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Política Pública Y Política Social


Enviado por   •  31 de Enero de 2014  •  3.523 Palabras (15 Páginas)  •  246 Visitas

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3 Modelos o Paradigmas de Política Social

3.1 Los Modelos más Significativos de la Política Social

Es menester partir de dos grandes enfoques relativos a los modelos de política social, por lo mismo, proponemos por una parte, la instrumentación de ciertos modelos sustentados a partir del tipo de régimen sociopolítico que el país en cuestión haya adoptado. En este sentido, hablaremos más del tipo del modelo socioeconómico y político instrumentado, que del modelo de política social en sí . La razón resulta obvia, el tipo de régimen viene a determinar y con mucho, el modelo de política social a seguir. Y, por otra parte, los modelos en sí, ahora con independencia del tipo de régimen instituido por el país o nación de que se trate .

Una vez establecida la mecánica de análisis, es importante señalar que para el desarrollo del presente apartado, seguiremos muy de cerca los textos que han adquirido ya un cierto nivel de clásicos en la materia de por lo menos cuatro estudiosos de la materia, los cuales nos brindan elementos muy importantes para la dilucidación de tema tan candente. Dicho esto, iniciemos con denuedo nuestra tarea.

3.2 Modelos o paradigmas de política social que siguen un determinado sistema socio-político

A continuación se hará la explicación de los modelos según la tipología propuesta por Rodríguez Cabrero.

1) De conformidad con Gregorio Rodríguez Cabrero , la política social liberal, ahora denominada neoliberal, es la que fundamentalmente expresan con sus ideas, tanto Milton Friedman como Friedrich A. Von Hayek , las cuales se centran en un demoledor ataque sobre el Estado como eje de la vida económica de una nación. Por lo mismo, critican severamente la expansión del Estado en tratándose de actividades de corte social. Para ellos los valores esenciales de toda sociedad moderna deben ser: la libertad y el individualismo. Por lo mismo, los llamados derechos sociales no hacen otra cosa sino distorsionar la capacidad natural del mercado, el cual se encarga de asignar eficaz y eficientemente los recursos; resultando en consecuencia, el sector público una instancia de ineficacia, ineficiencia y burocratismo. Añaden estos autores, que la planificación es una terrible amenaza para la libertad individual, simplemente constriñe su actividad en el más amplio sentido de la palabra. Sólo en situaciones de verdadero apremio y cuando las condiciones objetivas y subjetivas lo justifiquen, es posible aceptar de manera siempre limitada y sin que altere un ápice el libre mercado la intervención del Estado en la economía. Como bien se aprecia, con las características de este modelo, el cual puede asumir un determinado Estado, no es factible instituir política social alguna. Aquí lo que campea es el <Darwinismo Social>, “solamente aquellas especies fuertes y robustas serán las que sobrevivan, las demás, necesariamente deberán perecer”. A todo esto habrá que sumar desde la óptica eminentemente operativa el trascendental <Consenso de Washington> el cual estableció y echó a andar, en definitiva, la globalización neoliberal.

2) Por su parte, el famoso economista norteamericano, John K. Galbraith, asesor del entonces Presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy (1961-1963), propuso un cierto tipo de política denominada: liberalismo tecnocrático. Sabemos muy bien, y no podría ser de otra manera, Galbraith defiende también valores sociales como el individualismo, la libertad y el mercado de carácter competitivo; pero, con una diferencia importante: como valores relativos; es decir, ello en virtud de que la dinámica del crecimiento del capitalismo mismo haya establecido un proceso con evidentes limitaciones para autorregularse, ello sin dejar de considerar que también la tecnología prohija una serie de imperativos insoslayables como la planificación misma. En tal virtud, para John K. Galbraith, lo que nosotros los latinos llamamos política social resulta para él (bajo la acepción del <Welfare State>, Estado de Bienestar) una necesidad funcional y técnica del sistema, ya que su implementación responde de manera fundamental, a determinadas demandas generadas por evidentes incapacidades del mercado, para llevar a cabo la supuesta asignación óptima de los recursos. En síntesis, para que el sistema establecido opere con eficacia y eficiencia, la política social (el Estado de Bienestar para Galbraith) deberá cumplir funciones que tienda al equilibrio y no a la redistribución como algunos pretenden. Es evidente que este modelo presenta ciertos avances con respecto al de política social liberal o neoliberal; sin embargo, para los enormes rezagos y los graves desequilibrios que padecemos en México, este modelo en particular apenas y sería una especie de paliativo, como una aspirina para curar un cáncer.

3) Este modelo o paradigma propone una concepción eminentemente reformista, la que deviene de la socialdemocracia; sin embargo, esta corriente nos ofrece dos versiones: una, caracterizada por lo que podríamos llamar reforma con una orientación social, la que describe Richard M. Titmuss y se caracteriza por seguir los estudios empíricos referentes a lo social, así como una clara actitud tendiente a realizar una especie de reforma gradual, eliminando cualquier tipo de sobresalto, teniendo como telón de fondo el crecimiento económico. Se nos dice, por parte de este autor, que la intervención del Estado resulta una práctica sana y sobre todo comprometida con el cambio social (¿), todo lo cual se fundamenta en valores como el humanismo, la justicia y la fraternidad. La otra concepción, dentro de este mismo modelo, es la que alude a lo que se conoce como doctrina de los derechos sociales, la cual al final de cuentas es, ni más ni menos, que la materialización misma de la política social. En suma, muy a la estadounidense, se le concibe como el resultado de un desarrollo histórico constructivo y necesario de los derechos civiles (SIC) y políticos, compatibles con el capitalismo, a fin de alcanzar el anhelado cambio social

4) Para concluir este primer bloque de paradigmas, según la versión propuesta por Gregorio Rodríguez Cabrero, se impone que hagamos una sucinta revisión de la concepción socialista o neomarxista, la que como es de suponer abreva en las ideas de Carlos Marx. No habrá que ir muy lejos para imaginar que para este pensador alemán, creador del socialismo científico, la

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