Municipio de san juan del rio

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Comité Municipal de San Juan del Río, Querétaro

DIAGNÓSTICO MUNICIPAL DE SAN JUAN DEL RÍO, QRO.

Ubicación geográfica

San Juan del Río, Querétaro, es el segundo municipio en importancia del estado de Querétaro.  Se localiza al Sureste de la entidad, a una distancia de 51 kilómetros de la capital del estado.

Tiene una altura de 1,920 metros sobre el nivel del mar y colinda con los estados de México e Hidalgo en el Este; por el municipio de Amealco de Bonfil al Sur; por los municipios de Pedro Escobedo y Amealco de Bonfil al Oeste y por los municipios de Pedro Escobedo y Tequisquiapan al Norte.

San Juan del Río ocupa una superficie de 799.9 km2, lo que representa el 6.6% de la superficie total de la entidad.

Datos históricos

De acuerdo con la página oficial del gobierno del estado de Querétaro^[1], lo que hoy conocemos como municipio de San Juan del Río fue habitado 400 años a. C., de acuerdo a los vestigios encontrados a la orilla de su río, que ofrecen indicios sobre el asentamiento de grupos Otomíes con ascendencia de Chupícuaro, quienes se dedicaban a la pesca, caza y recolección. La cultura Otomí es considerada una de las más antiguas de la Altiplanicie.

Luego de haber descubierto el maíz, la calabaza, el frijol y el maguey,  los Otomíes se asentaron en torno al cerro Techimacit, hoy conocido como Barrio de la Cruz.  Junto al lecho del río, construyeron sus casas, dando inicio al poblado que llamaron Iztacchichi-Mecapan que significa Tierra blanca de Chichimecas, hoy San Juan del Río, cuyo cacique era Mexici. 

Durante el virreinato, con la encomienda de pacificar a los chichimecas, el Capitán General Don Nicolás de San Luis Montañés, al frente de un nutrido ejército de Xilotepec, llegó a Iztacchichi-Mecapan el 24 de junio,  día de San Juan, de 1531. Por ese motivo, el nuevo poblado se fundó con el nombre de “Pueblo de San Juan del Río”, donde de inmediato se trazaron las primeras calles.

Así se inició la colonización del Norte y el Occidente de la Nueva España y San Juan del Río se convirtió en paso obligado para quienes transitaban hacia esas regiones del territorio de México. Esta situación favoreció el crecimiento económico y de la población, ya que los viajeros se detenían en este punto para descansar, para alimentarse y para  abastecerse de provisiones. La minería, la agricultura y la ganadería de la región se desarrollaron.

Como consecuencia del frecuente paso de caravanas por la región y las constantes crecientes del río, a mediados del siglo XVI, Fray Sebastián de Aparicio promovió la construcción de un puente, pero fue hasta principios del siglo XVII que por órdenes del Virrey Don Diego de Velasco se edificó en 1711, lo que hoy admiramos como "Puente de la Historia". 

En la Guerra de Independencia, partieron de San Juan del Río al frente del Ejército Imperial de las Tres Garantías el General Guadalupe Victoria, Anastasio Bustamante y el General José Luis Quintanar, a la toma de la plaza de Querétaro. El 29 de junio de 1821, Agustín de Iturbide anunció en Querétaro la conclusión de la Guerra de Independencia. 

Durante los siglos XVIII y XIX las haciendas constituyeron un importante factor del desarrollo económico y social de San Juan del Río. Las más importantes fueron las haciendas La Llave y Galindo. 

El 5 de octubre de 1830 el Congreso Local dio a San Juan del Río el título de Villa y en 1847 el gobierno del estado otorgó a San Juan del Río el título de Ciudad. 

Al inicio de la segunda mitad del siglo XIX, en el ámbito de la industria y el comercio se contaban sombrererías, sastrerías, panaderías, molinos de trigo, barberías, platerías, herrerías, zapaterías, curtidurías, carpinterías, coheterías, cervecerías,  pailas de jabón, talleres de pintura, talabarterías, telares de lana y de manta, talleres de rebozos y fruterías.  En ese mismo período, se construyeron y ampliaron calles, puentes, templos y casas.

Con rumbo a San Luis Potosí, en 1863, Don Benito Juárez García, en su calidad de Presidente Legítimo de México y defensor de la República, pasó la noche en San Juan del Río y, cuatro años más tarde, en 1867, Maximiliano de Habsburgo, el emperador traído por los conservadores, arengaba en esta ciudad a la población a defender "la Independencia y el orden interior del país". Ese mismo año fue fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro, junto a los generales Miramón y Mejía. 

En la última década del siglo XIX San Juan del Río participó del desarrollo ferroviario al tenderse la vía del Ferrocarril Nacional Mexicano.

Población

De acuerdo con datos del INEGI^[2],  en 2010 había en San Juan del Río 241 mil 699 habitantes, de los cuales 117 mil 628 son hombres y 124 mil 071  son mujeres. Hay 95 hombres por cada 100 mujeres.

La tasa de crecimiento anual del municipio en el período 2005-2010 fue de 3.23%. A nivel nacional es una de las localidades con mayor crecimiento, después de Tijuana, Reynosa, Cancún y Playa del Carmen.

La mitad de la población tiene 25 años o menos. Por rangos de edad, 48 mil 450 personas se encuentran entre los 18 y los 28 años de edad; 39 mil 404, entre los 29 y los 38 años; 29 mil 770, entre 39 y los 48 años; 18 mil 281, entre los 49 y los 58 años; 9 mil 839, entre los 59 y los 68 años; 5 mil 387, entre los 69 y los 78; 2 mil 282, entre 79 y 88 años y 524, entre los 89 y los 98 años de edad.

La densidad poblacional en el municipio es de 313.5 habitantes por kilómetro cuadrado. Las tres localidades con mayor población son San Juan del Río, con 138 mil 878 habitantes; La Estancia, con 5 mil 992 habitantes y La Valla, con 5 mil 597 habitantes.

En el informe anual Sedesol-Coneval^[3], se señala que en el rubro de vivienda existen 61 mil 488 viviendas particulares habitadas, y el tamaño promedio de los hogares fue de 3.9  habitantes por vivienda. 79.5% de las viviendas cuentan con agua entubada dentro de la misma y 98.7% tienen electricidad.

Indicadores sociales

De las 61 mil 488 viviendas contabilizadas en el municipio en 2010, 14 mil 021 están encabezadas por jefas de familia, es decir el 13%.

5.9% de las viviendas (3 mil 609) no disponen de drenaje; 5% (3 mil 96) tienen un solo cuarto; 4.1% (2 mil 537) no tienen agua entubada; 2.6% (mil 622) tienen piso de tierra; 1.1% (699) no disponen de energía eléctrica y 0.9% (575) no tienen ningún bien. La carencia de los servicios mencionados en las viviendas, incide de manera negativa en la  salud de  sus habitantes, ocasionándoles enfermedades infecciosas, gastrointestinales y respiratorias.

En materia de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’s), en 74.5%  de las viviendas tienen teléfono celular y apenas en 17.9% hay internet.

El grado promedio de escolaridad de la población de 15 años o más en el municipio, en 2010, era de 8.8 años.

En ese mismo año, el municipio contaba con 135 escuelas preescolares; 151 primarias y 51 secundarias. Además, había 21 bachilleratos, 5 escuelas de profesional técnico y 9 escuelas de formación para el trabajo. En el municipio han proliferado escuelas privadas de dudosa calidad, desde el nivel de preescolar hasta el nivel superior y aún  para el de posgrado. La ideología neoliberal de quienes gobiernan el estado de Querétaro no les permite comprender que la educación es una necesidad, un bien social y un derecho de todos los mexicanos  que el Estado debe garantizar.

Del total de población de 15 años y más, el 59.1% estudia el nivel básico; 19.2% el nivel medio superior; 14.8% tiene algún grado de educación superior y 6.2% no tiene instrucción.

Las unidades médicas eran 23 y el personal médico era de 410 personas, es decir 17.8 médicos por unidad médica. Sin embargo, el 27.1% de los habitantes del municipio no es derechohabiente de servicios de salud.

El porcentaje de población económicamente activa es de 55.4%; de ésta, 93.9% de los hombres y 96.8% de las mujeres desempeñan alguna ocupación. Sin embargo,  los empleos son precarios, se caracterizan por ser de bajo perfil, atomizados en su organización gremial y con prestaciones sociales reducidas a su mínima expresión, con ingresos devaluados y jornadas de trabajo extenuantes, con derechos legales transformados en servicios pagados por los trabajadores. Es cierto que este tipo de empleos son un detonador del descontento social,  pero el desempleo lo es más.  No es ocioso recordar que el desempleo guarda una relación directamente proporcional con la pobreza y con las conductas delictivas , pues es tierra fértil para la implantación de la economía  criminal.

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