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Normativa Internacional


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2013  •  6.574 Palabras (27 Páginas)  •  232 Visitas

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1.1 CONCEPTO DE PERSONAS CIVILES Y DE POBLACION CIVIL

PERSONAS CIVILES: Para comenzar en el marco jurídico el término persona, se considera a todo sujeto de derechos y obligaciones. Esta definición no solo incluye a los seres humanos, también llamados en Derecho personas naturales o personas físicas, sino también a las entidades abstractas que, no siendo seres humanos, sí están formadas por ellos y reciben la denominación de personas jurídicas.

Así mismo por principio de existencia se considera persona natural a todo individuo de la especie humana, sin importar su edad, sexo, raza o condición. Además a los efectos del principio de distinción aplicable en los conflictos armados no internacionales, todas las personas que no son miembros de las fuerzas armadas del estado o de grupos armados organizados de una parte en el conflicto, son personas civiles y, por tanto, gozan de la protección contra los ataques directos, salvo y por el tiempo en que tomen parte directa en las hostilidades.

POBLACION CIVIL: En cuanto a este término, el artículo 4º del IV Convenio de Ginebra, sobre la protección de las personas civiles en tiempo de guerra, señala que quedan protegidas por el mismo las personas que en un momento cualquiera y de cualquier manera que sea se encontraren, en caso de conflicto u ocupación, en poder de una parte contendiente o de una potencia ocupante de la cual no sean súbditas. En otras palabras población civil son todos aquellos ciudadanos naturales de un País, que la población civil comprende a todas las personas civiles que no participan en conflictos armados o de ocupación, pero si tienen actuación en los diferentes escenarios de la vida cotidiana de este, además tienen deberes y derechos emanados por su constitución.

1.1.2 ANTECEDENTES HISTORICOS.

En este sentido el creciente aumento de las víctimas de la guerra entre la población civil, consecuencia fundamentalmente de la aparición de armas de alta tecnología, ha llegado a causar una gran preocupación en la Comunidad Internacional. Por esta razón en la actualidad podemos afirmar rotundamente, sin riesgo a equivocarnos, que la gran víctima de las guerras modernas es la población civil.

Basta para ello recordar algunas estadísticas suficientemente esclarecedoras. Así, durante la Primera Guerra Mundial se produce un 6% de víctimas entre la población civil, porcentaje que se eleva a un 50% en la Segunda Guerra Mundial y que alcanza un 75% durante la Guerra del Vietnam.

En cuando a los conflictos armados que se desarrollan en la actualidad, se viene afirmando que un 90% de las víctimas pertenecen a la población civil. Como ha puesto de manifiesto el Presidente del CICR en la XXVI Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, celebrada en Ginebra los días 3 a7 de diciembre de 1995, los asesinatos, la tortura, los tratos degradantes, la detención arbitraria, a menudo en condiciones de extrema indigencia, ha sido la suerte que han corrido innumerables víctimas. La toma de rehenes violación de una norma fundamental del derecho humanitario ha adquirido proporciones alarmantes.

Actualmente, las calamidades que se abaten sobre la población civil afectan y comprometen gravemente a la unidad de la familia, siendo cada vez más frecuente la separación de los familiares, aumentando la angustia por los allegados de quienes no se tiene noticia. Las mujeres suelen ser las primeras víctimas de tales situaciones, como consecuencia de los incontables casos de violaciones con motivo de los conflictos armados.

Los niños quedan, con frecuencia, marcados para toda su vida, tras haber visto asesinar a sus padres y destruir su vivienda.

Los niños también son reclutados, incitándolos a participaren la violencia; muchos sólo conocen la ley del fusil y su manejo y algunos a los quince años son ex combatientes; el reclutamiento de esos niños soldados es un flagelo que la humanidad no ha sabido erradicar y que, muy por el contrario, se desarrolla más y más.

Los grandes éxodos de la historia se repiten una vez más: según varias fuentes, se calcula en más de 23 millones el número de refugiados, y en más de 29 millones el de las personas desplazadas. Los medios y los métodos de combate siguen teniendo consecuencias cada vez más dramáticas. Cada año, más de 20.000 personas son muertas o mutiladas por la explosión de minas antipersonal.

Según la ONU, hay actualmente, repartidas en 64 países, más de 100 millones de minas. En el Informe presentado por el CICR en la mencionada conferencia se pone de manifiesto la aparición nuevamente del crimen de genocidio, habiendo pasado la purificación étnica a ser un fenómeno cotidiano. Con objeto de desarraigar a la población, este fenómeno incluye una larga lista de exacciones: desde el hostigamiento o la intimidación de las minorías hasta la masacre sistemática, el asesinato, la deportación, el internamiento masivo, la toma de rehenes, la violación y la tortura.

Siguiendo a SÁNCHEZ DEL RIO, desde una perspectiva histórica hemos de decir que durante siglos las guerras se desarrollaban entre los ejércitos, y la población civil no sufría sus consecuencias más que de forma indirecta padeciendo hambre, pestes, evacuaciones, entre otros, pero difícilmente se producían víctimas entre los civiles.

De ahí que no existieran normas de protección, excepto las costumbres derivadas de la ocupación de territorios extranjeros.

El Reglamento de las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre, anexo a los Convenios de La Haya de 1899 y 1907, contenía un capítulo sobre el régimen de la ocupación, pero limitado casi exclusivamente a las medidas necesarias para el mantenimiento de orden público y para garantizar los derechos de la familia y del individuo en cuanto a su vida, integridad física y propiedad, así como la prohibición de las penas colectivas.

La Primera Guerra Mundial puso ya de manifiesto la insuficiencia de esta normativa, porque desde el comienzo de las hostilidades infinidad de civiles fueron internados, quedando en situación similar a los prisioneros de guerra, pero sin protección, ya que no tenían la consideración de combatientes.

Durante la Segunda Guerra Mundial el problema se agrava, a consecuencia de que se produjeron dos fenómenos con los que la normativa internacional no contaba:

a) En primer término, la gran movilidad de que disfrutaban los ciudadanos de casi todos los países, unido al hecho de que el conflicto se iniciara sin una previa declaración de guerra, hizo que sorprendiera a muchas personas lejos de su patria e incluso en territorio enemigo.

b) En segundo lugar, durante el desarrollo

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