El derecho a la eutanasia como una muerte digna

El derecho a la eutanasia como una muerte digna

Por Daniela Patricia Rosas Méndez

Abordar el asunto del derecho a morir dignamente ha sido durante años un tabú y objeto de duras críticas, donde muchos se adjudican sobre el final de aquellos que se encuentran en fase terminal de alguna enfermedad. Sin embargo, la influencia de la religión no ha ayudado mucho para que la eutanasia sea aprobada, por lo menos aquí en México.

La eutanasia es definida como el derecho que tiene una persona a decidir libremente y de manera consciente el momento de su muerte. Una decisión que debe ser formulada con mucho tacto y convicción; después de ello, no hay marcha atrás.

Sobre ello, las emociones toman un giro diferente, acerca de cómo el individuo ve el mundo, y la percepción ante los demás, teniendo en cuenta el dolor, el sufrimiento y el “alivio” que significaría liberarse de la enfermedad que lo aqueja. En el caso de quienes optan por la muerte asistida, es difícil aprender a controlar las emociones, pues, aunque no siempre estemos de acuerdo con sus decisiones, deben respetarse.

¿Cuál sería la razón principal para prohibirla? Simple, el solo hecho de terminar con la vida, que muchos lo definen como un regalo de Dios, algo tan valioso y único para cada ser humano, resultaría una locura. ¿Por qué terminar con ella? En casos donde la enfermedad es demasiado agresiva, esta práctica si se consideraría una opción viable.

Se ha generado bastante controversia respecto al tema, al menos aquí en México, aún no se aprueba una ley para el derecho a bien morir. El peso no solo recae en la política, sino también en la sociedad, que se dejan llevar más por sus creencias y religión que por sentido común. Hace falta más empatía por parte de la familia del enfermo, pues son los primeros en decidir qué hacer con la situación que se vive. Se genera demasiada tensión, dudando si mantener con vida a la persona enferma o darle fin al sufrimiento.

Dividir el debate entre matar y dejar morir genera confusión en la sociedad, puesto que lo que sucede con las denominadas "prácticas eutanásicas pasivas" es lo mismo que con la eutanasia "activa": se produce el final de la vida de la persona enferma. En consecuencia, lo relevante para el debate no es la pasividad o actividad de la práctica sino la intención del paciente y, eventualmente, de quien lleve adelante la práctica médica sin que la persona enferma o sus familiares lo sepan, así como el resultado obtenido1

“La confusión se genera a partir de lo que significa dejar morir y “matar”, aun cuando así lo haya querido el paciente, totalmente consciente de sus decisiones. También cuenta bastante la forma en cómo se efectúa este proceso, las consideraciones del médico y la familia”.

La persona, como todo ser humano, expresa su dignidad a través de la libertad para decidir cómo vivir y morir, todo esto dentro de sus circunstancias, y de cuándo poner fin a la vida si se entiende en conciencia que ha dejado de ser vida humana, lo que se refiere a una enfermedad terminal, algún accidente que le haya dejado serias lesiones, o que el diagnóstico no sea muy favorable.

El derecho a bien morir debería ser universal, sin cuestionamientos ni prohibiciones por parte de la sociedad. Así como todos tenemos derecho a la vida, también deberíamos tenerlo a elegir cuándo morir, de una forma tranquila y con el respeto que se merece. A muchos les aterra la idea del “suicidio asistido”, tanto que prefieren alargar sus dolencias y el sufrimiento propio, todo por desinformación.

Es la eutanasia uno de los debates éticos en la profesión médica de mayor actualidad porque aborda dos circunstancias extremas: la vida y la muerte. La discusión va desde aliviar el sufrimiento, finalizando con la vida, y tomando como principio la autonomía del sujeto, que tendría derecho a disponer de su propia vida, hasta la prohibición de la participación del médico y otros profesionales de la medicina en el control de una vida, que intervienen solo para aliviar el dolor o mantener funciones vitales, sin importar cuan inútiles puedan resultar esas acciones2

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