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Latinoamérica contra el envejecimiento poblacional


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  Ensayos  •  6.659 Palabras (27 Páginas)  •  411 Visitas

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Latinoamérica contra el envejecimiento poblacional

Los latinoamericanos nacidos durante la década de 1960, una época de enorme crecimiento poblacional, comenzarán a entrar en su sexta década de vida para el 2020, lo que marcará un drástico aumento en la cantidad de personas en edad de jubilarse en la región. Este aumento se mantendrá durante varias décadas. Se calcula que la cantidad de latinoamericanos de 65 o más años de edad aumentará hasta sobrepasar un nivel crítico.

Entre el 2000 y el 2005– una cifra equivalente al doble de los niveles actuales; y se cree que esa cifra se duplicará a su vez para el 2050 (ver figura). En Colombia, Costa Rica y México, el número de personas mayores se triplicará entre 2000 y 2025, según algunas estimaciones. Este aumento será más leve en Argentina y Uruguay, donde el crecimiento poblacional ha sido más lento en la segunda mitad del siglo XX, pero en estos dos países la cantidad de personas mayores aumentará, de todas maneras, entre 2000 y 2025 hasta alcanzar una cifra equivalente a una vez y media de los niveles actuales.

La brusca caída en las tasas de fecundidad y el mejoramiento en la salud de los adultos que se han observado en América Latina durante los últimos 50 años, han tenido como resultado el hecho de que las personas mayores representen hoy en día un porcentaje notablemente mayor de la población total. Si bien las personas de 65 años o más representaban menos del 4% de la población total en el 1950, y 5% hoy en día, este grupo corresponderá al 17% de la población total para el 2050. La población de América Latina es considerablemente más joven que la de Estados Unidos, Japón y la mayoría de los países europeos. En Estados Unidos, en el 2000, las personas de 65 o más años representaban al 13% de la población, mientras que el 17% de la población de Japón está compuesta por personas mayores. Se espera que estos porcentajes aumenten en ambos países durante los próximos años.

El proceso de envejecimiento está ocurriendo de manera más rápida en aquellos países en los que se han observado las caídas más fuertes en las tasas de fecundidad. Entre el año 2000 y el 2050, el porcentaje de la población con 65 o más años de edad aumentará, por ejemplo, del 10% a casi 27% en Cuba, y del 5% al 18% en Brasil.

En algunos países, especialmente en países centroamericanos o de la región del Caribe, la emigración hacia los Estados Unidos ha acelerado este proceso de envejecimiento. Los adultos jóvenes son los más proclives a emigrar al extranjero para buscar trabajo, dejando atrás a los adultos de mayor edad. El proceso de envejecimiento más rápido –que ya tiene lugar en muchos países– es con frecuencia el resultado de la migración de adultos jóvenes de áreas rurales hacia áreas urbanas dentro de un mismo país. Las migraciones, tanto las que tienen lugar de un país a otro como las que ocurren entre áreas rurales y urbanas, tienen como consecuencia la partida de los principales generadores de ingresos de cada comunidad, lo cual deja a los adultos de mayor edad sin el apoyo financiero que necesitan. Es difícil que las personas jóvenes que se encuentran trabajando en las ciudades puedan ofrecer un apoyo directo a sus parientes de mayor edad que permanecen en áreas rurales –aunque sí pueden ofrecerles cierto apoyo financiero a distancia.

El rápido envejecimiento de la población en América Latina, junto con la pobreza extendida y los problemas económicos de la región, pondrán una gran presión sobre los gobiernos de muchos países latinoamericanos, especialmente teniendo en cuenta que el sector público está asumiendo cada vez más responsabilidades por el bienestar de los ciudadanos. El drástico aumento que se espera en la cantidad de personas mayores hace que sea necesario preguntarse cómo estructurar los programas de jubilación de manera que no fomenten el retiro a edad temprana y que no dependan, a su vez, de una elevada proporción entre el número de trabajadores actuales y el número de personas jubiladas.3 Uruguay, por ejemplo, subió recientemente la edad de jubilación de 55 a 60 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres. El hecho de que haya una población más numerosa de personas mayores hará que aumente también la demanda de atención de salud para enfermedades crónicas, en un momento en que muchos países de la región se encuentran todavía luchando contra enfermedades transmisibles asociadas con situaciones de hacinamiento y pobreza. El ofrecer servicios de salud, vivienda y apoyo económico para esta creciente población de personas de edad avanzada, será un desafío significativo para los gobiernos latinoamericanos durante el siglo XXI.

Las consecuencias más urgentes de la magnitud y la celeridad de este proceso, a la vez asincrónico y desigualitario, requieren respuestas rápidas y eficaces. Asimismo, parece necesario que dichas respuestas contemplen la diversidad nacional e interna (entre grupos definidos, por ejemplo, según la edad, el género, la etnia y la residencia). El promedio regional, estimado por el Índice de Envejecimiento Poblacional (iep) en 25% para el año 2000 (unpd, 2008),1 escondedisimilitudes más que importantes. Así, en un extremo están el Uruguay y la Argentina –con un iep del 74% y del 47%, respectivamente–, mientras que en la otra punta de la distribución están Guatemala y Honduras –con un iep del 15% y del 13%, respectivamente–, con un envejecimiento mayor en el sector urbano que en el rural, pero con un significativo crecimiento de la población adulta mayor en las áreas rurales.

Las implicaciones económicas del envejecimiento demográfico son de gran peso: de continuar el ritmo al que se vienen produciendo las transformaciones recientes, la tasa de dependencia de adultos mayores en alc habrá pasado de 6.6 en 1950 a 26.9 en 2050. Por su parte, la relación de dependencia potencial3 se habrá reducido del 15.2% al 3.7%, lo que indica que el soporte a los adultos mayores, potencialmente inactivos, se debilitará sensiblemente.Efectivamente, en los países con menor nivel de desarrollo relativo y sistemas de seguridad social con muy escasa cobertura y generosidad, las tasas de actividad de las personas mayores son claramente más elevadas y la edad al retiro más alta. La Organización Internacional del Trabajo (oit, 2006) constató que la tasa de participación en los países de la Región estuvo aumentando: entre 1990 y 2000, la tasa de actividad para más de una decena de países pasó del 58 al 65% entre la población de 50-59 y del 20% al 23% entre los mayores de 64 años. Pero no debe descuidarse que, por motivos principalmente ligados a la salud y al deterioro físico, la tasa de actividad de este grupo desciende ostensiblemente conforme aumenta la edad.

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