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Ciencia Y Tecnologia


Enviado por   •  5 de Febrero de 2014  •  3.031 Palabras (13 Páginas)  •  248 Visitas

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La innovación se basa en el desarrollo científico y tecnológico, y es impulsada por la oferta desde el sector empresarial y cuenta con un agente activo en la figura del “emprendedor”. Desde entonces, las teorías han cambiado, esforzándose por brindar explicaciones sobre el concepto de innovación, su rol y efectos en el desarrollo. Ese modelo schumpeteriano dio paso al evolucionista de los paradigmas tecnológicos y a la idea de la instalación, a finales del siglo XX, a nivel mundial, de la “Nueva economía”, el nuevo supuesto paradigma basado en las tecnologías de información, el conocimiento y la globalización.

Un paradigma implica una nueva lógica en los procesos productivos, redefiniendo condiciones de competitividad, e introduciendo modelos de organización y gestión que no se limitan al sector productivo, sino que se extienden hacia todos los sectores sociales. En la “Nueva economía”, la competitividad de un país depende, en gran medida, de su capacidad innovadora.

El concepto de innovación se ha profundizado. No es ya considerado un hecho aislado, que surge solamente a partir de iniciativas de emprendedores visionarios que aprovechan exitosamente los desarrollos científicos y tecnológicos, sino un proceso complejo inscrito en la dinámica de lo que ha dado en llamarse el Sistema Nacional de Innovación (SNI), concepto donde se integran componentes de los niveles macro, meso y micro de la economía que hacen posible el surgimiento y aplicación de las innovaciones tecnológicas, y su impacto en el desarrollo económico y social del país. El éxito de iniciativas innovadoras depende, dentro de este enfoque sistémico, de entramadas condiciones del entorno económico y político, nacional e internacional, de las políticas, estrategias y condiciones legales, de las capacidades sociales, del funcionamiento socioinstitucional y de las relaciones entre redes de actores de distintos sectores de la sociedad.

En los países desarrollados, los SNI no han surgido de manera formal o institucional, sino que se han instalado progresivamente a partir de las prácticas económicas y sociales, según la concepción evolucionista de la innovación, de sucesivos paradigmas tecnológicos. La innovación, en estos países, surge en correspondencia con el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción. Esto quiere decir que la conceptualización y fortalecimiento de los SNI del primer mundo se realiza, al nivel de políticas y programas de los gobiernos nacionales, como un hecho a posteriori, a fin de potenciar y mejorar la capacidad innovadora y los sistemas ya de hecho instalados y funcionando.

En muchos países del Tercer Mundo, a la zaga en el desarrollo, con escenarios de pobreza, desigualdad marcada en la distribución de la riqueza, pobres indicadores de educación y salud, debilidades institucionales, bajo desarrollo de las fuerzas productivas, alta dependencia económica y otros gravísimos problemas, los SNI se han instalado, por el contrario, primero de manera formal, existiendo solamente, en el mejor de los casos, como una meta a alcanzar enunciada en los planes y políticas de los gobiernos nacionales. A pesar de que en muchos de estos países existen iniciativas puntuales exitosas, la intervención del Estado es fundamental para crear las condiciones necesarias que hagan posible la instalación de un ambiente propicio,

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procesos generalizados de innovación y la inserción competitiva del país dentro de los escenarios internacionales.

No obstante la industrialización intensificada durante la época de “sustitución de importaciones”, Venezuela, y América Latina en general, ha estado prácticamente aislada y excluida del paso al nuevo paradigma económico. A pesar de que en esta región las debilidades institucionales y la inestabilidad económica y política hacen muy difícil el escenario de la innovación, las experiencias de otros países, como los de China y el Sudeste asiático, indican que es posible lograr, en un relativo corto plazo, un acelerado crecimiento económico si se implantan políticas y estrategias nacionales audaces.

Sin embargo, no hay que perder de vista que el mismo escenario que permite este crecimiento (la globalización, la apertura de los mercados, el acceso a la información y a la tecnología desarrollada en otras regiones) hace que los países sean más vulnerables frente a inestabilidades y cambios en la economía internacional, los cuales se propagan rápidamente en el sistema global a pesar de la aparente eficacia de las estrategias y de los procesos locales de innovación a escala nacional o regional. Las políticas nacionales deben tomar en cuenta el impacto posible de una apertura, dadas las enormes brechas de desarrollo y las desiguales capacidades existentes actualmente entre los países.

Aun reconociendo las dificultades de la globalización, no podemos esconder nuestras debilidades detrás de un discurso antiglobalización, más bien debemos construir y aprovechar oportunidades relativas a los recursos que cada país tiene, que deben negociarse con un fuerte sentido de la oportunidad.

Toda esta situación hace necesario proponer, junto a estrategias de acelerado aprovechamiento de las ventajas nacionales, la integración y fortalecimiento de mercados regionales, así como el impulso de estrategias de democratización de la globalización mediante la intervención y el fortalecimiento de organismos internacionales que velen por la lucha contra la pobreza y la búsqueda de la igualdad.

Las iniciativas que buscan la inserción en los nuevos paradigmas económicos son muy recientes en Venezuela (finales de los noventa) y comienzan con un proceso formal que, en la práctica, no tienen un sustento real en el desarrollo de la fuerza y organización productiva, social e institucional. La situación de retraso y exclusión con respecto a los verdaderos procesos de innovación que se realizan en otros países y cuyos resultados recibe el país pasivamente, exige del Estado la necesidad de innovar en la formulación de políticas y estrategias de gestión pública novedosos y creativos, que permitan, si no la consolidación inmediata de un verdadero SIN (meta de mediano o largo plazo), el aprovechamiento estratégico de las ventajas comparativas y fortalezas del país para desarrollar sectores de oportunidad y fortalecer circuitos innovadores, ya existentes o potenciales, con el fin de competir en el mercado nacional, los mercados regionales y globales en el corto plazo, y lograr un rápido impacto en la reactivación de la economía, el crecimiento productivo, la creación de empleos y la mejora de la calidad de vida de la población.

Reconocimiento y promoción de la Ciencia, la tecnología

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