Evaluacion Academica

EVALUACIÓN ACADÉMICA E INSTITUCIONAL

La Evaluación Académica e Institucional busca desarrollar programas y/o actividades que permitan, a través de una evaluación apropiada y debidamente consensuada con las distintas Unidades Académicas que forman la institución escolar, garantizar la calidad educativa de estas. Los cambios y mejoras institucionales solo pueden tener sentido cuando responden a un programa de evaluación debidamente establecido.

Sin embargo la mayoría de las veces cuando se trata de hablar de la Evaluación Institucional, a los miembros de las comunidades escolares los invade el asombro, la sorpresa, la sospecha, asumiéndola como algo tan lejano a su experiencia en la Escuela.

Es cierto que si se quiere evaluar eficientemente, hay que prepararse adecuadamente, tener la convicción que para emitir opinión, o mejor dicho para pasar de la opinión al juicio fundamentado, es necesario contar con elementos que permitan que las reflexiones traspasen el umbral de las meras conjeturas.

Eso es ni más ni menos el secreto de la verdadera Evaluación Institucional: obtener la mayor información posible, relevada con instrumentos válidos, confiables, para ayudar a tomar las decisiones adecuadas y oportunas, que la Institución reclama para transitar el camino de la mejora continua. ¿Cómo recabar esa información tan valiosa? ¿De quien se acerca al escritorio del Director para decir qué sucede tal o cuál situación...? Algunos directores basan su conocimiento sobre el Centro de esta forma: recibiendo la opinión, distorsionada y generalmente parcial, que le acercan dudosos informantes.

Los directores profesionales, nunca se quedan con una única versión de los hechos y recogen información, datos, opiniones de variados funcionarios, niños y familiares. Luego, toman su tiempo, analizan la información, la ponderan y toman decisiones. Éstas pueden no ser las más acertadas, pero al menos fueron tomadas considerando la mayor información posible, disminuyendo los márgenes de error. Múltiples técnicas para recoger información están al alcance: entrevistas, encuestas, reuniones, entre otras.

Si la evaluación institucional la realizan las autoridades institucionales y con poca experiencia o formación en el área de evaluación, es necesario garantizar el anonimato de las fuentes. No hay que olvidar que la relación de poder que maneja el director puede inhibir la opinión auténtica de quienes brindan la información. Si no se toman esas precauciones, nunca sabrá el director, si la información recogida es real o responde a lo que él quiere escuchar. Muchas personas en puestos clave de responsabilidad gerencial, sólo atienden aquello que refuerza sus propias convicciones. Entonces la evaluación no es confiable.

En otras oportunidades, cuando el clima institucional lo permite, porque existe una atmósfera de confianza y autenticidad bien consolidada, las relaciones cara a cara son una oportunidad valiosa para obtener información. Cuando un maestro solicita una entrevista con el director, sabiendo que será escuchado, que su visión sobre el centro es considerada por el director como un invalorable aporte, se establece un diálogo que brindará insumos inestimables para la toma de decisiones. Así también, las voces de los profesores de diferentes áreas, que tienen se quedan con una única versión de los hechos y recogen información, datos, opiniones de variados funcionarios, niños y familiares. Luego, toman su tiempo, analizan la información, la ponderan y toman decisiones.

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