ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Delincuencia Juvenil

mmmmsjsmsmd3 de Mayo de 2013

9.052 Palabras (37 Páginas)399 Visitas

Página 1 de 37

La delincuencia juvenil aparece cuando las oportunidades económicas, legítimas se ven limitadas por el desempleo. Es un fenómeno que causa desequilibrio en nuestra sociedad.

En su inicio se concentró más en puntos específicos de la capital; en los llamados cinturones de pobreza. En los últimos años se ha extendido por todo el país causando miedo en las personas; todos los días las autoridades reportan casos delictivos, dentro de los que se encuentran robos, asaltos, tráfico de drogas, violaciones y asesinatos. Según las estadísticas, tres de cada cuatro delitos son perpetrados por jóvenes entre los quince y los veinticinco años; utilizando arma blanca, arma de fuego y la agresión física.

Este flagelo ha tenido un desarrollo progresivo; producto del alto índice de desempleo que tenemos los nicaragüense. Una encuesta realizada por Borges y Asociados del 20 al 26 de julio del 2003, revela que el 40% de las personas entrevistadas, coinciden que la causa principal que genera este tipo de problema es el desempleo. En la región centroamericana ocupamos el primer lugar en cifras por falta de oportunidades laborales con un 12% en un universo total de 180,000 personas, que no tienen las mínimas condiciones para suplir sus principales necesidades básicas como son: la alimentación, la salud, la educación y un techo digno.

La carencia de estas necesidades afecta principalmente a los niños y jóvenes ya que son los sectores más vulnerables de la población en general. Todos aspiramos a un mejor nivel de vida, es un derecho que el ser humano tiene; desafortunadamente en nuestro país esas posibilidades se ven limitadas.

La falta de oportunidades hace que los jóvenes en algún momento de su vida lleguen a sentirse frustrados. Este hecho los obliga a buscar otras alternativas de escape a su situación, encontrando la solución en el mundo bajo de la delincuencia, caen en una trampa de engaño porque piensan que ahí está la solución. Las puertas se les abren a una nueva forma de libertad y rebeldía. En este lugar encuentran un espacio que la sociedad les negó, reproducen patrones de comportamiento característico del mundo delictivo. Su mentalidad se trasforma y adquieren una nueva manera de ver la vida. El precio que pagan por sus decisiones es muy alto.

Todos tenemos el deber de hacer algo por cambiar nuestra realidad. Debemos aprender de las naciones que han podido superar satisfactoriamente este problema. Parece una utopía, pero estoy convencido que con acciones concreta como las que ha venido implantando la Policía Nacional en pocos años podemos ver cambio muy sustancial.

Por ejemplo, un análisis hecho en varias ciudades de los Estados Unidos, se demostró que el descenso de la delincuencia había tenido como razón principal, los bajos niveles de desempleo y el aumento del salario mínimo.

Los jóvenes exigimos mayores oportunidades y que no sólo se nos tome en cuenta en campañas electorales. Necesitamos compromisos concretos de parte del gobierno para la solución del desempleo. de la delincuencia juvenil en Nicaragua

http://es.wikipedia.org/wiki/Delincuencia_juvenil

Actualicemos más -aunque de forma incompleta- el estado actual de las pandillas en Nicaragua con datos generales, cifras de la delincuencia juvenil, situación específica de las pandillas en el Reparto Schick de Managua y con un acercamiento más minucioso a un resorte clave para entender la continuidad de las pandillas y sus excesos de violencia: el traido. En Nicaragua, traido es la rivalidad, la inquina a muerte entre individuos o grupos. Es una enemistad profunda que desde el pasado ensombrece la relación en el presente. Es un dispositivo que prolonga en el triunfo la sombra de la pandilla.

EN LOS DATOS DE LA POLICÍA:

¿DELINCUENCIA=PANDILLA?

La Policía Nacional sostiene que gran parte de la delincuencia juvenil está asociada a la existencia de las pandillas y por eso procura llevar registros concienzudos de su número, ubicación y actividades. En 2003, en los departamentos de Jinotega, Matagalpa, Estelí, Chinandega, Managua, Masaya y Granada, contabilizaba 174 pandillas y 2,685 pandilleros, careciendo de datos estadísticos en el resto de los departamentos. La mayor densidad de pandilleros por grupo la presentaba Masaya, con 21.25 miembros promedio por pandilla. Las cifras revelaron un crecimiento notable de las pandillas en los departamentos no capitalinos, pasando de ser no más de media docena en 1997 a casi 60 en el 2003.

En enero de 2003 la Policía Nacional contabilizó 117 pandillas y 2,139 pandilleros en Managua. Un mes después, registraba el mismo número de pandillas, pero un contingente de pandilleros mayor: 2,171. Unos 18 pandilleros por grupo, cifra similar al de las pandillas (o parches) colombianas en 1997. De ser ciertas estas cifras, se habría dado una considerable reducción del número de jóvenes en cada pandilla. En 1999, en un momento de auge, la Policía registró 110 pandillas y 8,500 jóvenes pandilleros en Managua (77.27 por pandilla), cifra ligeramente más alta que la declarada por los pandilleros durante un estudio anterior ese mismo año.

TODOS LOS NOMBRES:

LOS REGISTRADOS Y LOS QUE FALTAN

Es muy probable que la Policía estuviera -y aún hoy esté- desestimando las diversas formas de militancia que ofrecen las pandillas, considerando desactivados a pandilleros que sólo han variado el perfil de su participación. Éste no es el único factor que la Policía pasa por alto. En el distrito V de Managua, la Policía registró ese año la existencia de 12 pandillas con 158 pandilleros: Los Raperos, Los Rampleros, Los Cancheros, Los 165, Los Pablos, Los Comemuertos, Los Bloqueros, Los Nanciteros, Los Power Rangers, Los Plos, Los Cholos y Los Diablitos. Pero en este conteo sólo aparecían pandillas del Reparto Schick y estaban ausentes otros barrios del distrito con conocida actividad pandilleril.

También hay una subestimación del número de pandillas por barrios. En el barrio Grenada mencionan únicamente la pandilla de Los Diablitos, pero los habitantes de ese barrio hablan de otras dos pandillas, Los Crazy y Los Colchoneros.

De ese registro estaban también ausentes Los Mataperros, Los Churros, Los Billareros, Los Placeños, Los Búfalos (ahora Roba Patos), Los Aceiteros y Los Puenteros, entre otras pandillas de vigorosa actividad en el Reparto Schick. Los Puenteros están presentes de forma consuetudinaria en los periódicos, identificados como los autores de varios asesinatos. Hay ausencias notables también en otros distritos de la capital: Los Parrilleros y Los Tomateros son algunos de los referentes pandilleriles de mayor recurrencia en conversaciones con pandilleros del Reparto Schick y no figuran en los registros de la Policía.

Todo apunta a una subestimación del volumen de las pandillas y del número de sus integrantes. ¿Desinformación o intento de dorar la píldora? La Policía Nacional puede estar interesada en que sus reportes reduzcan a su mínima expresión el volumen de pandillas como una forma de tranquilizar a un gobierno que tiene como objetivo prioritario atraer inversionistas a Nicaragua, “el país con menos violencia de Centroamérica”, como repite el discurso oficial.

PANDILLAS CENTROAMERICANAS:

NUTRIDAS POR MIGRANTES DEPORTADOS

Las pandillas en Nicaragua son menos violentas y más anárquicas que las de sus vecinos del norte en el istmo centroamericano. En Guatemala, Honduras y El Salvador existen dos grandes conglomerados de pandillas: la Mara 13 y la Mara 18, que reciben su nombre, financiamiento y algunos reglamentos de dos grandes pandillas de Los Ángeles, California. La influencia de las pandillas de Estados Unidos ha viajado con los deportados de los países centroamericanos, que exportan y globalizan la onda de esas dos grandes transnacionales de jóvenes pandilleros. En muchos barrios y pandillas de Tegucigalpa, San Salvador y Guatemala, abundan los migrantes que fueron deportados de los Estados Unidos.

En Tegucigalpa las pandillas se han nutrido a base de deportados, como bien lo describe un reportaje de “Los Angeles Times”: Cerca de allí queda el barrio llamado El Infiernito, controlado por la pandilla Mara Salvatrucha (MS). Algunos de estos pandilleros eran residentes de Estados Unidos y vivieron en Los Angeles hasta 1996, cuando entró en vigor una ley federal que dispuso su deportación por delitos graves. Ahora andan sueltos por México y Centroamérica. Aquí en El Infiernito cargan chimbas, que son armas de fuego confeccionadas con tubos de plomería, y beben “charamila”, hecha con alcohol metílico diluido. Se suben a los autobuses para asaltar a los pasajeros.

Los deportados definen en gran medida los niveles de influencia: Con la migración abierta hacia Estados Unidos por efecto de las guerras refluyen ideas y agentes organizativos (los deportados) de las maras, dice el antropólogo guatemalteco Ricardo Falla. A Nicaragua no ha llegado la onda de la Mara 13 y la Mara 18 porque los migrantes nicas han sido sustancialmente menos afectados por las deportaciones. Mientras en el lapso de 1992 a 1996, Nicaragua recibió 3 deportados por cada 10 mil habitantes, a Guatemala, Honduras y El Salvador llegaron, respectivamente en esos años 6.55, 15 y 15.75 deportados por cada 10 mil habitantes.

Muchos inmigrantes nicaragüenses pudieron adquirir durante los años 80 el estatus de refugiados políticos, posición desde la que saltaron a la de residentes y ciudadanos más fácilmente que otros centroamericanos, y ese tratamiento preferencial menguó el volumen de los deportados. Esta tendencia

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (58 Kb)
Leer 36 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com