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EL ESTRUCTURALISMO Y LA TEORIA DE SISTEMAS PARA LAS CIENCIAS SOCIALES


Enviado por   •  4 de Julio de 2017  •  Informes  •  2.661 Palabras (11 Páginas)  •  561 Visitas

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EL ESTRUCTURALISMO Y LA TEORIA DE SISTEMAS PARA LAS CIENCIAS SOCIALES

FUENTES 4

http://ual.dyndns.org/Biblioteca/Sociologia/Pdf/Unidad_03.pdf NO ENCONTRE AUTOR

http://www.redalyc.org/pdf/101/10125104005.pdf

http://biblioteca.udgvirtual.udg.mx/eureka/pudgvirtual/Teoria%20general%20de%20los%20sitemas_v4.pdf Este es el mas digerible pero es muy largo

Hacia fines de los años 40 tanto la naciente cibernética (en EEUU) y el estructuralismo (en Francia) compartían -de diferentes maneras- visiones relativas al contexto histórico de su época. La crisis del humanismo devenida luego de la segunda guerra mundial marcó profundamente el pensamiento científico de la época. No sólo el nazismo, sino los totalitarismos de izquierda en Europa habían demostrado que el ideal humanista como proyecto político era, cuando menos, desalentador. En este escenario, la cibernética y el estructuralismo señalaban perspectivas con las cuales las ciencias sociales podían abrirse caminos novedosos sin echar mano de aquello que limitaba drásticamente su desarrollo.

http://www.redalyc.org/pdf/101/10125104005.pdf

EL ESTRUCTURALISMO

? El concepto de sistema señalado por Lévi-Strauss dice relación básicamente con un conjunto de reglas que median las permutaciones entre signos dentro de estructuras conscientes e inconscientes que no son necesariamente correspondientes entre sí ni requieren serlo (1995:34). El concepto aparece aplicado con claridad en el caso de los sistemas de parentesco. En ellos se hace patente una dualidad de sistemas entre los llamados “sistemas de denominaciones” y “sistemas de actitudes” (1995:81). Esta distinción entre dos tipos de sistemas hace referencia a un sistema de comunicación y a un sistema de acción, respectivamente. En ambos casos se trata de dos tipos de organización, los cuales si bien se hallan interrelacionados, no son interdependientes. El sistema de las denominaciones, como sistema de comunicación, define un conjunto de reglas con las cuales se nombran a los parientes y se les asigna un lugar dentro de la comunicación del parentesco. El sistema de las actitudes, por su parte, es un sistema de acción, de manera análoga a la estructura social basada en personalidades en Radcliffe-Brown o roles en Parsons. Ambos sistemas operan en el plano social pero de manera independiente, de modo que la alteración del sistema de denominaciones no tiene un efecto directo en el sistema de las actitudes y viceversa. Cabe señalar que respecto de Radcliffe-Brown, Lévi-Strauss señaló sus discrepancias respecto de su noción de estructura social, pues para él las estructuras sociales no son empíricas sino modelos construidos de acuerdo a la realidad.

http://www.redalyc.org/pdf/101/10125104005.pdf

En términos generales, podemos definir el estructuralismo como la búsqueda de «las leyes universales e invariantes de la humanidad que operan en todos los niveles de la vida humana, tanto en los más primitivos como en los más avanzados» ((Ekeh, 1982: 128).

http://ual.dyndns.org/Biblioteca/Sociologia/Pdf/Unidad_03.pdf

LA TEORIA DE SISTEMAS PARA LAS CIENCIAS SOCIALES

DIFERENCIAS ENTRE EL ESTRUCTURALISMO Y LA TEORIA DE SISTEMAS

ANTIESTRUCTURALISMO Una vez analizados el estructuralismo y el posestructuralismo, nos será de gran utilidad examinar dos perspectivas teóricas -la sociología existencial y la teoría de sistemas- que, en muchos sentidos, pueden describirse como antiestructuralistas. El carácter básico de estas teorías antiestructuralistas nos proporcionará una idea de la debilidad del estructuralismo. La sociología existencial representa el tipo característico de perspectiva humanista y subjetivista rechazada por el estructuralismo y el posestructuralismo. La teoría de sistemas ofrece una visión más procesual que estructural del mundo social.

Teoría de sistemas La teoría de sistemas es el producto de varias ideas científicas importadas a la sociología desde otros campos: la cibernética, la teoría de la información, la investigación operativa y la teoría económica de sistemas (Lilienfeld, 197$). Estas ideas se remoldearon para aplicarlas a la vida social. En Sociology and Modem Systems Theory [La sociología y la moderna teoría de sistemas] (1967), Walter Buckley dio respuesta a la cuestión de los beneficios que ofrece la teoría de sistemas a la sociología (véase también Bailey, 1990). En primer lugar, dado que la teoría de sistemas se deriva de las ciencias duras y dado que, al menos a los ojos de sus exponentes, es aplicable a todas las ciencias sociales y conductistas, ofrece un vocabulario que las unifica. En segundo lugar, la teoría de sistemas incluye varios niveles de análisis y puede aplicarse igualmente a los aspectos macro más objetivos y a los aspectos micro más subjetivos de la vida social. En tercer lugar, la teoría de sistemas se interesa por las diversas relaciones entre los numerosos aspectos del mundo social y, por tanto, milita contra los análisis parciales del mundo social. El argumento central de la teoría de sistemas es que la intrincada relación entre las partes no puede analizarse fuera del contexto del todo. Los teóricos de sistemas rechazan la idea de que la sociedad o sus grandes componentes deben analizarse como hechos sociales unificados. El objeto de análisis debe ser, en cambio, las relaciones o los procesos en los diversos niveles del sistema social. Buckley describió así la preocupación central de la teoría de sistemas: El tipo de sistema que nos interesa puede describirse, en sus rasgos generales, como un complejo de elementos o componentes directa o indirectamente relacionados en una red causal tal que cada componente está relacionado con, al menos, algunos otros de una manera más o menos estable dentro de un determinado periodo de tiempo. (Buckley, 1967: 41) Richard A. Ball ofrece una clara concepción de la orientación relacional de la teoría de sistemas, o de lo que denomina Teoría General de Sistemas (TGS): La TGS parte de una concepción procesual de la realidad que consta fundamentalmente de relaciones entre relaciones, tal y como lo ilustra el concepto de «gravedad» utilizado en la física moderna. El término «gravedad» no describe, en absoluto, una entidad. No existe tal «cosa» como la gravedad. Se trata de un conjunto de relaciones. Concebir estas relaciones como entidades supone caer en la reificación... La TGS requiere que los sociólogos desarrollen la lógica de las relaciones y conceptualicen la realidad social en términos relacionales. (Ball, 1978: 66) En cuarto lugar, la teoría de sistemas tiende a ver todos los aspectos del sistema sociocultural en términos de procesos, especialmente como redes de información y comunicación. Y en quinto, y tal vez lo más importante, la teoría de sistemas es intrínsecamente integradora. Buckley, en su definición de la perspectiva, señala que la teoría de sistemas implica la integración de las grandes estructuras objetivas, los sistemas de símbolos, la acción y la interacción y la «conciencia y la autoconciencia». Ball también aceptó la idea de la integración de los niveles: «El individuo y la sociedad reciben un trato igual, no como entidades separadas, sino como campos mutuamente constituidos que se relacionan mediante diversos procesos de "retroalimentación"» (1978: 68). De hecho, la preocupación de la teoría de sistemas por la integración es tan profunda que Buckley llegó a criticar la tendencia de otros sociólogos a hacer distinciones analíticas entre los niveles: Puede apreciarse con claridad la tendencia de la mayor parte de la sociología a insistir en lo que se ha denominado «distinción analítica» entre «personalidad» (presumiblemente intracraneal), los sistemas de símbolos (la cultura), y las matrices de las relaciones sociales (los sistemas sociales), aún cuando el propio trabajo realizado por los defensores de las distinciones demuestra que su postura es errónea o a menudo insostenible en la práctica. (Buckley, 1967: 101) (Buckley fue un poco injusto, porque él hizo en su obra exactamente lo que critica. Hacer distinciones analíticas puede ser, en principio, aceptable para los teóricos de sistemas siempre que esas distinciones se hagan con el fin de captar mejor las interrelaciones entre los diversos aspectos de la vida social.) Y finalmente, la teoría de sistemas tiende a considerar el mundo social en términos dinámicos, con una preocupación suprema por «la emergencia y la dinámica sociocultural en general» (Buckley, 1967: 39) Buckley analizó la relación entre los sistemas socioculturales, los sistemas mecánicos y los sistemas orgánicos. Se esforzó por describir las diferencias esenciales entre estos sistemas. A lo largo de varias dimensiones traza un continuum desde los sistemas mecánicos a los orgánicos y a los socioculturales, un continuum de menor a mayor complejidad de las partes, de menor a mayor inestabilidad de las partes y de menor a mayor grado en que las partes son atribuibles al conjunto del sistema. En otras dimensiones los sistemas difieren cualitativamente más que cuantitativamente. En los sistemas mecánicos las interrelaciones entre las partes se basan en transferencias de energía. En los sistemas orgánicos, estas interrelaciones se fundamentan más en el intercambio de información que de energía. Y en los sistemas socioculturales las interrelaciones se basan en un intercambio de información aún mayor. Los tres tipos de sistemas también difieren en el grado en que son abiertos o cerrados, es decir, en el grado de intercambio con los aspectos del entorno general. Un sistema abierto es más capaz de responder selectivamente a una mayor amplitud y detalle de la infinita variedad del entorno. En estos términos, los sistemas mecánicos tienden a ser cerrados; los orgánicos más abiertos y los socioculturales los más abiertos de los tres tipos. El grado de apertura de un sistema guarda relación con dos conceptos cruciales de la teoría de sistemas: la entropía, o tendencia de los sistemas a debilitarse y dejar de funcionar, y la neguentropía, o tendencia de los sistemas a elaborar estructuras (Bailey, 1990). Los sistemas cerrados tienden a ser entrópicos, y los abiertos a ser neguentrópicos. Los sistemas socioculturales también tienden a contener más tensión dentro de ellos que los otros dos tipos. Finalmente, los sistemas socioculturales pueden ser intencionales e involucrarse en la persecución de metas porque mantienen una relación de retroalimentación con el entorno que les permite moverse hacia sus metas. La retroalimentación constituye un aspecto esencial del enfoque cibernético que adoptan los teóricos de sistemas para el estudio del sistema social. Este enfoque se opone al enfoque del equilibrio, característico de muchos sociólogos (por ejemplo, Parsons) quienes operan conscientemente con un enfoque sistémico. El uso del concepto de retroalimentación permite a los teóricos de sistemas cibernéticos analizar la fricción, el desarrollo, la evolución y los cambios repentinos. El grado de apertura de un sistema social con respecto a su entorno y la influencia de los factores del entorno sobre el sistema constituyen preocupaciones importantes para estos teóricos de sistemas. También influyen sobre los sistemas sociales diversos procesos internos. Por lo que respecta a esta cuestión, destacan otros dos conceptos clave. La morfoestasis hace referencia a los procesos que contribuyen al automantenimiento del sistema y la morfogénesis se refiere a los procesos que contribuyen al cambio del sistema y a aumentar su complejidad. Los sistemas sociales desarrollan «sistemas mediadores» cada vez más complejos que intervienen entre las fuerzas externas y la acción del sistema. Algunos de estos sistemas mediadores contribuyen al automantenimiento del sistema, mientras otros contribuyen al cambio del sistema. Estos sistemas mediadores adquieren una cada vez mayor independencia, autonomía y grado de determinación sobre las acciones del sistema. En otras palabras, estos sistemas mediadores permiten al sistema social depender menos del entorno. Estos complejos sistemas mediadores realizan varias funciones para el sistema social. Por ejemplo, permiten al sistema adaptarse temporalmente a las condiciones externas. Pueden lograr que el sistema se dirija de un entorno severo a otro más agradable. También pueden permitir al sistema la reorganización de sus partes a fin de que mejore su relación con el entorno. Buckley (1976) se trasladó desde el análisis de los principios generales hasta el campo específico del mundo social a fin de mostrar la aplicabilidad de la teoría de sistemas. Partió del nivel individual, donde le pareció especialmente interesante la obra de Mead en la que la conciencia y la acción están interrelacionadas. De hecho, Buckley formuló la problemática meadiana en términos de la teoría de sistemas. La acción se deriva, en primer lugar, de una señal procedente del entorno que es transmitida al actor. Pero esa transmisión puede complicarse debido a la posible existencia de ruido en el entorno. Una vez que atraviesa el entorno, la señal proporciona al actor información. Sobre la base de esta información el actor selecciona una respuesta. La clave de este proceso es la posesión del actor de un mecanismo mediador: la conciencia de su self. Buckley analiza la conciencia del propio self en los términos de la teoría de sistemas: En el lenguaje de la cibernética, esta conciencia del propio self constituye un mecanismo de retroalimentación interna de los estados del sistema que pueden definirse o compararse con otra información procedente de la situación y la memoria, mecanismo que permite seleccionar entre un repertorio de acciones que persiguen alguna meta de modo que se tenga implícitamente en cuenta el propio self y la propia conducta. (Buckley, 1967: 100) Para Mead y los interaccionistas simbólicos y para los teóricos de sistemas, la conciencia no se puede separar de la acción y la interacción, sino que es parte integrante de ambas. A pesar de su idea de que la conciencia y la interacción están interrelacionadas y de que los niveles no deben separarse, Buckley se trasladó del dominio de la conciencia al de la interacción. Las pautas de la interacción es decir, la imitación y la respuesta- encajan perfectamente en su visión sistémica del mundo. Y lo que es más importante, Buckley vinculó el reino de lo interpersonal directamente con el sistema de la personalidad; en efecto, creía que ambos se determinaban mutuamente. Finalmente, Buckley se centró en el estudio de la organización a gran escala de la sociedad, especialmente los roles y las instituciones, considerados por él en términos sistémicos y relacionados con los otros niveles de la realidad social (si es que se pueden distinguir de ellos). Buckley concluyó con la aplicación de algunos de los principios generales de la teoría de sistemas al dominio sociocultural. En primer lugar, el teórico de sistemas acepta la idea de que la tensión es una realidad del sistema social normal, necesaria, y omnipresente. En segundo lugar, se ocupa de analizar la naturaleza y las fuentes de variedad del sistema social. El hincapié en la tensión y la variedad confiere dinamismo a la teoría de sistemas. En tercer lugar, ha de preocuparse por los procesos de selección, tanto en los niveles individual como interpersonal, mediante los cuales se eligen o cambian las diversas alternativas abiertas al sistema. Esto proporciona a la teoría de sistemas mayor dinamismo si cabe. En cuarto lugar, debe considerarse el nivel interpersonal como la base del desarrollo de las grandes estructuras. Los mecanismos transaccionales de intercambio, la negociación y el pacto constituyen los procesos de los que emergen estructuras culturales y sociales relativamente estables. Finalmente, a pesar del dinamismo inherente a la teoría de sistemas, existe un reconocimiento de los procesos de perpetuación y transmisión. Como Buckley señaló: «De las continuas transacciones emergen ciertas adaptaciones y ajustes relativamente estables» (1967: 160). Es interesante señalar que existen varias semejanzas sorprendentes entre la teoría de sistemas y el enfoque dialéctico, aún cuando sus fuentes son sumamente diferentes (una científica y la otra filosófica) y tienen un vocabulario muy distinto (Ball, 1978). Las semejanzas entre ambas perspectivas incluyen su interés por las relaciones, los procesos, la creatividad y la tensión. Una vez que hemos examinado algunas de las premisas básicas de la teoría de sistemas, es preciso retomar la cuestión del antiestructuralismo. ¿Qué hay en la teoría de sistemas que nos lleva a considerarla antiestructuralista? En primer lugar, la teoría de sistemas es integradora y se mueve en varios niveles de análisis, mientras el estructuralismo tiende a ser reduccionista. Es decir, el estructuralismo tiende a asignar primacía bien a las microestructuras de la mente, bien a las macroestructuras fundamentales de la sociedad. En segundo lugar, el rechazo de la teoría de sistemas del análisis compartimentado del mundo y su énfasis sobre las interrelaciones implica una crítica de la tendencia del estructuralismo a enfocarse sobre las macroestructuras y las microestructuras. En tercer y tal vez más importante lugar, es el carácter procesual y dinámico de la teoría de sistemas lo que se opone radicalmente a la tendencia del estructuralismo a hacer análisis estáticos del mundo social. Desde el punto de vista de la teoría de sistemas, se puede criticar al estructuralismo calificándole de reduccionista, no relacional y estático.

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