El desendeudamiento externo durante el gobierno de Nestor Kirchner
anadeltibetMonografía19 de Febrero de 2021
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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Facultad de Ciencias Humanas
Licenciatura en Relaciones Internacionales
El desendeudamiento externo durante el gobierno de Néstor Kirchner
Politica Exterior Argentina
Betiana Britos
10 de septiembre de 2020
INTRODUCCION
La llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, en mayo de 2003, se dio en uno de los momentos más críticos de la historia argentina. El escenario nacional era uno golpeado por una década de aplicación de políticas neoliberales y reformas estructurales, respaldadas por el Consenso de Washington, cuyo desenlace tuvo lugar en la crisis del 2001, dejando una sociedad fracturada con altísimos índices de pobreza y desempleo, una economía colapsada que devino en el cese de pagos de la deuda externa y en la mayor devaluación del tipo de cambio real de la historia del país hasta el momento, y en el medio, una fuerte crisis de gobernabilidad.
En su primer discurso, uno de los ejes que Kirchner planteó fue que su gobierno iría contra la corriente del modelo neoliberal que lideró los noventa y que buscaría ganar márgenes de autonomía a la vez que reinsertar a la Argentina en la economía mundial. La necesidad de solucionar la crítica situación de endeudamiento externo del país resultaba imperiosa, no solamente para mejorar su imagen a nivel internacional, sino por constituir una faceta de un plan para fortalecer el modelo de crecimiento nacional, y mejorar el bienestar de la población y la economía del país, sin responder a condicionamientos externos derivados, principalmente, del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esta posición fue materializada en políticas de desendeudamiento externo, que podrían diferenciarse en dos acciones claras: por un lado, las negociaciones con tenedores de títulos financieros, que derivaron a un exitoso canje de deuda en 2005; por el otro, el pago total y anticipado de la deuda que Argentina tenía con el FMI.
El presente trabajo se centra en analizar cómo fue el proceso de la reestructuración de la deuda en 2005 en particular. En primer lugar, hago un repaso de cómo se fue generando esa deuda y cómo llegó hasta su inevitable renegociación, teniendo en cuenta tanto el contexto nacional como internacional. En segundo lugar, cual fue el escenario nacional e internacional en el que asumió la presidencia Néstor Kirchner y qué características del momento hicieron propicia la aplicación de las políticas de desendeudamiento. Por último, una descripción de cómo se desenvolvió la negociación con los acreedores y el FMI.
Breve repaso por la historia de la deuda: desde la última dictadura militar hasta la cesación de pagos a fines de 2001
Para conocer la raíz de los problemas de la deuda externa argentina y su protagonismo hay que situarse en los años ‘70, cuando producto de los dólares provenientes del shock petrolero de 1973 y la recesión de los países centrales se produjo un inédito aumento de la liquidez en el sistema financiero internacional, que fue dirigida hacia los países periféricos por medio de inversiones extranjeras directas. Este hecho da comienzo a una nueva organización productiva internacional de carácter neoliberal que llegó a cada vez más países, a la vez que un nuevo régimen de acumulación basado en la valorización financiera. Empieza así, también, un creciente ritmo de endeudamiento de toda la región latinoamericana (Basualdo, 2015).
En esta etapa, el capital oligopólico local, respaldado por la naturaleza del Estado bajo el gobierno de la dictadura militar y su ministro de economía, José Alfredo Martínez de Hoz, contraía deuda externa para colocarla en activos financieros nacionales. A razón de la diferencia positiva entre la tasa de interés interna e internacional, se apropiaban del excedente económico de estos recursos para luego fugarlos al exterior. De esta forma podemos notar cómo el nuevo patrón de acumulación basado en esta valorización financiera estaba implicado tanto en el endeudamiento interno como en la fuga de capitales.
En los años ‘80, la Reserva Federal de Estados Unidos aumenta de forma brusca el costo de financiamiento buscando reducir la tasa de inflación. Esto ocasiono una crisis de deuda externa en toda América Latina. Y a pesar de estas nuevas condiciones en el mercado financiero global, el gobierno seguía alentando la apertura externa y la apreciación cambiara. Pero lo más predominante en esta década fue la transferencia de deuda externa privada, contraída por la fracción del capital dominante en la economía interna, al Estado. Esta licuación de la deuda externa privada se realizó a partir de 1981, implementando un seguro de cambio: los deudores con el exterior le daban los pesos al Estados según la cotización acordada con el seguro de cambio y este se hacía cargo de pagar en dólares a los acreedores externos. Pero esto resultó insostenible, un año después los vencimientos de seguro de cambio superaban las reservas disponibles del Banco Central, dando lugar a que comenzara a realizarse la estatización de la deuda (Basualdo, 2015)
A mitad de la década de 1980, los pagos de deudas contraídas se hicieron cada vez más difíciles, esto sumado a la contracción del comercio mundial que hizo que cayeran los precios de las commodities, principal producto de exportación de la región latinoamericana, devino en crisis y muchos países debieron reestructurar sus deudas. En ese momento, el FMI aparece como mediador proponiendo una solución bajo el nombre de “Plan Baker”, que constaba de otorgar créditos a los países que a cambio adecuaran sus economías a las condiciones que proponían estos funcionarios norteamericanos.
Esta supuesta salvación termino en una espectacular corrida cambiaria que desato el estallido inflacionario que terminaría anticipadamente con el gobierno de Alfonsín. Al finalizar el gobierno radical, la deuda externa había aumentado un 40%, pasando de 45.069 millones de dólares a 62.843 millones de dólares.
A inicios de 1990, la transferencia al Estado de la deuda externa privada ya se había consumado (Basualdo, 2015). El nuevo gobierno bajo la presidencia de Carlos Menem logro superar inicialmente la crisis mediante la aplicación de un programa de reformas liberales conocido como “Consenso de Washington”, impulsada por Estados Unidos y el poder financiero global para que los países periféricos golpeados por la crisis de la deuda externa “retomaran el crecimiento” y basadas principalmente, como lo resume Vadell, en la privatización de empresas públicas, la apertura comercial, liberalización financiera, reformas laborales y la estabilización de una tasa de cambio fija: la Ley de Convertibilidad, impulsada por el ministro de economía Domingo Cavallo (Vadell, 2006)
En diciembre de 1999 asume el gobierno de la Alianza, con Fernando De La Rúa como presidente, presentándose como un gobierno distinto al de Menem, pero que sin embargo siguió casi sus mismos lineamientos. En los años previos a la implosión del régimen de convertibilidad, el gobierno intentó tanto revertir el contexto recesivo que experimentaba la economía argentina desde 1998 como sostener el patrón de acumulación de capital sustentado en la valorización financiera, adoptando diversas políticas que no hicieron otra cosa que profundizar la crisis (conocidas como Blindaje y Megacanje). Tanto la Convertibilidad como el modelo de valorización financiera estaban condenadas al fracaso tanto por la insostenibilidad macroeconómica como por la imposibilidad de mantener las alianzas sociales que sostuvieron esa postura los últimos años: durante la gestión de De La Rúa estaba en pleno desarrollo la ruptura del bloque dominante entre los que proponían como salida la devaluación del tipo de cambio y los que por el contrario sostenían la dolarización de la economía. (Basualdo, 2015)
Finalmente, luego de décadas de aplicación de políticas neoliberales, se desato una gran crisis en argentina, concluyendo con cuatro años ininterrumpidos de recesión económica, una enorme fuga de capitales, altísimos índices de pobreza y desempleo. La deuda pública se había convertido en uno de los principales factores de estrangulamiento y dependencia externa de la economía argentina. Mientras una parte del endeudamiento externo publico creció debido al costo del financiamiento del “Plan Brady” (similar al previo Plan Baker), según Basualdo, “el endeudamiento externo privado fue el componente más dinámico en el funcionamiento de la deuda externa total en el conjunto de la década”. Post Crisis Tequila en México en 1995, se produjo en Argentina una “extranjerización” de la economía; y es posible constatar que importantes conglomerados extranjeros y grupos económicos realizaron transferencias al exterior a través de múltiples firmas (controladas por ellos mismos) .
El ritmo del endeudamiento del sector público estaba estrechamente vinculado al de este sector privado, en la medida en que el Estado se endeudaba para asegurar la provisión de divisas necesarias para solventar el déficit externo del sector privado (originado en gran parte por la fuga de capitales) a la vez que se necesitaban divisas para sostener la paridad convertible del peso (Basualdo, 2015)
Así, en diciembre de 2001, en un contexto internacional de elevada fragilidad financiera a escala internacional que había comenzado tiempo antes con la crisis asiática y que afecto a varios países emergentes, en medio del caos interno De La Rúa renuncia a su cargo y el presidente interino Rodríguez Saa anuncia que Argentina
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