Ciento Veinte Millones De Niños En El Centro De La Tormenta
Guisellatjac7 de Julio de 2014
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América Latina se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Éste ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continua existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos.
Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante; proporcionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los prestamistas y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados.
Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados desde afuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. El atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados desde afuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo.
El atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso.
Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados desde afuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. El atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados desde afuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo.
El atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso.
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El atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso.
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