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Intituto Electoral


Enviado por   •  9 de Junio de 2015  •  19.830 Palabras (80 Páginas)  •  164 Visitas

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Universidad Autónoma de Zacatecas

“Francisco García Salinas “

UNIDAD ACADEMICA DE DERECHO

TESINA:

El proceso electoral mexicano.

Materia: teoría política y procesos electorales.

Docente: Doc. Delia Araceli Valadez Sánchez

Alumnos:

Almaraz Gutiérrez Isabel

Cervantes Nava Lucia Del Rocío

Delgado Gamboa Héctor Ulises

Escobedo Gálvez Kenia

Flores Espinoza Nayeli

González Vázquez Cristian

López Murillo Alondra Estefanía

Macías Rodríguez Abel

Ramírez Hernández Mariela

Saucedo Alvarado Gabriela

24-04-2015

AGRADECIMIENTO

Principalmente a nuestros padres, que de manera incondicional han estado siempre a nuestro lado que nos han apoyado en momentos de derrota, de momentos de debilidad y momentos de triunfo para cumplir nuestras metas.

A nuestra maestra y asesora de tesina que con su dedicación y profesionalismo nos ha apoyado de manera desinteresada con la finalidad de compartir su conocimiento con nosotros.

A mis compañeros de equipo porque con su dedicación, y a pesar por los inconvenientes surgidos logramos concluir el trabajo.

Por el tiempo y el esfuerzo, gracias a todos y a cada uno de ustedes.

Introducción

La democracia compleja es una forma de régimen político relativamente nueva en la historia de la humanidad. Es cierto que tanto el nombre como algunas de sus características se conocieron y se practicaron desde la antigüedad, sin embargo, las formas democráticas modernas nada tienen que ver con aquellas que imperaron en la polis ateniense o sobre las que teorizaron los filósofos de la Grecia clásica; de aquellas expresiones políticas, la moderna oligarquía ha heredado poco más que el nombre.

La democracia moderna no comenzó a abrirse paso en el mundo occidental sino hasta el siglo xix y se trató de un fenómeno político aislado, con pocas e inestables expresiones fuera de Estados Unidos y Gran Bretaña, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a generalizarse en distintas regiones del planeta. Es en esta lógica que suele plantearse una correspondencia entre el desarrollo de los marcos de mercado en la economía y el surgimiento de los arreglos democráticos ya que, aun cuando no todas las sociedades del capitalismo avanzado son democráticas, sólo en sociedades con mercados complejos y extensos se han generado formas democráticas estables, y los países que han alcanzado los grados mundiales más altos de desarrollo económico tienen regímenes democráticos. Por tanto, es posible establecer un paralelismo entre el proceso de búsqueda de la eficiencia económica y el desarrollo de equilibrios cada vez más propicios para el intercambio en las instituciones políticas.

No resulta sencillo dar una explicación convincente del porqué de esta relación. Sin embargo, parece evidente que el desarrollo de los intercambios impersonales, que implica la generalización de las sociedades de mercado, provocó una crisis en la organización de las sociedades y en sus formas de legitimación ideológica. El intercambio personalizado, propio de las sociedades que de manera esquemática podemos llamar tradicionales, implica la existencia no sólo de contactos de carácter personal sino una repetición en los intercambios, que minimiza las ganancias del fraude y del oportunismo, a la vez que se sustenta en una idea ética, socialmente definida, de la justicia de las reglas establecidas y de los derechos de propiedad. Estos códigos de comportamiento consensuados, en los que, indudablemente, la reciprocidad jugaba un papel relevante, constituían formas de vida con una institucionalización que requería de pocas reglas formales para regular el intercambio y establecer controles. El consenso implicaba una percepción de la realidad prácticamente unánime.

Por el contrario, el proceso de intercambio en mercados impersonales que comenzó a abrirse paso en el mundo a partir del siglo xvi, pero que no se generalizó realmente hasta bien entrado el siglo xix, fomentó, en primer lugar, la aparición de percepciones distintas de la realidad, lo que provocó el surgimiento de ideologías diferentes y competitivas. Douglas North, el historiador económico que recibió el premio Nobel de Economía en 1993, describe el origen de este cambio en las formas de organización social de la siguiente manera:

Aquellas experiencias que los trabajadores tenían en común fueron progresivamente separándose de las relaciones personales que habían producido un conjunto común de valores. Los contratos formales tuvieron que reemplazar a los acuerdos informales; la estructura consiguiente de la organización de los mercados impersonales fomentaba las mismas características de conducta planteadas en el dilema. Es decir, se desarrolló un conjunto formal de reglas que limitaba el comportamiento en los intercambios de mercado, pero qué también creaba las condiciones por las que aparecían grandes incentivos al incumplimiento de dichas reglas. Aquellos que veían limitado su comportamiento por la ideología consensuada de los intercambios personalizados pronto se dieron cuenta de que estaban siendo explotados, que se estaban aprovechando de ellos, en estas nuevas condiciones en las que era muy rentable el comportamiento maximizado de las partes contractuales. La competencia en los mercados impersonales introdujo en el intercambio una relación básicamente antagonista. El conflicto omnipresente sobre los términos del intercambio reemplazó a aquellos factores tradicionales como las relaciones entre individuos de igual status, la honestidad y la integridad.

La extensión de los mercados

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