Organizaciones Espaciales

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El entendimiento del espacio es la base del proyecto, la forma en cómo se aborda a partir de modelos formales y principios de diseño determinará la funcionalidad del programa arquitectónico. La organización espacial y las relaciones espaciales intervienen en la conformación de espacios, creando interacciones entre sí que permiten desarrollar un interesante lenguaje arquitectónico de la obra.

Desde el punto de partida de un proyecto, es decir, desde el proceso de diseño, es vital hacer un estudio de las relaciones espaciales para determinar una clara comunicación entre los espacios que van a conformar el conjunto arquitectónico. “Las relaciones formales son necesariamente tridimensionales o espaciales, puesto que los elementos son principalmente masas y espacios” (Norberg-Shulz, 1998). Para la comprensión de la obra, todos sus elementos deben funcionar entre sí, expresando un solo lenguaje.

Estas interrelaciones se dividen en cuatro distintas formas:

[pic 9]El espacio dentro de otro espacio, es la relación entre un espacio de mayor dimensión que contiene en su interior, otro de menor tamaño. “Cuando un elemento está dentro de otro, tenemos una propiedad de la relación de cerramiento” (Norberg-Shulz, 1998). El espacio contenedor funciona como un cerramiento que marca una clara jerarquía en relación al espacio contenido. Ambos espacios se configuran entre sí, dependen uno del otro para formar esta relación (Figura 1).[pic 10]

[pic 11]En el caso de que el espacio interior empezara a aumentar sus dimensiones considerablemente, le quitaría importancia al espacio contenedor, perdiendo significado y cambiando totalmente la percepción inicial, como es el caso de la Figura 2 donde “…el espacio residual que los separa estaría tan comprimido que perdería su carácter de espacio envolvente...” (Privatto, 2011).

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[pic 13]Ahora bien, otra relación son los espacios conexos (Figura 3). Estos hacen referencia a que dos o más espacios comparten una zona en común, permitiendo la interacción y comunicación entre ellos. Estos espacios pueden ser de igual forma y tamaño, o pueden ser totalmente distintos, que se relacionan por medio del espacio que forman conjuntamente. Además, puede generar su propia individualidad, transformándose en un elemento más del conjunto.[pic 14]

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También están los espacios contiguos, haciendo referencia a la continuidad o proximidad espacial. En base a la Figura 4, se podría decir que existe un eje o pauta al tener un elemento divisor que delimita cada espacio, pero a su vez, los combina creando una composición donde, las circulaciones y accesos permiten mantener la continuidad visual y espacial del proyecto. [pic 16]

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Como última relación están los espacios vinculados por otro común (Figura 5). Si bien es cierto, la intención de la arquitectura es buscar la relación entre los espacios a partir de su función. Claro está que cada espacio está destinado para distintas actividades, sean específicas como no, pero para unirlos y que funcionen como un todo, se necesita de otro espacio que los unifique. Las cualidades formales de este espacio común, quedarán determinadas por la estructura formal de los otros espacios. Su función principal será la accesibilidad de un espacio a otro. “El espacio intermedio puede diferir de los dos restantes en forma y orientación, manifestando así su función de enlace” (Ching, 2015).

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Las relaciones espaciales toman como base los conceptos de proximidad y separación entre espacios, lo que se convierte en un tipo de dualidad que es indispensable para armonizar todos los elementos del proyecto, manteniendo la continuidad espacial y visual en la composición. Un claro ejemplo es el Pabellón Alemán de Barcelona, obra de Mies van der Rohe (Figura 6), donde se ve un claro entendimiento del espacio contiguo a partir de la utilización de muros separadores para abordar de diferentes formas cada espacio, pero manteniendo la continuidad entre sí.

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