Crisis Petrolera
yerwin15 de Octubre de 2012
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En el segundo escenario el plan Illuminati fracasa (o triunfa?) y nos situamos frente al colapso de la sociedad petrolera, que incapaz de replantear su dinámica de funcionamiento, se derrumba arrastrando tras de sí con la vida de millones de seres y con todo el patrón consumista que impera en el planeta. Es la postura que el activista y analista Michael Ruppert expone en sus reportes web y en el documental “Colapso” (2009), y coincide con los pronósticos de fondo de numerosas posiciones ecologistas y ambientalistas, estudiosos del “peak oil” y la insustentabilidad del modelo actual.
El fin del petróleo
Esta mirada dice que el declive de la producción mundial de petróleo ha comenzado. De ahora en adelante el oro negro será cada vez más escaso. Y cada vez más caro. Muchos datos lo confirman. En noviembre del 2001 el precio del barril de petróleo se mantenía a solo 18 dólares. El precio reflejaba el parámetro histórico de las últimas tres décadas y se mantenía dentro de su valor tradicional desde principios del siglo XX. Desde entonces comenzó una escalada que ubica a principios del 2011, al precio en más de 100 dólares el barril[i]. Y con pronósticos de seguir subiendo.
La invasión de Irak y Libia, y las permanentes amenazas contra Irán y otros países petroleros, nos permiten deducir que el peak oil –el punto en que la producción llegó a su máximo nivel, para luego declinar para siempre- ya se ha alcanzado a principios de este mileno. Lo admitan o no los gobiernos y las petroleras. La ansiedad de la elite gobernante por asegurarse el control militar de las últimas grandes reservas vendría a confirmar este razonamiento.
Los optimistas hablan de décadas para llegar al agotamiento. Los pesimistas, de pocos años. En ambos casos, en términos históricos, el fin del petróleo está a la vuelta de la esquina.
¿Por qué esto puede significar una catástrofe en la vida cotidiana?
El cambio en la vida cotidiana
La importancia del petróleo va mucho más allá del combustible para nuestros vehículos. El petróleo es la base de gases utilizados para combustible doméstico, del queroseno de los aviones, del gas-oil de las cosechadoras del campo, de los aceites lubricantes utilizados en millones de motores, de los asfaltos de las carreteras, de la vaselina de pomadas y ungüentos, y de cientos de otros subproductos utilizados en la fabricación de fibras textiles, plásticos, lacas, colorantes y disolventes. El petróleo es el corazón de nuestro estilo de vida occidental. Lo llevamos en las bolsitas del supermercado, en los componentes de los electrodomésticos, en los neumáticos de los vehículos y en las suelas de las zapatillas.
Es una fuente de energía concentrada, ahorro biológico del planeta durante muchos millones de años, que estamos a punto de terminar de consumir. Es la materia prima de la vida moderna, y su abundancia como energía barata explica la explosión demográfica que vivió la humanidad durante los últimos dos siglos. Con su agotamiento, dice Ruppert, millones morirán por falta de alimentos: Habrá una “abrupta caída de la población mundial”.
¿Cuál es la conexión entre el petróleo y los alimentos?
Petróleo y alimentos
El fin del petróleo barato y abundante tiene como primera consecuencia el encarecimiento de los alimentos, y esta tendencia ya es evidente en todo el mundo. La producción mundializada de alimentos está maquinizada y depende del petróleo en todas sus instancias: para el cultivo (uso de máquinas, herbicidas y pesticidas originados en petróleo), y distribución (con vehículos movidos a petróleo hacia lugares remotos donde es comercializada). Esto permite que la cadena supermercadista distribuya frutas y verduras contra-estación, y que las góndolas
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