El rol del ciudadano chileno en la democracia de la desconfianza
Cristóbal CorderoInforme11 de Octubre de 2018
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El rol del ciudadano chileno en la democracia de la desconfianza
Carrera: Ciencias políticas y administración Pública
Ramo: Desarrollo político y administrativo de Chile
Profesor: Eugenio Rivera
Alumno: Cristobal Cordero Osorio
Si bien, el ser humano ha demostrado ser capaz de realizar diversas tareas por sí mismo, le resulta, salvo algunos casos, imposible lograr valerse sin la necesidad de recurrir a otras personas, es por ello por lo que la organización bajo ciertas metas u objetivos le han permitido a la raza humana evolucionar de manera casi incalculable, permitiéndole no solo delegar tareas, sino que también especializarse y enfocarse en lo que mas le gusta hacer. Lo anterior se ve reflejado en las sociedades contemporáneas, en donde no todos estamos dispuestos en realizar todas las labores que nos permiten vivir con mayor facilidad. Por ejemplo, requerimos de alimentación, pero no por ello dedicaremos nuestra vida entera a cosechar y procesar alimentos, pero si habrá alguien dispuesto a hacerlo, si en cambio nosotros le entregamos algún otro servicio o si simplemente le otorgamos algún tipo de remuneración.
¿Por qué es importante lo anterior?, pues nos explica en abstracto la necesidad casi inevitable del ser humano tanto de delegar, como asumir funciones determinadas, funciones que para algunos resultan no solo aburridas, sino complejas y sin sentido, pero que al fin y al cabo permiten que todo este gran sistema logre funcionar de la mejor manera posible.
Para ser más claros o específico sería mejor situarnos en la actualidad, en donde el sistema que permite un óptimo funcionamiento de dicha estructura, son los mecanismos de organización social y que en nuestro caso dicho rol lo cumple la democracia, sistema que otorga una serie de responsabilidades a un ente llamado estado, que se ve reflejado en un gobierno que trabaja periódicamente en factor de velar por el bienestar común de la población, a través de leyes, políticas publicas y la toma de decisiones. Es por ello que dicho estado debe estar dotado de una serie de instituciones, grupos organizados y personal altamente capacitado para lograr resolver los diferentes problemas que acomplejan a las sociedades. Para ello, se requiere según sea la función o mejor dicho el cargo un sistema de acceso a dichos puestos, por ejemplo, si nos vamos a la cúspide de la administración del estado podemos encontrar al poder ejecutivo, un cargo unipersonal y de elección popular, elegido bajo nuestras reglas cada 4 años, por otro lado, nos encontramos con el poder legislativo conformado por varios conglomerados políticos y que en teoría deberían representar de mejor manera a las diversas minorías del país. (entiéndase minoría como grupo de personas unidas por una o más problemáticas) y que de igual forma es elegido vía elección popular cada 4 y 8 años (diputados y senadores respectivamente), finalmente y como tercer gran poder en nuestro sistema democrático nos encontramos con el poder judicial, encargado de hacer cumplir la ley buscando la imparcialidad y la justicia en todo momento que resulta ser elegido por el presidente de la república, previa aprobación del senado.
Lo anterior, debido a que si bien a la población en nuestro país tiende a agradarle la idea de respetar el sistema por el cual somos gobernados, se contrapone totalmente al escenario que se ha podido vislumbrar en las últimas décadas, esta es; una alta desafección política, que se hace notar cada vez más en época de elecciones en donde el porcentaje de población que asiste a las urnas disminuye gradualmente, una critica constante y carente de consejo político, porque la idea no es mejorar, sino criticar hasta que otro lo haga mejor, un escenario que también contempla a una población de más de 14,3 millones de posibles votantes dentro del territorio nacional, contraponiéndose a tan solo un 46% de votantes activos durante las ultimas elecciones presidenciales.
Lo anterior será el objeto de estudio en esta investigación, ya que como algo tan importante como lo es ser partícipe de la elección de quienes nos representarán, resulta ser meramente un circo político, en donde la población observa, pero no participa en las urnas, pero al momento de verse afectada en temas puntuales decide armarse, organizarse y actuar mediante mecanismos que para el estado no son del todo conocidos (rasgos característicos acerca del mito del ciudadano pasivo).
Quizás sea el factor corrupción, que si bien ha estado presente en nuestro país desde el inicio de la democracia en chile, ha tomado mayor protagonismo durante las últimas décadas, como también puede ser consecuencia de la reforma al sistema electoral efectuado durante el gobierno de Sebastián Piñera, cambiando de un sistema obligatorio a uno de carácter voluntario, disminuyendo drásticamente el número de votantes. Pero a su vez también sería interesante abordar el tema de la evolución de la población chilena, que cada vez se siente capaz de solucionar sus problemas enteramente por la vía económica, accediendo a soluciones pagadas y expeditas, pero a la cual no todos podemos optar y finalmente, terminan por no ser la verdadera solución al problema.
Es indispensable poner en debate esta situación, pues finalmente son estos grupos quienes deciden y velan por nuestro bienestar, tomando decisiones que pueden cambiar el rumbo de nuestro país como también de las generaciones venideras y a pesar de que existan personas con malas intenciones es nuestro deber como ciudadanos hacer valer nuestro derecho a relevar de sus funciones a quienes no sirven al pueblo, ya sea en las siguientes elecciones o bajo la presión política y mediática, como ha ocurrido en las ultimas semanas en nuestro país.
La importancia de la confianza en la democracia y la corrupción como causante de la perdida de ésta.
Uno de los factores fundamentales para que la democracia pueda mantenerse como sistema de gobierno y como bien lo recalca Rosanvallón, es el hecho de poder elegir a sus representantes mediante la elección popular y periódica. Dicha votación cumple un rol que va más allá de solo escoger al candidato que represente las preocupaciones de la población, sino que también le otorga legitimidad a su cargo, pero además contempla en su mayor grado la expresión de confianza por parte de los ciudadanos, pues la población en masa concurre a las urnas y muestra un apoyo efectivo hacia cierto candidato o partido político y en que este posteriormente ya dotado de las facultades que le otorga su cargo, actuará siempre de buena fe, apelando al bien común y con el objeto de demostrar durante su periodo que es una persona capaz de cumplir sus promesas.
Pero ¿Qué pasa cuando finalmente, los resultados no son esos? Es decir, el candidato electo al asumir cae en practicas poco honorables, como la corrupción, el cohecho, el despotismo, etc. Fácil, la confianza se pierde (no así la legitimidad) y no solo eso, sino que también el apoyo que había recibido el candidato por parte de la ciudadanía, un ejemplo claro de dicha situación seria el caso del bi-ministro (minería y energía) Laurence Golborne, que durante el primer mandato de Sebastián Piñera (2010-2014) cumplió un rol protagónico al momento del rescate de los míticos 33 mineros, situación que lo catalogó como uno de los ministros mejor valorados por el país y que posteriormente le permitiría ser considerado como un buen candidato presidencial, confianza y cariño que perdería de manera abrupta al conocerse su participación en el caso “PENTA”, específicamente por la facilitación de boletas ideológicamente falsas sumado a conflictos de interés con el proyecto Aysén, que finalmente terminarían por frustrar una de las candidaturas más fuertes de la derecha chilena.
Lo anterior es un claro ejemplo del poder que puede generar la confianza, pues por situaciones o actos específicos, la población dota a una persona, posterior a las elecciones, de poder y en consecuencia de hacerse cargo de los problemas del país, muchas veces sin saber las verdaderas intenciones o la misma naturaleza de la persona y al momento de hacerse público, la población sufre una grave erosión de confianza, que no solo absorbe el prestigio del gobierno de turno , sino también del sistema democrático que lo ampara.
Por lo que es posible que dicha situación genere en parte un comportamiento de desapego hacia la política y en consecuencia una disminución de la población votante activa del país.
Si bien, resulta preocupante la cantidad de cargos que están siendo ocupados por personas con un historial delictual amplio, es aún mas preocupante que la democracia en nuestro país no sea capaz de articular medidas que prevengan y castiguen dichas prácticas.
“Si no se toman acciones en este sentido, los niveles de participación volverán a ser bajos, afectando a la gobernabilidad y legitimidad de la democracia chilena.” (OLIVARES, 2016)
Así lo determina Nicolas Miranda Olivares, quien, en base a la exposición de diversos casos de corrupción como PENTA y SQM, explica que de seguir ocurriendo este tipo de situaciones, la masa electoral seguirá disminuyendo en las próximas elecciones situación que para la población chilena ya son comunes y aún mas para nuestros compañeros de
Latinoamérica, como Venezuela, Perú, Brasil y la Republica dominicana, que al igual que nuestro país han sido testigos de cómo las malas prácticas se apoderan de los grandes cargos de sus respectivas naciones, así lo demuestra la encuesta realizada por la ONG, Transparencia internacional, que expone el grado de percepción que tiene los habitantes de Latinoamérica sobre la corrupción en sus respectivo países, siendo nuestro país quien toma el segundo lugar, con un 80% siendo superado solo Venezuela con un no mayor 87%. Son estas cifras, las que apoyan la hipótesis de que la corrupción y las malas prácticas tanto políticas como administrativas alteran el nivel de participación eleccionaria dando lugar a la crisis de legitimidad , situación en la cual la población sufre un desencanto con la política y busca a toda costa alejarse de ella y de sus falencias a la hora de administrar nuestros recursos, es por ello que resulta ya conocido los dichos como “que hagan lo que quieran, de todas formas debo seguir trabajando” o “tropa de ladrones, solo quieren plata” , dichos que en cierto sentido deben ser escuchados, pues son el reflejo de esta democracia incapaz de supervigilar a los poderes que la conforman. [pic 2]
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