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LA HAMBRUNA


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  3.406 Palabras (14 Páginas)  •  280 Visitas

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Mientras muchos de nosotros venderíamos nuestras almas por conseguir la pastillita mágica que nos permitiera hartarnos de churros, chorizo y huevos fritos sin aumentar de peso. y (claro) sin incrementar los niveles de colesterol, hay 800 millones de personas en el mundo que se van a la cama todas las noches con hambre. Y hay más de 800 millones que tienen sobrepeso o padecen obesidad. según el Worldwatch Institute de Washington, un organismo que se dedica meticulosamente a acumular esta clase de datos.

Más estadísticas, todas de Naciones Unidas: cada cinco segundos muere un niño de hambre; uno de cada cinco niños en Estados Unidos es peligrosamente obeso; 10 millones de personas mueren cada año debido al hambre o las enfermedades que provocan y acentúan la malnutrición; el mundo produce comida más que suficiente para todos los seres humanos; el presupuesto total mundial que dan los Gobiernos de los países ricos para el desarrollo de los países pobres es de 50.000 millones de dólares al año; el presupuesto de Estados Unidos para la guerra en Irak (según cifras oficiales de ese país) hasta la fecha ya duplica esa cantidad.

El hambre, que mata directa o indirectamente a nueve veces más personas cada día de las que murieron en las Torres Gemelas de Nueva York, es la manifestación más extrema posible de la pobreza, del fracaso humano. Reducir la cifra de gente hambrienta en el mundo a la mitad ha sido identificado como una prioridad dentro de los Objetivos Milenio de Naciones Unidas para los próximos 10 años. Aparte de organizaciones pertenecientes a la ONU hay 1.200 ONG comprometidas con este esfuerzo. Con el objetivo de establecer por qué hay tanta hambre en el mundo, EPS ha sondeado las opiniones de representantes de la ONU, especialmente del

Programa Mundial de Alimentos; de ONG, entre ellos Ignasi Carreras., director general de Intermón Oxfam; de académicos especialistas en el tema; y de expertos de todo tipo -de médicos a banqueros- en África, el continente donde el hambre es más endémica y devastadora.

No todos estaban de acuerdo en todo, pero en lo que hubo consenso fue en que la respuesta a la pregunta era más compleja y diversa de lo que podría pensar gente que no ha profundizado en el tema. Aquí, en una síntesis de la información recopilada, hay ocho razones por las cuales tantas personas en los países pobres se mueren de hambre al mismo tiempo que tantas en los países ricos se mueren de tanto comer.

01. La incompetencia o corrupción de los Gobiernos de los países más pobres

El ejemplo más caricaturesco lo da Guinea Ecuatorial, donde el presidente y su familia se han beneficiado con una extravagancia faraónica del descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos sin pensar ni un segundo en e1 90 %. de la población que sufre hambre y abandono. Mientras el hijo del presidente ocupa suites en los hoteles más

lujosos de Los Ángeles y Paris, Y derrocha dinero comprando trajes en Rodeo Drive y la Rue Faubourg Saint Honoré, los ingresos medios de los habitantes que no son familia o amigos del presidente permanecen por debajo de un euro al día. En Angola, donde no sólo hay petróleo sino una extensa riqueza mineral. una larguísima guerra civil terminó hace dos años, pero los gastos militares no han disminuido: siguen acaparando un 30 %. del presupuesto gubernamental. En Nicaragua, donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza extrema, el 85 % de la deuda externa ha sido condonada en los dos últimos años, pero todavía no hay señal de que haya subido el presupuesto, por ejemplo, para la educación. La prueba más contundente de lo devastadores que son los Gobiernos malos con políticas ineptas se ve en el hecho de que las dos hambrunas más grandes del siglo XX ocurrieron en Ucrania. en tiempos de Stalin. y en China en tiempos de Mao. ("¡Ideologias que despueblan el mundo!", se lamenta el personaje Herzog, del novelista Saul Bellow). Ni Stalin ni Mao perdieron el poder como consecuencia de los millones de personas que murieron entonces. Ni siquiera vieron su poder diluido. Lo mismo ocurre hoy en muchos de los países donde la gente come mucho menos de lo que podría si los Gobiernos se interesaran más por su bienestar. El hambre, incluso a nivel masivo, no conlleva un coste político. Quizá un dictador africano considere sensato abastecer de alimentos a la población urbana, al menos de la capital, con la única intención de mantener el orden público. Pero si los habitantes de las zonas rurales más aisladas sufren malnutrición, ¿qué importa? Por eso el premio Nobel Amartya Sen, economista hindú de la Universidad de Oxford, argumenta en su libro Desarrollo y libertad que existe un vinculo muy claro entre tiranía y hambre, . democracia y prosperidad. En las democracias, escribe Sen, no hay hambruna. "Los gobernantes autoritarios, que pocas veces pasan hambre (u otras calamidades económicas), no tienen el incentivo para tomar el tipo de medidas necesarias para que las hambrunas se prevengan". En las democracias, en cambio, los Gobiernos sí tienen un fuerte incentivo para mostrarse responsables ante las necesidades más elementales del electorado: si no lo son, la próxima vez que la gente vote es probable que pierdan el poder.

02. La poca fe de los grandes países capitalistas en el libre mercado

Al menos a la hora de comerciar con productos agrícolas. Uno de los grandes escándalos a nivel mundial, uno que todos reconocen pero pocos de los que podrían hacer algo al respecto abordan con la necesaria seriedad, es el de los subsidios que los agricultores de Estados Unidos y Europa reciben de sus Gobiernos. Las reglas del comercio internacional son tan injustas que si los mismos principios se aplicaran en un partido de fútbol se provocarían disturbios. Es como si el arbitro en un Francia-Burkina Faso hubiese sido pagado por los franceses para asegurarles que todos los goles del equipo africano serian anulados, y, por si acaso, la mitad de los rivales expulsados antes de acabar el primer tiempo. El Gobierno del presidente Bush gasta 4.000 millones de dólares al año en subsidios para sus productores agrícolas. Lo que esto significa, en la práctica. es que, por ejemplo, los productores de algodón en Senegal van a la bancarrota. Los estadounidenses inundan el mercado y expulsan a los senegaleses de él. Lo que es casi peor, inundan los propios países productores de algodón o maíz o azúcar- con materia prima barata, lo que hace que los agricultores locales no puedan ni siquiera competir con los productos importados. La imagen del obeso ciudadano de Iowa, Estado agrícola por excelencia, contrastada con la del esquelético etiope, retrata a la perfección esta gran injusticia global. Los europeos son igual de culpables. Hacen exactamente

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