EL PROBLEMA DE LOS TAXIS DE BOSTON: UN PROBLEMA DE EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS

NOMBRES:                                         PROGRAMA:

Juan Carlos Martínez Márquez                        Maestría en Política y Relaciones Internacional.

Jaison Steven López Flórez                        CÁTEDRA: Estado, Globalización y Desarrollo.

Michael Andrés Méndez Torres        

EL PROBLEMA DE LOS TAXIS DE BOSTON: UN PROBLEMA DE EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS.

En el estudio de caso se presenta una problemática que no solo afecta esta importante ciudad norteamericana, sino que es un problema creciente en muchas ciudades del mundo, no solo por estos actos discriminatorios que han terminado en abusos por parte de la policía y en grandes protestas que terminan en grandes olas de violencia y en cientos de personas bajo arresto, sino por la intromisión en el mercado de las plataformas tecnológicas que ofrecen a los usuarios del servicio de transporte mejores condiciones de prestación del servicio. El caso también, desde nuestra perspectiva, resume una problemática que no solo se vive en las ciudades de Estados Unidos, como es el caso relatado de Boston, sino que es muy apreciado en ciudades como Bogotá, en Colombia, no con el mismo componente racial, pero si con el componente social.

La falta de regulación de los servicios de transporte basados en las plataformas tecnológicas, el poco acceso al transporte de los barrios marginales y la baja calidad del servicio de taxi, son elementos que comparativamente hacen de la descripción del caso planteado algo muy similar a las condiciones actuales en nuestra ciudad. En el presente texto se pretende resolver los interrogantes planteados al ejercicio de forma sistemática, tal que a la vez que se expone el problema planteado y se muestra la perspectiva sobre el caso, se sugieren algunas soluciones y sus efectos sobre los actores involucrados en el mismo.

El problema de los taxistas en Boston y la ola de atracos, muchos de estos ligados a jóvenes afroamericanos de barrios pobres radica en varios aspectos, pero se considera a manera general que el problema central que se evidencia en el caso es el conocimiento, difusión y comprensión de los derechos humanos, a través de un sistema educativo desligado de la preocupación por generar conciencia sobre principios como la igualdad, la diversidad, y la no discriminación racial; en suma, el problema es de educación^[1]. Para hallar una salida al problema, en primer lugar, es necesario examinar quienes obtienen la licencia de conducción y con qué criterios de formación se otorga. En la expedición masiva de licencias para conductores de estos taxis consideramos los cursos de conducción deben implementar temáticas dirigidas a la sensibilización del respeto por la diversidad, por las diferencias, por comprender el respeto al otro como actor vial importante. Esto sin duda generaría una disminución de la cantidad de conductores que sin fundamento alguno crean prejuicios sobre los barrios marginales y aumentaría la confianza hacia “el otro”^[2].

Por otro lado, se considera que los barrios marginados de la ciudad deben tener políticas públicas que vayan encaminadas a fortalecer sus servicios de educación de la mano del mejoramiento de servicios como la salud, saneamiento básico, de trasporte, de seguridad, de recreación y deporte, y así eliminar en el pensamiento colectivo que hay barrios que lo tienen todo y por ende son más seguros y otros que no tienen nada donde reina la pobreza y la delincuencia. En la medida que las ciudades se construyan con equidad y justicia podrá existir el respeto por el otro, sea del norte o del sur, blancos o negros. La eliminación de la estigmatización hacia el otro no procede unidireccionalmente, sino que debe ser un proceso de sensibilización bidireccional hacia la importancia del respeto hacia los derechos del otro, como parte activa de la sociedad y del mercado. Claramente hasta este punto la implicación de estas propuestas en los distintos actores es positiva, pues aumenta la confianza en  el sistema educativo y aumenta la posibilidad de crecimiento del flujo económico en el mercado del servicio de transporte.

Otro punto que se podría ayudar a bajar estas tensiones sería la de flexibilizar un poco las jornadas de trabajo de los taxistas, donde tengan tiempo para la recreación y su descanso, mejoras salariales en sus turnos y un mejor trato de los dueños de los taxis, todo esto con el fin de armonizar la labor de los taxistas y estos frente a los pasajeros que se suben en sus taxis. Por su puesto, esto parte del hecho de educar a los taxistas en derechos laborales, garantías a las que tienen derecho como empleados, formación de organizaciones colectivas para la defensa de sus derechos, así como la conformación de planes de formación académica para los dueños de las empresas de taxi y gremios económicos adyacentes a esta actividad económica que desarrollen en los participantes la capacidad de generar un criterio de juzgamiento positivo hacia la existencia de sindicatos y organizaciones laborales que defiendan los intereses de sus empleados, así como la posibilidad de conformar gremios de empresarios, con lo cual no solo se avanza en la consolidación de la defensa de los derechos de empelados y empresarios, sino se avanza en condiciones justas para el ejercicio de la labor, con lo cual el servicio se prestará de mejor manera, habrá mayores personas interesadas en laborar en este sector, con lo cual a mediano plazo el mercado se dinamizaría.

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