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Las Asociaciones Civiles Juveniles como Espacio de Desarrollo de Cultura Política y Participación Democrática como punto de referencia para el cambio social.

leninchaviraEnsayo5 de Diciembre de 2015

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN

DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES

LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

PARTIDOS POLÍTICOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES

Ensayo:

Las Asociaciones Civiles Juveniles como Espacio de Desarrollo de Cultura Política y Participación Democrática como punto de referencia para el cambio social.

 

QUE PRESENTA:

González Soriano Sonia Aide

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13 de Octubre del 2015

INTRODUCCIÓN

En el contexto del discurso de la crisis de la política y de lo político, el presente trabajo surge a partir de la inquietud por comprender los distintos enfoques desde los cuales la teoría democrática contemporánea asume y da respuesta a la problemática de los límites y alcances de la participación política en los regímenes democráticos contemporáneos, así mismo los motivos por los que algunos movimientos y organizaciones sociales juveniles resultan ser puntos referentes de participación para el cambio social en una sociedad que se dice democrática y plural, la importancia que tienen estos estudios y enfoques que existen sobre cultura política, que ayudan a explicar los efectos, al establecer y modelar las instituciones políticas, y su influencia al determinar el tipo de democracia que se establece en una sociedad. Así como la importancia y necesidad de la participación ciudadana como un agente que modela la cultura política y coadyuva al establecimiento de democracias participativas.

Los movimientos sociales constituyen en el mundo contemporáneo, una fuerza clave del cambio social y unas instancias aglutinadoras de participación ciudadana en países con distintos nivel de desarrollo y culturas políticas. Paralelamente a la reducción del rol estatal conforme el credo neoliberal predominante en el mundo globalizado y a la inoperancia de los partidos políticos como intermediarios de las demandas ciudadanas[1], se ha dinamizado la sociedad civil en la promoción de sus derechos y sus intereses a través de nuevos sujetos, tales como los movimientos y organizaciones sociales.

Cabe mencionar que todos los cambios políticos y sociales, desde mi punto de vista, van acompañados de cambios, es decir cuando buscamos entender cómo ha contaminado en la sociedad el cambio político hacia la democratización de las últimas décadas en México, nos podemos remitir a conocer las culturas políticas que caracterizan a las personas en este caso a los jóvenes en determinado contexto. A partir de la cultura política democrática se puede entender el surgimiento de distintos tipos de participación ciudadana y la configuración o formación de organizaciones civiles (juveniles) que  contribuyen a los procesos de democratización y consolidación de las democracias.

Si bien es sabido existen diversos tipos de culturas políticas, pero el interés para este trabajo es indagar en aquellas características democráticas que se van adquiriendo en el proceso de democratización del país observandolo desde la parte de una asociación juvenil, la cultura política puede entenderse en sentido muy amplio, ya sea como un proceso gradual y cambiante en actitudes, comportamientos, normas y valores que los jóvenes se forman hacia el sistema político y hacia el resto de la sociedad. Por lo tanto cultura política democrática considero que toma importancia en los procesos democráticos y la podemos entender como los símbolos, normas, actitudes, comportamientos y valores que orientan la acción política social del individuo y que van acompañados de significados, contenidos, un estándar de valores que han sido considerados universalmente como democráticos, algunos de estos ubicados dentro de las democracias como son el respeto a la diferencia, la tolerancia, la legalidad, la solidaridad, la confianza o la cooperación y en términos ideales, la igualdad y la libertad, es importante mencionar que tampoco es homogénea, ésta cambia de generación en generación, pero estudiarla en los jóvenes, como representantes de una generación que ha vivido en un contexto de grandes cambios políticos y que han ido formándose y socializando en el contexto de democratización mexicano de nuestros días, nos puede dar indicadores de cómo se ha asimilado la democracia en México desde su trinchera.

DESARROLLO

La construcción de la ciudadanía comienza a través de la participación ciudadana, el ejercicio efectivo de sus derechos y obligaciones, la reconstrucción de la esfera pública; pero difícilmente se produce en ambientes donde existe un vacío y fragmentación social y cultural. Por lo tanto la idea central es sustentar la concepción de cómo la construcción de la ciudadanía precisa de un contexto cultural político y democrático peculiar. La práctica de la ciudadanía está íntimamente ligada a la existencia de una esfera pública donde los miembros de la sociedad civil pueden convivir como ciudadanos y actuar colectivamente para resolver democráticamente los asuntos relativos a su vida en comunidad. La ciudadanía y en este caso específicamente los jovenes estan conformados por un conjunto de prácticas culturales – simbólicas y económicas- de derechos y obligaciones legales, políticas y sociales que, en su conjunto, definen el lugar que ocupa un individuo en su relación con el Estado.

Ciertamente, la participación política de un grupo o categoría social presupone la superación del aislamiento individual para constituirse en un actor colectivo –sea movimiento social o movimiento de protesta coyuntural-, que busca promover un cambio social favorable a los intereses de sus miembros u oponerse a un cambio que los afecta. Los movimientos sociales constituyen una forma de participación política de un grupo o categoría social en acciones colectivas que responden a necesidades comunes, desarrollándose una cierta identidad y conciencia de intereses comunes, diferenciados y opuestos de otros actores sociales.

Puedo definir a las asociaciones como un actor colectivo que interviene en un proceso de cambio social y que está conformado por una agrupación de personas que comparten ciertos objetivos de cambio social que poseen una cultura política, una identidad colectiva y que llevan ya tiempo en acciones conjuntas, aunque su nivel organizativo y programático sea flexible y diverso.

Señala López Montiel que en “este sentido, la cultura política se convierte en un elemento de la socialización política y se entiende como una distribución particular de actitudes, valores, sentimientos, información y habilidades políticas. La cultura entonces afecta la conducta de los ciudadanos y sus líderes a lo largo del sistema político, determinando entonces el tipo de entradas al sistema, pero también el tipo de resultados que emanan de él, convirtiéndose en variable explicativa".[2]

Además estos estudios que se apoyan en el enfoque sistémico que Cuna Pérez reconoce como importante para el estudio de los fenómenos de cultura política, ya que permiten para “explicar la permanencia de las instituciones democráticas que para su funcionamiento requieren de un conjunto de valores, percepciones, hábitos y comportamientos ligados o sintonizados con esta transformación”[3] Se muestra de acuerdo que una de las ventajas del análisis sistémico es que este aspecto es dinámico y no estático, lo que permite ver los cambios que se dan en las partes y en el proceso de transformación del mismo sistema.

Lógicamente que en sociedades estáticas por su autoritarismo, como las teocracias antiguas y actuales, la organización es escasa. Por el contrario, muchos teóricos consideran que las asociaciones civiles y movimientos sociales son un fenómeno de la “modernidad europea” caracterizada por la creencia en la capacidad humana de cambio social, el desarrollo científico técnico que ha permitido la transformación de la naturaleza, el aumento de población, la urbanización, las desigualdades y los conflictos sociales, el incremento de los medios de comunicación y nivel educativo, el descrédito de los partidos políticos y la búsqueda de redes sociales frente a las tendencias individualistas y consumistas del capitalismo tardío[4]

Es entonces que se percibe a la cultura política como una variable, producto de los procesos de socialización que le permiten al individuo apropiarse de los valores políticos que determinan su cultura. La cultura política y la participación es producto de la socialización política, ese proceso mediante el cual se inculca determinados valores y actitudes políticas y vinculadas a la secularización, entendida como la capacidad racional y empírica de su acción política. No es suficiente describir solo sobre los conocimientos, las disposiciones afectivas y las valoraciones de los procesos y de los actores, sino como señala Krotz citado por Cuna Pérez se le debe añadir la dimensión subjetiva, propia de los estudios de la ciencia política, una nueva dimensión que pueda medir “los anhelos y los deseos, los sueños y las imágenes del mundo”[5] Pero además un problema es que la cultura política está en el terreno del cambio “La cultura cambia, a veces de manera rápida y drástica, otras de manera paulatina. Por lo tanto no se puede estudiar la cultura política sin tomar en cuenta el cambio y los procesos de socialización y resocialización a través de los cuales los miembros de diferentes grupos se convierten en miembros de dichos grupos y segmentos”[6] Pero que además como ya había señalado permanecen y reproducen ciertos patrones.

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