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Factores Que Influyen En La Realidad Juvenil


Enviado por   •  6 de Febrero de 2015  •  7.761 Palabras (32 Páginas)  •  412 Visitas

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3. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA REALIDAD JUVENIL

Los momentos que está atravesando el mundo, marcan de manera significativa nuestra región de América Latina y, de forma dinámica, van afectando cada uno de sus países, sobre todo en el plano económico, el cual, si no es homogéneo, amplía las brechas entre los países más desarro-llados y los más empobrecidos porque está cen-trado en un ritmo globalizante capitalista neo-liberal, cuyo objetivo final es la producción, el mercado, la extracción, el consumo, la economía de la especulación financiera que lleva a unos pocos a adquirir gran poder, por medio de la información y la tecnología, que los coloca por encima de cualquier equilibrio, y el posiciona-miento de todo recurso humano y material que les conduce hacia un utilitarismo, provocando un fuerte individualismo, que excluye y oprime a los más frágiles, entre ellos los adolescentes y jóvenes.

Estos acontecimientos que surgen, propios de un sistema neoliberal capitalista y de movi-mientos neosocialistas y neopopulistas, coloca a los jóvenes en una situación social agobiante de marginalidad, exclusión, violencia, desempleo, pobreza, falta de una buena educación, pérdida de identidad, inseguridad, movilidad, falta de oportunidades y de espacios de participación a pesar de ser una fuerza de vital importancia. Hoy, poco se les toma en cuenta en espacios de-cisorios.

En este recorrido por la realidad de América Latina y del Caribe nos vamos a encontrar con la diversidad de rostros concretos de jóvenes que sufren la desestructuración de la sociedad, rostros de jóvenes indígenas, afroamericanos, campesinos y suburbanos marginalizados, que viven carentes de los más básicos recursos, y sin posibilidades de surgir en medio de un sistema neoliberal que propicia en nuestros países un proceso de empobrecimiento y mala distribución de las rique-zas14.

Son rostros de jóvenes obreros con pocas posi-bilidades de mejorar sus salarios; de jóvenes en-carcelados, fruto de un círculo de vida incierta; de jóvenes estudiantes en sistemas educativos, cuya formación muchas veces no responde a los “parámetros competitivos” de hoy. Son rostros de jóvenes urbanos que, cada día, viven en la in-certidumbre de quedar relegados de las institu-ciones que ofrecen posibilidades para construir su identidad; rostros de jóvenes que son presa de la violencia (DP 33-38) y el exterminio,de una cultura consumista provocada por los medios de comunicación social que los manipula a “satis-facer las necesidades”, a “disfrutar las cosas con abundancia”, a estar de moda para ser acepta-dos. Son jóvenes envueltos en un hedonismo, con una connotación impredecible; son los rostros dolientes de aquellos que han caído en la mara-ña de las drogas que les crea una dependencia síquica y biológica, sin posibilidad de poder salir porque han hecho de ellas su vida. Son jóvenes heridos por las crisis familiares y por la ausencia de modelos verdaderos de matrimonios. Son jó-venes que, confusos en su identidad sexual, no realizan un proceso sereno de formación inte-gral en la afectividad. Son jóvenes que se sienten marginados por las dificultades de acceso a las redes sociales y al mundo de la comunicación. Son jóvenes que sufren por la falta de modelos significativos de liderazgo para la construcción de su proyecto de vida. A pesar de todo eso –de forma increíble y misteriosa– no dejan de ser la alegría de la comunidad.

En este contexto de mirar la realidad de los jó-venes, podemos acercarnos a los procesos his-tóricos y políticos que ha vivido América Lati-na. Estos han sido de grandes transiciones en la búsqueda de democratización, afectada por decisiones de organismos extranjeros con ideas neoliberalistas y neosocialistas; por estructuras, gobiernos y formas políticas tradicionales, que, más que buscar el bien común, buscan el poder y la satisfacción personal, estableciendo un sis-tema de corrupción, aunado a la inconsulta y la poca participación popular, ocasionando graves crisis políticas. Hay una desilusión de este cam-po por parte de la juventud. No creen que las instituciones tomen la vida en serio y, por esto, las critican y no participan o peor aún, las nie-gan. Por parte de la Iglesia y de la Pastoral Juve-nil ya se constató (Ecuador, 2003) que hay poco acompañamiento, poco apoyo para los jóvenes que sienten vocacionalidad para estar en estos espacios. También es un camino muy duro para recorrer.

Aunque el panorama político del Continente la-tinoamericano ha variado en los últimos años, ya que algunos países han cambiado su estruc-tura política, es bueno preguntarse: ¿cuál es la participación de los jóvenes en este engranaje?

Desde hace algún tiempo la juventud se ve más dis-tanciada del sistema político y de la competencia elec-toral, lo que se refleja en bajos índices de adscripción partidaria o de participación en elecciones, en muchos países. De hecho, la juventud suele sentirse poco re-presentada en espacios de toma de decisiones políti-cas15.

Es lamentable y complejo contemplar estas con-tradicciones, ya que la región cuenta con tantos jóvenes, que se podrían convertir en una gran fuerza que, desde su realidad concreta, podrían aportar con sus capacidades. Sin embargo, se les abre poco espacio de participación en materia de políticas y programas de juventud, como un derecho inherente. Es necesario evidenciar que, para los Estados, los jóvenes han sido conside-rados como “sujetos” emergentes, que aparecen solo en determinados momentos históricos, sin constituirse sujetos de derechos, ciudadanos y actores del desarrollo de las sociedades.

Además, el joven de hoy desconfía de los siste-mas políticos, por la utilización que estos han hecho de ellos y porque no encuentran modelos que les orienten hacia la construcción de la ciu-dadanía, desde un servicio público que les per-mita un desarrollo personal y ciudadano. Este es uno de los grandes desafíos lanzados por los jóvenes participantes del III Congreso Latinoa-mericano:

Ante sistemas políticos que generan desconfianza en los jóvenes, haciendo uso de ideologías que atentan contra la integridad y dignidad de las personas, nos vemos desafiados a formarnos en ciudadanía desde la Doctrina Social de la Iglesia, para actuar y participar políticamente, creando propuestas fraternas e influ-yentes al estilo de Jesús16.

No obstante, constatamos que hay presencia de jóvenes en muchos espacios de la política, ele-vando su voz, diciendo una palabra, organizán-dose a su modo en muchos movimientos popu-lares, ecológicos e incluso en partidos políticos. Están presentes y buscan organizarse en estos espacios.

3.1.

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