La historia de la cual les voy a hablar se remonta al año 1941 en el auge de la II Guerra Mundial

La historia de la cual les voy a hablar se remonta al año 1941 en el auge de la II Guerra Mundial, donde una doctora polaca llamada Olga Lengyel fue una víctima más de las atrocidades que los Nazis hacían es sus famosos campos de concentración; torturando, experimentando y exterminando tanto judíos como gitanos a lo cual ella fue una de los pocos sobrevivientes de esos campos y decidió en publicar todas sus experiencias y sufrimientos que vivió como consejillo de indias de los nazis y su libro fue titulado “Los Hornos de Hitler”.

Todo comenzó cuando un general francés visito la casa de la Dra. Lengyel y fue invitado a cenar. Cuando sirvieron la cena él se dio cuenta de que era pescado y empezó a recordar que los nazis formaban a sus víctimas en la orilla de un rio y los acribillaban dejando los cuerpos hechos jiras lo cual servía de alimento para los peces del rio y cuando los pescadores los sacaban del agua y los llevaban a vender a menudo las personas encontraban partes humanas en los intestinos de los pescados. El solo imaginar la impresión que fue para las personas de Francia de encontrar partes humanas en los intestinos de los pescados me causo una serie de sentimientos difíciles de explicar combinados con asco de saber que aun así se comían los pescados.

Paso el tiempo y la guerra se expandió y fue que llegaron soldados nazis a la puerta de la doctora y junto con su familia fueron llevados con engaños a un campo de concentración en Auschwitz Alemania, el viaje fue una tortura ya que en un vagón de un tren metían a muchas personas sin consideración, las personas hacían sus necesidades en el vagón ya que no había baños el estar entre la suciedad y el clima extremo que había en el territorio hiso que muchas personas no lograran llegar al destino, esta parte hiso que me diera mucho coraje ya que me imagine a las personas sufriendo de diversas enfermedades, frio e incomodidades de estar tan apretados, mientras que los nazis gozaban de todos los lujos en un vagón con todos los servicios.

Cuando por fin a duras penas llegan a su destino todos los condenados de antemano a morir la Dra. Lengyel se encuentra con la sorpresa de que la iban a separar de su familia, los hombres en una fila, las mujeres en una segunda y los ancianos y niños en una tercera, los hombres se irían a la zona norte del campo las mujeres a lo zona sur y los niños y ancianos directo a las cámaras de gas. Cuando termine de leer estar parte me quede pensando en cómo sería que me separaran de mi familia completa y ver la cara de tristeza de mi madre y padre al saber que mi destino estaba trazado y que moriría de una manera muy cruel y me dio mucha tristeza por la autora del libro, ya que ella sufrió todo eso en carne propia.

Después de esa tragedia a todas las mujeres las pasaron a una bodega donde las despojaron de ropa y pertenencias dejándolas completamente desnudas, una bodega donde las despojaron de ropa y pertenencias dejándolas completamente desnudas, posteriormente las pasaron a otra bodega y las rociaron con agua helada, las raparon y les pusieron una marca como si fueran ganado, lo cual las identificaría, al final les dieron harapos ara que se vistieran pero con el clima que hacía en Auschwitz no eran suficientes para soportar el frio extremo. Cuando me puse a reflexionar sobre esta parte e imaginar cómo se sentían todas las mujeres al desnudo frente a todos los soldados me dio lastima por ellas ya que enseñar sus partes intimas a miles de desconocidos debió causarles mucha pena.

Por fin ubicaron a la doctora en una barraca, me imagino que eran unas cosas altas y anchas ya que en la autora narra que en ellas había muchas literas de 8 camas cada una por lo cual muchas personas morían ya que una caída de esa altura era mortal, pero también morían muchas mujeres por la falta de higiene ya que no había suelo sino tierra y tampoco había baños.

Paso el tiempo y la doctora se hiso de un puesto en la enfermería del campo lo cual la hacía sentir un poco mejor y le daba un cierto sentido a su vida ya que podía ayudar a muchas personas, no a todas por que la mayoría sufría de enfermedades terminales debido al clima extremo, la falta de higiene las torturas y demás atrocidades que los nazis hacían en sus laboratorios humanos. Me trate de poner en el lugar de la doctora atendiendo a todas esas mujeres que estaban en fase terminal tratando poner en el lugar de la doctora atendiendo a todas esas mujeres que estaban en fase terminal tratando de darles ánimos y esperanzas para vivir pero los nazis ya les habían quitado todo por lo cual las personas preferían morir a seguir aguantando el dolor y sufrimiento. Me sentí impotente al igual que la doctora imaginándome atendiendo a alguien tratando de darle esperanzas de que podría salir adelante pero era en vano ya que esa personas ya había perdido las ganas de vivir.

El tiempo pasó y las cosas se fueron poniendo peores, cada vez llegaban más trenes con personas condenadas. Algunos lograban entrar al campo y trabajar en el en condiciones extremas, pero a otros, sin tocarse el corazón los nazis, los mandaban directo a las cámaras de gas o a los hornos de incineración. Cada vez que los hornos eran usados, las chimeneas soltaban un humo con olor dulzón el cual recorría todo el campo y eso le hacía recordar a la doctora la pérdida de sus hijos y padres. El imaginar perder a alguno de mis familiares de una forma tan sádica me hiso sentir el dolor que la autora describía en cada palabra de amor con la cual recordaba a sus familiares.

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