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La politizacion de la funcion pública


Enviado por   •  22 de Abril de 2018  •  Apuntes  •  2.031 Palabras (9 Páginas)  •  157 Visitas

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Marta Pasemko 3.4 GAP

LA POLITIZACIÓN DE LA FUNCIÓN PÚBLICA.

En el presente ensayo se analizará la tendencia a la politización de la Función Pública, el concepto de politización, sus objetivos y consecuencias así como la relación que tiene el concepto con la Nueva Gestión Pública y su aceptación por los ciudadanos. Aunque la definición del concepto de politización se precisará a continuación la idea general se refiere a que los funcionarios tienen que prestar cada vez más atención a las cuestiones políticas, y la tendencia de los políticos electos por los ciudadanos es invertir más tiempo en maniobrar para que los miembros del funcionariado se acerquen cada vez más a las ideas políticas y partidistas de los políticos en el poder.

Podemos realizar un breve repaso a la función pública española, desde la dictadura de Franco hasta 1996. Durante la dictadura de Franco un número reducido de cuerpos monopolizó los nombramientos políticos, los funcionarios podían controlar la designación de cargos políticos y los burócratas ocuparon el ejecutivo político. Durante el periodo de la Transición (1975-1981), los cuerpos aún tenían el poder de controlar el nombramiento no basado en el mérito como consecuencia de la ausencia de un partido político fuerte. En el año 1982 ganó las elecciones el PSOE y en 1996 el PP, y tanto el gobierno socialista como el conservador reemplazaron a un gran número de nombramiento políticos, aunque durante este periodo se muestra que no existe una identificación entre el partido político y el nombrado en el puesto. Los receptores de los nombramientos son tecnócratas apolíticos que ocupaban cargos de nombramiento político de poca relevancia. Los nombramiento políticos de ambos gobiernos eran relativamente jóvenes y existía una tendencia a nombrar personas de fuera de la administración. La ampliación de nombramientos políticos, la incorporación de personal ajeno a la administración y el nuevo diseño que se hizo de la cúspide organizativa favorecieron el incremento del control político por parte del gobierno sobre la burocracia.

En el  manual de referencia La politización de la Función Pública en una perspectiva comparada se entiende por politización de la función pública la substitución de los criterios basados en el mérito por los que se basan en el interés político, para la selección, retención, promoción, incentivación y disciplina de los miembros de la función pública. La politización implica el intento de controlar las líneas políticas de actuación y su puesta en práctica. Aunque se ha intentando mantener alejada la función pública (estructura que presta servicios públicos a los ciudadanos) para hacerla más eficiente y asegurar su equidad no se ha conseguido que sea apolítica por la  estrecha relación que tiene la función pública con los gobernantes políticos. Los políticos sostienen que la posibilidad de realizar nombramientos políticos dentro de la burocracia es un mecanismo muy importante para controlarla, es decir, para controlar e influir en el personal del gobierno. Además la politización puede manifestarse en términos estructurales, así la cuestión sería que si no se pudiese reemplazar al personal del servicio público entonces tendría que haber una manera de hacer que los objetivos de los políticos se puedan cumplir. En este caso la solución estructural tienden a la duplicación del personal introduciendo funcionarios de procedencia política. Por otra parte, los políticos pueden intentar cambiar de ubicación la toma de decisiones como medio para conseguir sus objetivos, un ejemplo sería el de desplazar las decisiones a organizaciones cuasi públicas. Por último, los políticos pueden politizar los servicios públicos con el objetivo de cambiar las líneas políticas de actuación. Como vemos existen múltiples estrategias que los líderes políticos pueden utilizar para politizar la función pública.

La explicación más lógica para la creciente politización es la necesidad que tienen los políticos de controlar lo que hacen las organizaciones del gobierno, ya que si existen miembros afines al gobierno que administran los programas públicos habrá menos desviación de los objetivos políticos que en un sistema dominado exclusivamente por funcionarios de carrera. Los distintos ministros se han ido dando cuenta de que necesitan personas que estén de acuerdo con sus posturas aunque no sean necesariamente miembros del partido porque necesitan la ayuda de los funcionarios para plantear correctamente los hechos y dar explicaciones sobre sus actuaciones de forma adecuada. Se han producido muchos cambios en los sistemas de responsabilidad que hacen que el control del ejercicio político sea cada vez más problemático.

Existen una serie de ideas sobre cuáles son las consecuencias de la politización y la mayoría de estas consecuencias aparecen como negativas. En términos administrativos se cree que un sistema administrativo politizado será mucho menos eficiente que un sistema asociado al mérito. La existencia de un número elevado de cargos que dependen de la confianza de sus superiores políticos genera incentivos negativos en todos los niveles organizativos, porque los que están arriba del todo no tienen ni el tiempo ni los incentivos suficientes para adquirir los conocimientos necesarios para gestionar eficientemente su área de dirección, y los que están abajo y no pertenecen al partido tampoco tienen incentivos para dar lo mejor de ellos mismos e intentar progresar en la escala organizativa.  

Se produce una pérdida de confianza en las instituciones del gobierno, puesto que la visión que se tiene de la burocracia es más positiva que la visión del gobierno, entonces si las políticas del gobierno tienen una connotación más negativa que la burocracia la politización puede perjudicar a la legitimidad de la burocracia. La imagen a la que actualmente están ligados los políticos españoles es la de la corrupción y son numerosos los estudios que señalan que una de las causas de esta corrupción es la politización de las instituciones públicas y además se señala que las administraciones más proclives a la corrupción son aquellas con un mayor número de empleados públicos que han sido seleccionados por nombramiento político. Los empleados públicos con un horizonte laboral limitado por la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones serán más propensos a aceptar sobornos a cambio de favores, hecho que ocurre en menor medida cuando un empleado público tiene un puesto y contrato estable. Además, los políticos tienen un objetivo común, que es ganar las próximas elecciones, lo cual hace que se toleren más los comportamientos ilícitos y las tentaciones para otorgar favores a cambio, por ejemplo,  de financiación son más elevadas.

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