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Maquiavelo


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  6.249 Palabras (25 Páginas)  •  322 Visitas

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Maquiavelo: 500 años de El Príncipe.

El Príncipe una lectura desde la Mandrágora

Por Raymundo García García.

Es innegable que la influencia que ha ejercido en el medio académico latino, las interpretaciones el pensamiento maqueveliano de los españoles, que coinciden en anotar que la trayectoria militar del hijo del Papa Alejandro VI –César Borgia- en 1501 y 1502 de quienes por el poderío que llegaron a acumular el jefe de la Iglesia católica y su hijo, a Maquiavelo le permitieron constatar el papel que en la política juegan: la astucia, el engaño, el uso de las pasiones humanas y el papel de la fortuna y la virtud; agregando además la experiencia personal del autor en la dificultad para la organización de la milicia florentina para defender de la república.

El Príncipe, no solamente fue escrito de un solo golpe, sino que fue parte tangencial de la obra magna Los discursos sobre la primera década de Tito Livio, el primero publicado en 1531 y la segunda en 1532.

La causa, que Maquiavelo el 26 de agosto de 1513 en la discusión epistolar que mantenía con Francisco Vittori (embajador de Florencia ante el Papa León X, hijo de Lorenzo el Magnífico), con la finalidad de obtener apoyo para que pudiera regresar a obtener un puesto después de haber sido cesado en 1512, llegó a la concusión siguiente: “la –paz- intentada es difícil; la unión de los italianos imposible; posible ejército italiano, incapaz; los suizos una amenaza a Italia”; y escribe “y porque esto me aterra, quisiera poner remedio, y si Francia no basta, no veo ya remedio alguno y quiero comenzar desde ahora a llorar con vos la ruina y esclavitud nuestra, que si no se produce ni hoy ni mañana, se producirá, sin embargo, mientras todavía estemos vivos. De esta forma Italia tendrá esta deuda con el Papa Julio y con los que no pongan remedio a la situación si todavía ahora es posible.

Tradicionalmente los estudios de El príncipe, destacan una estructura formada por cuatro partes dividiendo los XXXVI capítulos con el sentido siguiente:

a) clases de principados capítulo del I al XI;

b) principio de seguridad y el papel de las armas, se abordan en los capítulos XII a XIV;

c) el papel de la política realista, la relación gobernantes y gobernados, se atienden en los capítulos XV a XXIII, destacando el papel de las pasiones humanas: maldad, volubilidad, ingratitud, ambición, envidia. El nuevo príncipe –el Estado- debe basarse en sí mismo, con la ley por un lado y la astucia y la fuerza por el otro; y,

d) se hace una especie de conclusión del estudio que encamina a la propuesta de una regeneración de la política sustentada en el recurso de la historia como fundamento de la nueva política.

La Mandrágora, Scichilone, introduce el concepto y uso del miedo como parte del ejercicio de la política, el miedo como poder, miedo que será la piedra angular en la confrontación de los dos poderes occidentales vigentes en el siglo XVI:

1) El poder de la Iglesia católica utilizando la represión moral, sustentada en miedo al infierno religioso;

2) el poder del miedo en manos del Estado moderno –como nuevo príncipe-, teniendo como instrumento la represión autoritaria, convertida también en un infierno para el campo de la política.

Mientras El Turco empala a sus enemigos, y se convierte en fuente de terrorismo; el pecado producto de la desobediencia al poder político de la Iglesia católica, llevará al infierno a todo ser humano pecador. Así a la Iglesia romana se debe obedecer, para que con obediencia se proteja a la propia Roma, y se le obedece no cometiendo pecados, de lo contrario la ciudad puede ser tomada por el turco y castigar empalando a los conquistados.

La contraposición Oriente–Occidente. El profesor Scichilone, destaca el papel de la política, pero aunque pareciera que retoma la concepción griega, en realidad recurre a la experiencia maquiaveliana de pensar en el hilo conductor que da la propia historia de Roma, la historia de Italia, y ubica el papel de la política en la concepción del desarrollo del pensar, del reflexionar la política en la civitas romana.

Esto es, se destaca que en el pensamiento de Maquiavelo, había una combinación de dos sistemas, uno representado por el conocimiento en la realidad del papel que juega el ejercicio del poder político para obtenerlo, ejercerlo y quedarse con él, y por otro lado, está el sistema relacionado para justificar la aplicación de ese poder, que no es otra cosa que la herramienta del ejercicio racional y civilizado del poder, el derecho. Donde poder y derecho están estrechamente vinculados para pensar la fuerza y la legitimidad. Pero este razonamiento conduce a otro momento interpretativo mayor, dejar asentada una clara oposición entre humanismo frente a barbarie.

Humanismo y barbarie que serán representados en la confrontación de dos culturas políticas disímbolas entre occidente y oriente; porque la relación de la política con el derecho como su producto racionalizado, da conciencia propia e identidad nacional.

Mientras que la cultura oriental resulta siempre amenazante. Para hacer frente a la amenaza bárbara del oriente, se hace necesario hacer frente a la amenaza que representa el turco. De tal suerte que en la relación de la política con el derecho, el gobierno que resulte ilimitado de un solo individuo es descalificado como tiranía; mientras que en la cultura oriental de la no civilización, el ejerció arbitrario resulta un asunto normal, producto de la barbarie, y que se conoce como despotismo. Tiranía y despotismo como formas de ejercicio de la autoridad y del poder político, representan dos momentos de evolución de la humanidad.

Y si Giorgio Scichilone, mediante la amenaza del turco nos invita a una reinterpretación de El Príncipe de Maquiavelo, también se aleja de la concepción referencial de César Borgia, y su padre el Papa Alejandro VI, como referente inmediato de la obra escrita en 1513. Nos lleva a pensar que fue bajo la sombra de la epístola de Eneas Silvio Piccolomini, el Papa Pío II en 1461, señalada dicha Carta como un antecedente de El Príncipe, para orientarnos que el humanismo político está formado con el pensamiento cristiano. Queda con ello abierto un tema propio de las pasiones humanas: maldad, volubilidad, ingratitud, ambición, envidia, que son sometidas, frenadas por el miedo del infierno al cometer pecado, pero que también elevan al ser humano al arrepentimiento y la transformación como en su momento lo hicieron Paulo de Tarso convertido en Pablo y Agustín de Hipona padre de la Iglesia católica.

En este

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