JUSTIFICACIÓN DE LA PENA DE MUERTE

JUSTIFICACION DE LA PENA DE MUERTE

(según las teorías estudiadas)

TEORÍA RETRIBUTIVA O ABSOLUTA DE LA PENA:

Según esta teoría la pena a imponer a un delincuente es una compensación o retribución del mal previamente ocasionado. La función de la pena es ser la justa retribución del mal causado por el delincuente a través del delito.

Para los defensores de esta teoría la función de la pena es la satisfacción de la justicia, la pena ha de imponerse por el delito cometido aunque resulte innecesaria para el bien de la sociedad, tomando la Ley del Talíon como instrumento capaz de determinar con exactitud la cantidad y calidad de la pena a imponer ante un hecho delictivo.

Por lo tanto si defendemos que la magnitud de la pena deberá ser valoratoriamente idéntica a la lesión del ordenamiento jurídico causada por el delito, acciones tales como asesinatos y homicidios en los que el bien jurídico protegido es la propia vida de la víctima debe conllevar la pérdida del mismo bien jurídico para el responsable de los hechos.

Estas teorías aportaron al ordenamiento jurídico la idea de la proporcionalidad, sólo puede ser adecuado, para retribuir una infracción, imponer una sanción que sea equiparable al daño producido. Por contra muchas fueron las críticas recibidas ya que no resulta sencillo comprender cómo se puede borrar un mal cometido, añadiendo otro mal y por tanto utilizando la pena como una institución sin utilidad social práctica presentándola como un instrumento que carece de efectos sociales positivos.

TEORIA DE LA PREVENCIÓN GENERAL NEGATIVA O INTIMIDACIÓN

Según esta teoría la pena debe ser un instrumento puesto al servicio de la prevención de nuevos y futuros delitos. Las teorías de la prevención tienen su fin en que no se pena a quien ha pecado sino para que no peque tribuyéndole a la pena una función mirando al futuro y no al pasado como hacen las teorías absolutas.

Se trata, según esta teoría, de advertir a todos los ciudadanos de los efectos negativos que puede deparar la violación de las normas, con el propósito de que éstos, como consecuencia de la coacción psicológica a la que se ven sometidos, omitan todos aquellos modos de comportamiento que puedan contradecir las leyes. Por lo tanto estamos atribuyendo a la pena una función intimidatoria por medio de la amenaza de un mal.

Por lo tanto si existiera la pena de muerte esta supondría la mayor de las amenazas con la que el ordenamiento jurídico pudiera castigar a un delincuente. Es por ello que ante posibles infractores y dadas las consecuencias de sus actos puede que vean frenados sus impulsos de realizar determinadas acciones contrarias al ordenamiento jurídico ya que

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