Formacion Docente Ante La Sociedad Liquida

La formación del docente ante la modernidad liquida.

Profesor Pablo Ruiz Bravo

Muchas veces nos hemos preguntado sobre los retos que vive la educación contemporánea frente a la sociedad capitalista, consumista y globalizada. Hemos dicho hasta el cansancio que estamos en una crisis profunda de la educación a partir de una mirada hacia la contemporaneidad, sus parámetros de valor y de demanda educativa.

¿Qué tipo de educación es posible con esta percepción social impaciente y con prisa? La educación es un proceso extendido en el tiempo y pide paciencia porque no todo se puede ver como producto/resultado. Además aprender provoca miedos y angustias porque produce rupturas en visiones de mundo y no se puede esperar que todo sean alegrías y placeres. ¿Cuál sería el papel del profesor del CCH frente a este marco social?

En su libro, La modernidad liquida Zygmunt Bauman realiza una metáfora entre la sociedad moderna y las características físicas que poseen los fluidos, es indudable que la sociedad actual está pasando por una serie de transformaciones en lo cultural, lo económico y lo político: producto de la postmodernidad; trayendo consigo consecuencias nefastas en la condición humana.

Así por ejemplo la familia como célula de una sociedad sólida, al igual que las instituciones políticas que dan orden jurídico y social han perdido su norte, desvaneciéndose y fluyendo como lo hacen los líquidos, que se deforman sin tener una estructura sólida. Cada día es preocupante el entorno en que nos movemos, los valores han ido cambiando, las relaciones se han despersonalizado por el consumo desmedido.

La modernidad tiene diferentes significados, para algunos es el advenimiento de los avances tecnológicos con sus correspondientes implicaciones, es la evolución de la sociedad moderna y reservada a la de sociedad liberal y contestataria, para otros es la separación del tiempo y del espacio en el contexto vital del ser humano.

La globalización es un fenómeno en donde el capital mundial y las políticas económicas de las superpotencias, imponen condiciones de desigualdad en los países en desarrollo, además crea condiciones de inestabilidad en los estados y naciones, originando problemas con la fuerza laboral, sometiendo libertades que los individuos han conquistado en el pasado, debilitando las estructuras de la familia ,trayendo consigo migraciones de ciudadanos, hacia tierras que (aparentemente) les ofrecen mejores oportunidades.

La incertidumbre que vivimos es una muestra de la fragilidad de los sistemas de seguridad y de la incapacidad de los gobiernos por proteger la vida de sus habitantes, solamente se combate el delito desde lo militar y lo policial pero no se atacan los problemas desde lo social, lo educativo, lo cultural y lo económico.

Ante este panorama se hace necesario que los gobiernos y la sociedades asuman grandes retos desde el sistema educativo para franquear los problemas éticos y morales que se sucintan, en ese sentido, el trabajo para la formación de docentes del CCH debe preocuparse por la transformación del individuo desde el punto de vista axiológico, que rescate esa pérdida de valores y fortalezca las dimensiones del ser humano: lo espiritual, lo físico, lo emocional, lo intelectual y lo social.

En ese contexto la educación que se imparte en el CCH debe estar en sintonía con los cambios sociales, para ello es importante que en la formación docente del CCH se considere la realidad de los jóvenes, para que la labor pedagógica del maestro sea eficaz. La esencia de la educación entonces debe ser una forma adaptativa del individuo a las dinámicas de la sociedad líquida, en la cual todos estamos inmersos, pero sobretodo debe brindar los elementos necesarios para que la juventud re direccione su trayectoria frente a las circunstancias actuales.

La educación que se imparte en el CCH debe tener determinadas características para los maestros y los alumnos que desarrollen la autonomía, el espíritu solidario, la responsabilidad de resolver los problemas sociales, pero sobre todo para despertar la capacidad de participar en la vida pública. Estos valores son también valores ciudadanos que se requiere fortalecer en beneficio de la sociedad actual.

Los maestros de CCH debemos educar para la esperanza, para el cambio, para la solidez de la sociedad que requiere el mañana. La educación actual tiene retos que son inaplazables, en tanto la formación de las nuevas generaciones requiere del análisis de las condiciones actuales a la que nos vemos enfrentados los seres humanos, es necesario desmitificar el término educación del mañana, pues las necesidades son presentes y pensar de esa forma es tener un desconocimiento de la realidad.

Es necesario que en la formación docente y disciplinaria de los profesores del CCH se considere: que los maestros deben saber: organizar y animar situaciones de aprendizaje, gestionar la progresión de los aprendizajes (Jerarquizar los aprendizajes), elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación que permitan una evaluación de los aprendizajes de cada alumno, implicar a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo porque solo haciéndolos parte de lo que aprenden lograran conocimientos significativos.

El maestro del CCH debe aprender a trabajar en equipo y hacer trabajar en equipo, pues solo así nos apropiamos no solo del conocimiento sino que se transforma en un conocimiento social. El profesor de CCH debe participar activamente en la gestión de la Escuela Nacional de Ciencias y Humanidades pues su responsabilidad no solo es la de transmitir conocimientos sino la construcción de los mismos y la conciencia de la participación ciudadana. En la formación del docente se debe incluir la formación y utilizar las nuevas tecnologías, porque hoy por hoy forman parte de una realidad ineludible.

Todo lo anterior es importante, sin embargo debo destacar: nuestra gran responsabilidad de afrontar los deberes y los dilemas éticos de nuestra profesión para lograr no solo alumnos más preparados, sino buenos ciudadanos y

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