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Análisis de El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca


Enviado por   •  18 de Abril de 2020  •  Ensayos  •  4.004 Palabras (17 Páginas)  •  670 Visitas

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EL GRAN TEATRO DEL MUNDO 

Análisis del auto sacramental

Laura Camacho Coma

Literatura Española del Barroco

Curso 2018/19

ÍNDICE

 

1. Introducción        2

2. Calderón y el auto sacramental        3

3. Análisis de El gran teatro del mundo        5

3.1. Argumento        6

3.2. Estructura        7

3.3. Personajes        8

3.4. Temas        11

3.5. Métrica        15

4. Conclusiones        16

5. Bibliografía        17

  1. Introducción

Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) es, junto a autores como Lope de Vega o Tirso de Molina, uno de los grandes nombres del teatro del Siglo de Oro español. La obra de Calderón, el más joven de los autores citados, supone la culminación de un tipo de teatro fijado por Lope de Vega entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Consiguió llevar a la perfección la fórmula instaurada por Lope en el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). De hecho, pulió algunos aspectos de la obra, como podrían ser la polimetría y el número de personajes.

Pese a que destaca en varios subgéneros teatrales, la mayor parte de su dramaturgia está formada por autos sacramentales. El más conocido de ellos es El gran teatro del mundo, publicado en 1655, aunque escrito seguramente alrededor de los años 30 del mismo siglo. Este auto trata uno de los temas más recurrentes de la literatura española en los siglos XVI y XVII: la vida como teatro, en la que cada persona representa un papel distinto establecido por el autor de la obra (en sentido alegórico, Dios).. En este trabajo se pretende realizar un análisis de la obra y de la importancia del género del auto sacramental en el teatro barroco y en la obra del autor.

  1. Calderón y el auto sacramental

Los autos sacramentales son piezas alegóricas de tema eucarístico en un solo acto destinadas a representarse el día del Corpus Christi. Por tanto, todo auto sacramental debe tratar siempre sobre el sacramento de la Eucaristía. Sin embargo, como el propio Calderón indicó en el prólogo de sus Autos sacramentales alegóricos y historiales (1677), el argumento del auto puede ser distinto cada vez, pues es la variedad de los argumentos la que permite muchas formulaciones dramáticas de un mismo asunto. Esto se consigue a través de la alegoría, es decir, a través de una representación en la que los elementos tienen un significado simbólico. Sirve, en el caso de los autos, “para expresar un argumento que de a entender un asunto[1]. Así, dependerá del ingenio del autor tener la capacidad de poder utilizar cualquier argumento y adaptarlo al asunto en cuestión. En definitiva, la alegoría es una de las principales características del auto sacramental.

Por tanto, este tipo de teatro tiene como base una preocupación religiosa. En efecto, Calderón era también un hombre que mostraba una gran preocupación teológica, y es por eso que inserta la teología en sus autos sacramentales. Eugenio Frutos estableció en La filosofía de Calderón en sus autos sacramentales los principales problemas que preocuparon a los filósofos del siglo XVII, reflejadas todas en los autos de Calderón: el problema del hombre, de su conocimiento, el problema de la libertad, de la vida y la muerte, la estructura del mundo y también el problema de Dios[2]. Este hecho no es sorprendente, pues la idea de Dios es centro de todo el pensamiento de la época.

Los autos sacramentales tienen como base, como decíamos, una fiesta religiosa: el Corpus Christi. En cierto modo este tipo de obras servían para consolidar en los fieles la certidumbre de la presencia de Jesucristo en el pan y el vino consagrados durante la Misa. Durante dicha fiesta se hacían procesiones organizadas por la Iglesia Católica de grupos civiles y religiosos y, durante estas, se realizaban también representaciones. Por tanto, es importante tener en cuenta que estas representaciones formaban parte de la propia liturgia, de gran importancia para el pueblo. Las obras se representaban en carros que formaban parte de la procesión y estaban acompañadas de distintos espectáculos, como por ejemplo bailes y danzas.

Este tipo de obras se representaron en España desde el siglo XVI hasta mitad del siglo XVIII, ya que se prohibieron en 1765 por medio de una Real Orden de Carlos III, en el que se decía que “los teatros eran lugares muy impropios y los comediantes instrumentos indignos y desproporcionados para representar los Sagrados Misterios de que tratan”[3]. A partir de esta prohibición, los ilustrados tomaron el dominio de las representaciones teatrales en España.

En definitiva, los autos sacramentales cumplían una función muy clara: transmitir la teología al gran público resumiendo las verdades esenciales del dogma y el pensamiento católico. Sin embargo, eso no le resta su gran valor literario.

  1. Análisis de El gran teatro del mundo

Esta obra es un auto sacramental filosófico y teológico. El auto, como ya hemos dicho, está construido alrededor de la alegoría de la vida como teatro, que analizaremos más adelante. Algunos estudiosos y críticos consideran que una de las inspiraciones principales para la redacción de la obra podría haber sido un fragmento de Epicteto y Phocílides en español con consonantes (1635), traducción en verso de Francisco de Quevedo que resume muy bien el contenido de El gran teatro del mundo:

No olvides que es comedia nuestra vida

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