el presente. Este es el llamado modelo biomecánico, basado en el razonamiento Cartesiano, en el que se asume que el cuerpo es como una máquina, en la cual si se daña una pieza o parte sólo hay que remplazarla para que todo funcione bien de nuevo. Se supone que hay cura para todos los males y sólo falta encontrarla, siendo la búsqueda en sí parte fundamental de la misión de la ciencia, en la cual el énfasis se coloca en el estudio y tratamiento del individuo enfermo.
Pero en el modelo biomecánico están ausentes otros factores de la vida de la gente. En general, la persona puede sentirse mal y no definirse enferma. Además, si la enfermedad fuera sólo biológica todas las sociedades mostrarían los mismos patrones de salud y enfermedad. Si la enfermedad no es un suceso individual aleatorio y las verdaderas causas están en la naturaleza de la sociedad y el modo de comportarse la gente y el tipo de relaciones entre las personas y sus ecosistemas, entonces debe curarse la sociedad como un todo. La idea de curar gente como el remedio para las enfermedades ha comenzado a ser cuestionado. El tratamiento de los casos individuales puede ser sólo un pequeño aspecto de la medicina, comparado con lo más importante que sería el control de las causas de los problemas de salud de las poblaciones en una escala mayor (Dubos, 1995).
FACTORES DETERMINANTES DE LA SALUD EN POBLACIONES
Sabiendo que hay variaciones en la situación de salud entre poblaciones, regiones y países, cuáles son los determinantes generales de la salud de la población?.
No hay un factor sencillo sobre el cual haya acuerdo consensual unívoco al respecto. Los gobiernos gastan grandes sumas de dinero en el sector salud, particularmente en los servicios asistenciales curativos de los ministerios, porque se supone que éstos en su desempeño son el determinante principal de la salud de la población, pero no necesariamente siempre un mayor gasto en servicios de salud se expresa en un mejoramiento de las condiciones de salud de la población. Veamos algunos de esos factores.
Acceso a servicios de saneamiento ambiental, mejor nutrición y educación básica
Tomemos por ejemplo el caso de Inglaterra, tal vez el país con el sistema de registros estadísticos sobre salud más antiguo, amplio y confiable en el mundo. Allá el registro de las causas de muerte se estableció en 1837 y esto ha facilitado examinar en el tiempo las causas y los cambios en la mortalidad (Szreter, 1995). Según el profesor Mckeown (1965), en ese país hubo una gran declinación en las tasas de mortalidad entre 1851 y 1900, lo cual se debió a la reducción de las muertes por enfermedades infecciosas principalmente, contribuyendo según el siguiente orden en el lapso analizado: la declinación en tuberculosis, produjo casi la mitad de las muertes en 1900 comparado con 1837 por esa causa; el tifus, produjo un quinto de las muertes por esa causa en ese lapso y el cólera, produjo un décimo de las muertes que antes causaba.
Pero ¿cuál fue la causa de esa declinación de las enfermedades infecciosas? En su análisis se consideran los siguientes factores:
I) No fue el número de doctores atendiendo a la población pues la proporción de médicos por habitantes era similar en 1851 que en 1931 (uno por 1000 habitantes);
II) No fue el desarrollo del conocimiento médico ya que no hubo nuevas drogas efectivas contra esas enfermedades en ese tiempo y los antibióticos estuvieron disponibles para uso con la población civil después de 1945;
III) Incidió una mejora de los hábitos de higiene en la población: El jabón era un lujo y se pagaba impuesto por su uso, su precio era equivalente a la décima parte del salario de un obrero, por lo que la abolición de este impuesto redujo el precio y se popularizó su uso (Abel-Smith, 1994). Para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera se dotó a la ciudad de Londres de aguas blancas en las casas y drenaje de aguas negras en 1858 – 1865. Esto influyó en la reducción de las muertes por cólera y tifus;
IV) Además del agua y saneamiento ambiental, una mejora en las condiciones de vida y en la nutrición general de la población sería la principal causa en la declinación de la mortalidad por esas enfermedades infecciosas (Mckeown, 1995). Si se acepta totalmente el razonamiento de Mckewon, pudiera pensarse que siempre una mejora en las condiciones generales de vida de la población produce un mejoramiento en su salud. Sin embargo se ha observado que con el crecimiento económico aparecen factores que mejoran la salud de las personas, pero que también aparecen factores que afectan negativamente la salud de la población, relacionados con los estilos de vida que posibilitan el incremento de enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los accidentes en general (Abel –Smith, 1994).
Ese mejoramiento de la salud se relaciona con la disminución y hasta casi desaparición de las llamadas enfermedades tropicales en los países industrializados.
Es decir, las enfermedades infecciosas a que se refiere el estudio del profesor Mckeown (cólera, tifus, fiebre tifoidea, tuberculosis), son parte de las denominadas “enfermedades tropicales”. En otras palabras, ciertas enfermedades tropicales son parte de las deficiencias de salubridad pública y de insuficiente higiene ambiental que caracterizó las descripciones de las sociedades anglosajonas occidentales en los tiempos de inicio de la revolución industrial. Eran dolencias propias de contextos sociales con miseria, con deficientes o inexistentes servicios públicos, con pobres prácticas de higiene, en ecosistemas donde podían reproducirse los agentes etiológicos, los vectores de las patologías o las condiciones propicias de sus vías de transmisión. Ese paisaje epidemiológico ha cambiado y la población ha cambiado, tendiendo a ser urbana en una gran cantidad de países. Los países industrializados, antiguas metrópolis coloniales, por necesidades propias de la acumulación de capital, tendieron a concentrar su población en áreas urbanas con saneamiento ambiental. Pero en los países subdesarrollados, con procesos de industrialización tardía y mediatizada, la población también tendió a concentrarse en espacios urbanos en los que los servicios públicos y los empleos productivos no cubrían los contingentes de población que se movilizaban intensamente en migraciones internas desde los campos rurales hacia los espacios urbanos. Así ocurrió, por ejemplo en casi toda Latinoamérica. Varias enfermedades quedaron confinadas al medio rural y otras migraron y se adaptaron con las nuevas ocupaciones de espacios. Las enfermedades tropicales existían en nuestro medio rural cuando la población estaba localizada principalmente en el medio rural. Ahora hay enfermedades tropicales también en el medio urbano donde está concentrada la mayoría de la población. Hay enfermedades que se consideraban estrictamente rurales en un pasado reciente pero que hoy en día son urbanas o suburbanas (Briceño-León & PintoDías, 1993).
En ese sentido en Venezuela sigue habiendo grandes diferencias entre regiones en cuanto a indicadores de morbilidad y mortalidad. Entre las causas de esas diferencias de salud se encuentra la extrema desigualdad en cuanto al acceso de la población a servicios de saneamiento ambiental. Por ejemplo, mientras en el Distrito Federal 73.3% de la población tiene acceso adecuado a servicios de disposición de excretas y 91.02% consume agua tratada por acueducto, en el Estado Amazonas sólo 21.65% de la población tiene acceso a saneamiento y 40.22% consume agua tratada por acueducto. Todo esto se expresa en el indicador de esperanza de vida al nacer: mientras en el Distrito Federal es de casi 74 años, en el Estado Delta Amacuro es menor de 64 años y en el Estado Amazonas es menor de 65 años (OCEI-PNUD, 2001).
Esto requiere revisar las explicaciones de cómo ocurren las enfermedades tropicales, de sus patrones epidemiológicos en una perspectiva general. No nos referimos al contagio de un individuo sino a las condiciones por las cuales, en condiciones regulares similares, la enfermedad se transmite en individuos de forma similar. Entre estas enfermedades propias de países de nuestro medio tropical, ahora se mencionan a las enfermedades emergentes y las reemergentes.
EL CASO DE LAS ENFERMEDADES EMERGENTES Y REEMERGENTES
Recientemente han aparecido enfermedades infecciosas que tienden a constituirse en problemas de salud pública en espacios locales o internacionales; son las llamadas enfermedades emergentes (Infomundi, 1997). En el último cuarto de siglo se han identificado 30 nuevas enfermedades altamente contagiosas. Entre estas aparecieron en 1976 la legionelosis, la criptosporidiasis y la fiebre hemorrágica del Ebola; en 1981, el SIDA; en 1986, la encefalopatía espongiforme bovina (de las vacas locas) Una nueva cepa de cólera que
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