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El plebiscito el SI y el NO


Enviado por   •  10 de Marzo de 2022  •  Ensayos  •  2.567 Palabras (11 Páginas)  •  39 Visitas

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Plebiscito y cuestiones políticas en la consolidación de la paz a través de las negociaciones en Colombia

La larga lista de errores en la campaña que respaldó el acuerdo final no puede ignorar el hecho de que el 49,78% de los votantes se movilizaron para apoyarlos, más que todos los recuentos de votos anteriores. Más de 6 millones de colombianos respondieron al llamado a apoyar el acuerdo final como una forma de defender vidas, rechazar la guerra y brindar oportunidades para un mayor bienestar social. Como se alcanzó en 2014, se formó un gran consenso para apoyar un acuerdo de paz.

Desde un principio no se explicó el acuerdo final de manera clara como una etapa preliminar de la paz. No hubo una voz que indicara cómo todos los colombianos hemos estado azotados por la guerra, el conflicto y la violencia armados política y socioeconómica. Muchos en la cima de la política encuentran difícil aceptar abiertamente el hecho de que una coalición de aspirantes a políticos, narcotraficantes, empresarios sin escrúpulos y agentes del Estado es parte de esta historia que están tratando de superar.

En muchos informes, la campaña de SI se ha centró en la solidaridad con los agricultores en las zonas de enfrentamiento armado, en lugar de en el camino hacia la prosperidad compartida. Esta idea se basa en una mala interpretación de la violencia económica y política en Colombia como un problema rural o simplemente un levantamiento, y no forma parte del patrón de poder y acumulación que define a la mayoría de las personas en todas las relaciones sociales.

El país estuvo en un laberinto de respaldar un libro con cientos de acuerdos específicos. Muchos expertos advirtieron que el mecanismo de participación no es inconstitucional ni suficiente para sustentar el texto del Acuerdo Final. Nombraron un referéndum imposible como plebiscito, y el destino de su implementación inmediata dependía de un umbral arbitrario, y la armadura legal del Acuerdo se colocó en referéndum.

A pesar de muchos intentos, el plebiscito no logró superar la polarización Santos-Uribe. El presidente se desempeñó efectivamente como director de campaña en la inevitable tarea de defender su trabajo que fue sometido a votación popular. En el contexto de la polarización, el defensor final del acuerdo no pudo desmontar las preocupaciones sobre una falsa campaña y mentiras de otras personas.

Las consecuencias de la ignorancia y la falta de presencia de la política de pastores y sus comunidades también conducen a la falta de diálogo o argumentan que es otro mecanismo de la credibilidad o el espíritu uribista. Las comunidades cristianas tradicionales no fueron de gran ayuda para comprender los fenómenos correctos y buscar el lenguaje adecuado para poder decir la verdad.

La exitosa campaña del NO se basó en llamados para convencer a los votantes de que había un terrible demonio al acecho en los acuerdos de paz, y señales de que el acuerdo de paz sacaría al castrochavismo. El uribismo logró amarrar la propuesta política de las FARC ante la preocupación de que el populismo de izquierda iniciado por Hugo Chávez en Venezuela pudiera triunfar en Colombia, que actualmente vive una crisis humanitaria en uno de sus vecinos.

La victoria del NO muestra una brecha profunda entre los formadores de opinión y las decisiones de la gente. Los editoriales, las declaraciones de los artistas, los testimonios de las víctimas y las declaraciones de tolerancia no son suficientes para combatir el miedo que rodea a la incidencia. La paz, que en principio debería ser una propuesta fácil de comunicar a la gente, no se ha ganado el corazón de la mayoría

Cuando el gobierno y la guerrilla están involucrados en un proceso de paz en un conflicto armado interno, surge el problema de definir una agenda de negociación. Cada conflicto tiene sus propias características, por lo que el contenido de la agenda varía según factores como: los aspectos contenciosos tratados; creencias y valores de las partes en conflicto; equilibrio de poder entre gobiernos y combatientes; Los recursos disponibles en cada país, así como los producidos por la ayuda internacional. Estos factores determinan el contenido y alcance de las distintas negociaciones, por lo que existen diferencias en las agendas de paz según el país involucrado. Sin pretender llegar a un modelo único de agenda de negociación que desconozca la trayectoria histórica de cada país, es importante abordar dos preguntas interrelacionadas: ¿Qué es negociación? ¿Y qué hay que negociar para lograr una paz duradera?

Responder a la primera pregunta aporta realismo a la mesa de negociaciones. En la medida en que haya claridad sobre los temas que se pueden resolver en la mesa de negociación, evitar el exceso de retórica y avanzar en el proceso de paz. Esta pregunta también nos ayuda a distinguir si las negociaciones son serias o simplemente un componente táctico de la estrategia de guerra.

Por otro lado, la segunda pregunta tiene una dimensión de largo plazo. Además de definir que los temas "x" son negociables, se puede argumentar que la paz duradera depende del factor "y" que (al menos en un caso particular) no es negociable. Bajo esta deducción, lo negociable no necesariamente lleva a la paz. Existe una gran variación en los factores que conducen a una paz duradera. Para muy pocos, la "paz" en sí misma es algo bueno. Según el punto de vista, la paz puede defenderse siempre que se relacione con el desarrollo económico, la equidad, la justicia social, la democracia, la integración social o el orden (o varias combinaciones de estos).

Para algunos enfoques, el problema en Colombia es económico (singular) y la violencia es solo una manifestación del problema. Por lo tanto, poner fin a los síntomas (de la guerra) sin abordar sus causas fundamentales (la pobreza y la mala distribución del ingreso) no resolverá nada, ya que ayudará a retrasar el estallido. Comunidad inevitable. Según este cálculo, se espera una guerra en Colombia cuando cerca del 20% de su población vive en condiciones de extrema pobreza y el país sufre una de las peores distribuciones del ingreso del continente. Por tanto, la paz debe pasar necesariamente por una serie de reformas estructurales de la economía encaminadas a lograr una mayor igualdad social, así como a incrementar el bienestar de las regiones menos favorecidas.

razonable adoptar un programa económico para las negociaciones siempre que exista una relación causal clara y significativa entre las variables económicas (es decir, la desigualdad y la pobreza) y el conflicto armado.

El conflicto armado incluye a los municipios más desiguales, y también hay un problema agrícola no resuelto. Además, se puede decir que la reducción de la pobreza a nivel nacional es de pocos puntos porcentuales y que los cambios en la desigualdad son relativamente pequeños. En otras palabras, las condiciones de vida mejoraron modestamente y quizás no lo suficiente como para contener efectivamente el conflicto armado.

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