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La importancia de la cultura en la construcción de mundos posibles


Enviado por   •  24 de Enero de 2024  •  Ensayos  •  2.493 Palabras (10 Páginas)  •  25 Visitas

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UNIVERSIDAD DE LA SALLE BAJÍO.

Campús Campestre

Materia:

Estudios Latinoamericanos de la Comunicación

Modalidad de examen:

Ensayo de argumentaciòn cientìfica

Tema:

La importancia de la cultura en la construcción de mundos posibles

Alumna:

Durán Márquez Grecia.

Maestro:

Jaime Miguel Gonzàlez Chàves

Grupo:

LCC. 511

León, Gto, Mexico a

9 de septiembre de 2016.

LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA EN LA CONSTRUCCIÒN DE MUNDOS POSIBLES

Vivimos en un mundo que está en constantes cambios, que ofrece diversas formas de desarrollo, como lo es la economía y la política, pero la de mayor relevancia y, por lo tanto, de gran importancia el poder identificar es las diferentes maneras en que la cultura influye en la sociedad de todo un país, ya que es algo que, no solo te distingue de otras sociedades, sino que también se vuelve parte de la identidad de uno y representa tu formación como persona dentro de una comunidad.

“Los conceptos de identidad y de cultura son inseparables, por la sencilla razón de que el primero se construye a partir de materiales culturales.” [Giménez, G. La cultura como identidad y la identidad como cultura; p. 2; Recuperado de: http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf ]

De esta manera G. Giménez define la forma en que la identidad y la cultura de una sociedad van de la mano, es decir, si uno de estos aspectos cambia por consiguiente el otro también lo hará, con esto refiere a que la cultura es parte constitutiva del desarrollo, de manera que se entiende como el fortalecimiento del bienestar, pero también de las libertades que aspiramos por medio del enriquecimiento de nuestra identidad a través de la literatura, la música, las bellas artes, y otras formas de expresión y prácticas culturales, que tenemos razón en valorar.

De una u otra forma, la cultura envuelve nuestras vidas, nuestros deseos, nuestras frustraciones, nuestras ambiciones, y las libertades que buscamos. La posibilidad y las condiciones para las actividades culturales están entre las libertades fundamentales, cuyo crecimiento se puede ver como parte constitutiva del desarrollo.

También sucede que tiene un papel transcendental en nuestras vidas, ya que no solo es llevar a la práctica cada una de las expresiones culturales, sino que vas más allá de eso, es también el compartir, el interactuar con los otros y generar de esta manera que sea una enseñanza de generación en generación, y puede tener mayor alcance.

 “No todos los significados pueden llamarse culturales, sino sólo aquellos que son compartidos y relativamente duraderos, ya sea a nivel individual, ya sea a nivel histórico, es decir, en términos generacionales (Strauss y Quin, 1997: 89 ss.).[…] A esto debe añadirse otra característica: muchos de estos significados compartidos pueden revestir también una gran fuerza motivacional y emotiva” [Gilberto Giménez, La cultura como identidad y la identidad como cultura; p. 2; Recuperado de: http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf]

Es decir, no podemos permitir que en un mundo tan globalizado como lo vivimos actualmente de deje perder parte de la identidad de una sociedad, e incluso de todo un país entero por falta de interacción, la cultura debe de entenderse como algo propio y transcendental y no como algo estático, basta con ver como en otras partes del mundo es reconocido la tradición del día de muertos, e incluso hay países que llevan a cabo estas prácticas de forma casi similar, con un toque de esencia mexicana, eso es lo que representa toda una cultura.

 Con el fin de apreciar el papel de la cultura en el desarrollo, resulta de particular importancia situarla en un marco suficientemente amplio. Las razones para ello no son difíciles de hallar. En primer lugar, aun cuando la cultura resulta tan influyente, no tiene una posición total única en la determinación de nuestras vidas e identidades. Otros factores, como la clase, la raza, el género, la profesión y la política también importan, y pueden importar mucho.

“La cultura no debe entenderse nunca como un repertorio homogéneo, estático e inmodificable de significados. Por el contrario, puede tener a la vez “zonas de estabilidad y persistencia” y “zonas de movilidad” y cambio. Algunos de sus sectores pueden estar sometidos a fuerzas centrípetas que le confieran mayor solidez, vigor y vitalidad, mientras que otros sectores pueden obedecer a tendencias centrífugas que los tornan, por ejemplo, más cambiantes y poco estables en las personas, inmotivados, contextualmente limitados y muy poco compartidos por la gente dentro de una sociedad.” [Gilberto Giménez, La cultura como identidad y la identidad como cultura; p. 3; Recuperado de: http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf]

la cultura no es un atributo homogéneo puede existir un gran número de variaciones, incluso dentro de la misma atmósfera cultural general. Los deterministas culturales subestiman con frecuencia el alcance de la heterogeneidad dentro de lo que se ve como "una" cultura específica. Las voces discordantes a menudo son "internas", no provienen del exterior. Puesto que la cultura tiene muchas facetas, la heterogeneidad también puede provenir de los componentes particulares de la cultura en los cuales decidimos enfocar nuestra atención (por ejemplo, la religión, ya a la literatura, la música, o de manera general al estilo de vida).

La base de la sociedad está en la cultura de la misma, ya que gracias a esta se puede dar una interacción unas con otras y no se pueden ver como estructuras insulares. Ya que los rasgos culturales desde los más triviales hasta los más profundos significan muchas cosas dentro de la sociedad que los construyo, es decir, la cultura de un lugar cuenta la historia que se ha vivido ahí.

“Las identidades se construyen precisamente a partir de la apropiación, por parte de los actores sociales, de determinados repertorios culturales considerados simultáneamente como diferenciadores (hacia afuera) y definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir, la identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos. En efecto, ya Immanuel Wallerstein (1992: 31 ss.) señalaba que una de las funciones casi universalmente atribuida a la cultura es la de diferenciar a un grupo de otros grupos. En este sentido representa el conjunto de los rasgos compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no enteramente compartidos) fuera del mismo” [Gilberto Giménez, La cultura como identidad y la identidad como cultura; p. 5, Recuperado de: http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf]

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