Mujeres, Ancianas, Viudas
maricrispunzon12 de Febrero de 2013
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“Me llamo Isabel y tengo 76 años, Me quedé viuda hace cuatro camino de cinco años ya. Mi Antonio era cartero, sabe usted, era unos años mayor que yo, pero estaba muy bien, todos nos quedamos sorprendidos cuando un día no se despertó. Tenía 75 años, llevaba diez años jubilado y tenía una pensión regularcita, no es que tuviéramos para tirar, pero si para darle algo a los nietos los domingos, y para que los hijos vinieran a comer a casa de vez en cuando, ¡ah y yo para comprarme algún trapito, que siempre me ha gustado ir bien puesta, los dos, mi Antonio y yo, sin lujos pero arreglaos.
Pero desde que falta mi Antonio, hija, es que con lo que me ha quedao, es que no tengo para nada. Le cuento: el cobraba algo mas de 900 euros, pero si a eso le quitas más de la mitad, ¡ es que no te queda nada ¡, Mi hija me arregló los papeles en la Seguridad Social, y al final me dan algo mas de 500 euros, pero vamos que después de pagar la luz (con lo que ha subido), el gas (y eso que yo ni pongo la calefacción: el brasero y dos batas), los gastos del piso, lo de Santa Lucía … es que me queda lo justo para comer y por que una come poco que si no, ni eso. El teléfono lo he quitado, sabe, mi hija, que es muy buena, me ha comprado “un móvil” con las teclas muy grandes para que yo las vea, y es ella la que paga las facturas.
Ahora estoy muy preocupada, sabe usted, porque verá, yo tengo azúcar y tensión y tomo muchas pastillas, y he oído decir que los viejos vamos a tener que pagar las medicinas y digo yo ¿con qué?, decía un ministro o un diputado, que dejáramos el cafelito del bar y con eso nos pagábamos las medicinas, ¡pero si yo no he ido a un bar desde que se murió mi Antonio¡. Mire, a quién dice esas tonterías les daba yo mis 500 euros para pasar un mes y a ver que hacía.
Yo la verdad es que no se donde vamos a ir a parar, mire yo he pasado épocas muy malas, he trabajado mucho, en casa, y en el campo, por que sabe, yo soy de un pueblo de Orense y desde bien pequeña y hasta que me vine a Madrid, que ya tenía yo a mis dos hijos, trabajaba en el campo igual que los hombres aunque nadie pagaba por mi, (me señala la mano donde le faltan dos dedos que se cortó con una hoz) y pensé que ahora de vieja, las cosas iban a ser distintas, que iba a tener quién me cuidara cuando lo necesitara, con eso de la Ley de Dependencia, pero por lo visto eso también se ha quedado en agua de borrajas, y si algún día me quedo inútil tendrá que ser mi hija la que se ocupe de mi como tuve que ocuparme yo de mis padres hasta que los pobres pasaron a mejor vida, y es duro, se lo digo yo, que se les quiere mucho y se hace de corazón, pero el peso cae en las espaldas y mi Antonio era muy bueno, pero eso eran cosas de mujeres y lo mas que hacía era jugar a tute con el abuelo cuando todavía tenía la cabeza buena.
El prefería ocuparse de los nietos, con esos ha jugado mas que con sus hijos, ha tenido más tiempo, como ya no trabaja, le servían para entretenerse, lo sacaba al parque, los llevaba de paseo, y así me dejaban a mí seguir con mis tareas que nosotras nunca nos jubilamos
Bueno hija que te estoy aburriendo, que las viejas hablamos mucho, y no contamos nada mas que penas, pero es que las mujeres de mi generación no es que tengamos muchas cosas buenas que contar, no hemos tenido mucha suerte en la vida que nos ha tocado vivir y lo malo es que a vosotras que tenías otro futuro la cosa también se os está torciendo….
La perdida de un cónyuge en España supone un descenso del 22% de los ingresos para los hombres y del 44% para las mujeres, lo que coloca a las viudas españolas entre las más pobres de Europa.
Gran parte de las mujeres viudas pertenecen a las generaciones que no han trabajado fuera del hogar o que si lo han hecho, no ha sido un trabajo reconocido legalmente y nunca han cotizado por ellas. Por ello no disponen de
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