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Cultura Politica


Enviado por   •  21 de Octubre de 2012  •  3.952 Palabras (16 Páginas)  •  293 Visitas

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Discurso del presidente Álvaro Uribe en el acto de posesión de su segundo mandato

Lunes 7 Agosto 2006

Compatriotas:

El juramento que acabo de prestar va más allá del mero cumplimiento de la Constitución; el compromiso del alma es cumplir bien, con entrega total.

En este día de la Patria se congrega la Nación entera, con el Congreso como epicentro y la honrosa compañía de tan selecta representación de la comunidad internacional.

El acontecimiento nos convoca para honrar la democracia y rendir tributo a la ley como su principio regulador.

La democracia, superior a cualquier tesis, es mucho más que el triunfo accidental de una mayoría o el respeto a las minorías coyunturales.

La democracia es el derecho del pueblo que demanda el equilibrio en los órganos de poder, entre ellos y en sus relaciones con el ciudadano; equilibrio en el Congreso, en la relación entre bancadas y con el pueblo; equilibrio en la justicia, en el ejercicio de su autonomía, entre equidad y severidad; equilibrio entre protagonistas de ideas encontradas para hallar la síntesis como alternativa al antagonismo insuperable; equilibrio en cada individuo para reciprocar las libertades con el cumplimiento del deber, sin necesidad de coacción oficial; equilibrio entre seguridad y paz, en un marco de firmeza, persistencia, serenidad y generosidad; el difícil equilibrio en el Gobierno para proponer con argumentos y entusiasmo, aún para aceptar su propia sinrazón. En fin, equilibrio en la relación cotidiana con el pueblo para responder con afecto, sin vana promesa, con diligencia para buscar la solución anhelada.

La democracia impone el equilibrio entre el raciocinio y el corazón para garantizar la unidad de la Nación en su creadora diversidad.

La democracia es el hilo que alimenta la hermandad entre nuestros pueblos con capacidad para sonreír amablemente en el reconocimiento de la divergencia.

La democracia moderna que nos une debe dejar atrás las artificiales divisiones a las que suele acudirse con el propósito de enfrentarnos.

Nuestra visión de democracia gira en torno a 5 elementos: seguridad democrática, libertades públicas, cohesión social, transparencia e instituciones independientes. Veamos algunas referencias.

Hace 4 años propusimos un concepto de seguridad: la seguridad democrática. Era un enunciado para explicar la seguridad como valor democrático. Era un propósito para diferenciar nuestra idea de doctrinas que en el continente acallaron la crítica, eliminaron el disenso, conculcaron las libertades. Todavía nos falta seguridad, pero el avance y la naturaleza de su práctica confirman su identidad democrática.

La seguridad nos ha permitido ganar confianza en la democracia y perder temor a la violencia.

A pesar del camino por recorrer y dificultades que subsisten, la seguridad democrática acredita progresos en la garantía eficaz de libertad de prensa, la protección del pluralismo, la defensa de las autoridades locales, los líderes sindicales.

La batalla formal por la libertad de prensa que habíamos ganado, empezaba a perderse por la coacción terrorista a periodistas. Esa noble profesión se ejerce hoy con más libertad y sin temor, gracias a la seguridad democrática.

El Referendo de 2003, la elección de alcaldes y gobernadores, el proceso electoral reciente para elegir Congreso y Presidente, han probado plenamente que la seguridad ha estado al servicio del pluralismo.

Las autoridades locales, víctimas históricas del terrorismo, perciben un ambiente de libertad, que beneficia a todos sin considerar el origen político de su elección. Esto acredita el objetivo universal de nuestro proyecto, cual es defender a los colombianos sin importar las ideas que profesan o la escasez o abundancia de sus bienes materiales.

Una de las luchas que más nos desvela es la protección de los líderes sindicales. Sectores de la comunidad internacional, basados en los resultados, deben despejar cualquier duda sobre la determinación de garantizar plenamente la actividad de los dirigentes trabajadores.

Una sociedad asediada por el secuestro pierde sus libertades. La tendencia de disminución del flagelo no nos envanece, nos apremia para erradicarlo.

El camino que emprendemos de nuevo nos conduce con plenas energías a luchar por el ideal que permita a nuestra Patria, un día no lejano, decir con orgullo ante el mundo que el asesinato de alcaldes, periodistas, sindicalistas, quedó atrás en el pasaje negro del terrorismo, que se ha recuperado la libertad con la abolición del secuestro.

El contenido democrático de la seguridad se constituye en presupuesto fundamental para la reconciliación total.

Reafirmo ante los pueblos hermanos aquí representados, ante mis compatriotas, que la connotación democrática de la seguridad es un paso irreversible para obtener la paz. Reitero nuestra voluntad de lograr la paz, para lo cual únicamente pedimos hechos. Hechos también irreversibles que expresen el designio de conseguirla.

Los hechos de paz avivan la fe en su posibilidad. Los discursos de paz desvirtuados por la violencia, generan escepticismo que bloquea el sendero de acercamientos.

El Gobierno Español ha señalado como una de las razones para el diálogo que allí se abre espacio, la circunstancia de que en los últimos 3 años no se han presentado asesinatos imputables a la organización que empieza a ser interlocutora de voceros oficiales.

Con hechos de paz los ciudadanos apoyan el diálogo y la fuerza pública siente retribuida su misión de proteger al universo ciudadano sin excepción alguna. En medio de la violencia, el diálogo se desgasta y la búsqueda de la paz desmotiva la tarea de la institución armada legítima.

Hemos vinculado todas nuestras energías, con severidad, al rescate de la seguridad. No dudaremos en entregarlas, con generosidad, a la paz. Hemos insistido sin temor en nuestras acciones en procura de la seguridad. No nos frena el miedo para negociar la paz. Confieso que me preocupa algo diferente: el riesgo de no llegar a la paz y retroceder en seguridad. La paz necesita sinceridad. Por eso los hechos irreversibles de reconciliación deben ser el enlace entre seguridad y paz.

La generosidad oficial en negociaciones con los violentos, que muchas

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