Ética Y La Tarea Del Pensar
Erips8 de Mayo de 2013
3.590 Palabras (15 Páginas)548 Visitas
Introducción:
En este ensayo voy a hablar acerca de la ética y la tarea del pensar, este es un tema muy amplio ya que con el paso de los años muchos filósofos se han dedicado a estudiar este tema tales como Aristóteles, Platón y Sócrates, así como otros más.
En este ensayo podremos ver si la ética sirve y como ha ido evolucionando con el paso de los años ya que desde tiempos my remotos los filósofos se han tomado la molestia de definir y explicarnos un poco acerca de la ética.
Es bueno saber acerca de ética ya que con esto podremos ser mejores personas y sabremos llevar una vida recta hacia el camino del bien mayor.
En la vida diaria vemos problemas de ética y nos enfrentamos con conceptos relacionados, en el trabajo, en la escuela, en la calle, en la plaza, en todos lados.
Desarrollo:
Bueno para empezar con el desarrollo del ensayo voy a definir el concepto de la ética según el diccionario de filosofía, también tocaré el tema de la ética práctica y para que nos sirve la ética.
Ética en general es la ciencia de la conducta. Existen dos concepciones fundamentales de esta ciencia, a saber: 1) la que la considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el fin como los medios, de la naturaleza del hombre; 2) la que la considera como la ciencia del impulso de la conducta humana e intenta determinarlo con vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma. Estas dos concepciones, que se han entrelazado en forma diferente tanto en la antigüedad como en el mundo moderno, son fundamentalmente distintas y hablan dos lenguajes diferentes. La primera, en efecto, habla el lenguaje del ideal al que el hombre se dirige por su naturaleza y en consecuencia, de la naturaleza, esencia o sustancia del hombre. La segunda habla de los motivos o de las causas de la conducta humana o también de las fuerzas que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos. La confusión entre estos dos puntos de vista heterogéneos fue posible por el hecho de que ambos se presentan por lo común en la forma aparentemente idéntica de una definición del bien. Pero el análisis de la noción de bien demuestra de inmediato la ambigüedad que oculta, ya que bien puede significar lo que es( por el hecho de ser) o lo que es objeto de deseo, de aspiración, y estos dos significados corresponden justo a las dos concepciones de la ética. En efecto, es propio de la primera concepción la noción del bien como realidad perfecta o perfección real, en tanto que es propio de la segunda la noción del bien como objeto de apetencia.
Ahora platicare un poco acerca de la ética práctica es decir sobre la aplicación de la ética o la moralidad, términos que son aplicables a temas prácticos como el trato a las minorías étnicas, la igualdad para las mujeres, el uso de los animales como alimento o para la investigación, la conservación del medio ambiente, el aborto, la eutanasia, y la obligación de los ricos de ayudar a los pobres. Algunas personas creen que la moralidad es anticuada. Consideran la moralidad como un sistema de molestas prohibiciones puritanas, fundamentalmente diseñadas para evitar que las personas se diviertan. Los moralistas tradicionales pretenden ser los defensores de la moralidad en general, pero en realidad lo que defienden es un código moral particular. Se les ha permitido apropiarse de este campo hasta tal punto que cuando el titular de un periódico dice OBISPO ATACA EL DECLIVE DE LAS NORMAS MORALES, todos esperamos leer algo sobre la promiscuidad, la homosexualidad, la pornografía, etcétera, y no sobre las ridículas cantidades que dedicamos a la ayuda exterior para los países pobres, o sobre nuestra peligrosa indiferencia con respecto al medio ambiente en nuestro planeta.
Por lo tanto, lo primero que hay que decir sobre la ética es que no se trata de un conjunto de prohibiciones particularmente relacionadas con el sexo. Incluso en la época del sida, el sexo, en absoluto, plantea problemas morales únicos. Las decisiones sobre el sexo pueden conllevar consideraciones sobre la honradez, la preocupación por los demás, la prudencia, etcétera, pero no hay nada especial en el sexo en este sentido, ya que lo mismo podría decirse sobre las decisiones a la hora de conducir un coche.
En segundo lugar, la ética no es un sistema ideal noble en teoría, pero sin validez en la práctica. Más bien sería lo contrario: un juicio ético que no sea válido en la práctica debe padecer a la vez de un defecto teórico, ya que la razón principal de todo juicio ético es servir de guía a la práctica.
Luego de definir lo que es la ética pasare a hablar un poco acerca de la importancia filosófica de la historia de la ética. La ética se escribe a menudo como si la historia del tema sólo tuviera una importancia secundaria e incidental. Esta actitud parece resultar de la creencia de que los conceptos morales pueden ser examinados y comprendidos con independencia de su historia. Incluso algunos filósofos se han expresado como si constituyeran una clase de conceptos intemporal, limitada e inmutable, que posee necesariamente las mismas características a través de la historia, y hubiera, por consiguiente, una parte del lenguaje que aguarda una investigación filosófica y merece el calificativo de “el lenguaje de la moral”. En una forma menos artificiosa, los historiadores de la moral se inclinan con mucha facilidad a admitir que las costumbres morales y el contenido de los juicios morales pueden variar de sociedad a sociedad y de persona a persona; pero al mismo tiempo han asimilado diferentes conceptos morales, y así terminan insinuando que, aunque lo que se considera como correcto o bueno no es siempre lo mismo, de un modo general los mismos conceptos de correcto y bueno son universales.
Por supuesto, los conceptos morales en realidad cambian a medida que cambia la vida social. Deliberadamente no decimos ¿Por qué cambia la sociedad?, ya que esto podría sugerir que la vida social es una cosa y la moralidad otra, y que existe meramente una relación causal externa y contingente entre ellas. Evidentemente esto es falso. Los conceptos morales están encarnados en las formas de la vida social. Una clave para distinguir una forma de vida social de otra consiste en descubrir diferencias en los conceptos morales. Así, es una trivialidad elemental señalar que no hay un equivalente preciso para la palabra griega que se traduce como justicia. Y esto no constituye un mero defecto lingüístico en el sentido de que se necesita una perífrasis para obtener lo que el griego indica mediante una sola palabra. Más bien sucede que la aparición de ciertos conceptos en el habla antigua de Grecia y de otros en un idioma moderno señala una diferencia entre dos formas de vida social. Comprender un concepto, captar el significado de las palabras, y captar así el papel del concepto en el lenguaje y en la vida social. Esto sugeriría firmemente por sí mismo que distintas formas de la vida social proporcionan diferentes papeles para que sean representados por los conceptos. O al menos, ésta parece ser la situación probable de algunos conceptos. Hay, por cierto, conceptos que no cambian durante grandes periodos, y que deben ser inalterables por una de dos razones: o son conceptos muy especializados pertenecientes a disciplinas estables y persistentes como la geometría, o son conceptos muy generales necesarios para cualquier lenguaje de cualquier complejidad. Pienso aquí en la familia de conceptos representadas por palabras como y, o y si. Pero los conceptos morales no están incluidos en ninguna de estas dos clases.
Posteriormente citaré la ética de algunos pensadores empezando por Platón que en su ética plantea lo siguiente: Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer, la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Ello implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". La idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como una entidad en la que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, entre otras cosas, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las distintas tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la idea de que Platón rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada. En el Banquete, por ejemplo, podemos observar cómo a través del Eros Platón concibe el ascenso hacia las Ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.
El verdadero bien del hombre, la felicidad, habrá de alcanzarse mediante la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta
...