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Propuesta socioeducativa de urbanismo


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2018  •  Prácticas o problemas  •  1.748 Palabras (7 Páginas)  •  92 Visitas

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Trabajo práctico de seminario de estudios urbanos

Instituto Superior en Tiempo Libre y Recreación

Carrera: Pedagogía y Educación Social

Profesor: Marcelo Zanelli.

Alumna: Camila Dumon.

Año: Segundo cuatrimestre de 2015.


Mi ciudad, mi barrio, mi club...

  El proyecto que se va a presentar se realizó en base al barrio La Boca y el club de este que también se denomina como el barrio, Club Atlético Boca Juniors (CABJ). Tomamos este como dispositivo de prueba, aunque el objetivo es poder replicarlo en los distintos barrios de la capital federal. La idea es trabajar en conjunto, el o los clubes de barrio junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para generar mayor inclusión, evaluando las particularidades de cada zona.

 Creo que este trabajo en red, permite tener un mayor alcance a la población, sumado a un trabajo más minucioso de lo que sucede en cada barrio. También en mi modo de ver, aportaría en el trabajo en equipo, la solidaridad, el compromiso, trabajar los vínculos, identificarse con la historia del barrio y la propia.

Es por eso que empezamos por, historia del barrio La Boca y su club CABJ.

“La búsqueda por fin había terminado, por las calles Brandsen, Del Crucero, Aristóbulo del Valle y las vías del Ferrocarril Sud. Había un terreno cuyas medidas eran de 187x120x114 metros donde el club empezaría a construir la mítica Bombonera. Un valor de 2.200.000 de pesos costó, lo que era una fortuna para la época,

La Ciudad de Buenos Aires a fines de 1860 y principios del 1900 elevó su población de 177.780 habitantes a 950.900, respectivamente. Este crecimiento tiene su causa en la política de atracción europea incentivada en la presidencia de Mitre (1862-68) y con la implementación de la “Ley Avellaneda” de Inmigración y Colonización en 1876. En este marco surgió el emblemático Hotel del Inmigrante ubicado en la Avenida Antártida. Argentina en el sur de la ciudad. Este edificio fue construido por el gobierno para recibir la gran masa de inmigrantes que escapaban de la guerra y la hambruna de Europa.

Pronto este alojamiento quedó chico la solución de encumbrada dirigencia porteña se resumió en improvisadas remodelaciones de viejas casonas coloniales. Estas inmensas construcciones pronto se convirtieron en los famosos “Conventillos”. La refacción convirtió las casonas, en cuartuchos donde la superficie por persona era de 1,6 metros. El resto de la vivienda lo integraba un gran patio en común, un piletón que se abastecía con agua traída por carros de aguateros (hasta 1880 la ciudad no contaba con agua potable) Por supuesto tampoco había cloacas.

Esto convertía a los lavabos y retretes comunitarios en focos de diversas enfermedades como el cólera, la fiebre amarilla, parásitos e infecciones varias. La cocina podía ser común, o lo más usual eran las cocinas en los cuartos, donde se los proveía de un calentador a alcohol o a aceite. Los conventillos se convirtieron en un negocio muy redituable por la cantidad de inmigrantes que venían en búsqueda de trabajo y con serias dificultades de vivienda. Los alquileres eran altos. El inquilino moroso era desalojado por la fuerza pública, hecho que devenía en terribles batallas campales.

El agua que se utilizaba para limpiar alimentos era la misma infectada de los pozos ciegos; las calles de la ciudad eran alisadas conteniendo desperdicios varios que en épocas de verano volvía insostenible el aroma nauseabundo. Los médicos higienistas de la época, el Dr. Eduardo Wilde, el Dr. Guillermo Rawson, denunciaban la desatención que esta calamidad endémica, causaba  principalmente en los barrios de la zona sur, San Telmo, Monserrat, La Boca, y San Nicolás. En el barrio de San Telmo, en la calle  Defensa 753 entre Independencia y Pasaje San Lorenzo se encuentra el Conventillo de la Paloma, una casa de inquilinato que con su nombre se conoce la obra del género sainete del teatro porteño, autor Don Alberto Vacarezza.

Los inmigrantes seguían llegando en aluviones a ocupar estas viviendas precarias, donde la epidemia de fiebre amarilla pegó sin escrúpulos. Los dueños de los grandes caserones que habían sido reformados para cobrar suculentas rentas por el alquiler de un “cuartucho”, fueron trasladándose hacia la zona Norte de la ciudad. Nacen así los barrios de la zona Norte en Recoleta o el Retiro, que a la postre se convirtieron en reducto de las grandes mansiones a donde estas familias adineradas se escaparon de las epidemias.

La Boca se caracterizó por ser un barrio de habitantes divertidos, ruidosos y melancólicos. Hablaban el dialecto xeneixe, el de los genoveses, como si estuvieran en su tierra. Eran muy trabajadores y solidarios, llegaron a formar numerosas instituciones de apoyo comunitario, editaron diarios y fundaron clubes deportivos y culturales. Dada su gran sensibilidad para el arte, en el barrio han nacido cantores, músicos, poetas y artistas plásticos, muchos de los cuales han ocupado lugares significantes en el sentir popular.

Dentro de sus límites funciona una ejemplar dotación de bomberos voluntarios, muy conocidos y valorados por su gran labor, profesionalismo y trabajo en la comunidad. La mayoría de las casas eran y son de madera y chapa, esto hace que los incendios sean frecuentes y amenazantes.

La Boca presenta una particular arquitectura, casas de madera y chapa, ambas con balcones de hierro que aún se conservan por las calles del barrio. Sus fachadas de chapa acanalada se combinan con las carpinterías de madera enriquecida por variadas molduras. Los colores de las casas representan una innumerable variedad que deviene de los sobrantes de pintura que los marineros traían a sus casas, como la pintura era costosa, y la cantidad escasa para pintar toda la vivienda de un mismo color, se aprovechaba hasta la última gota, por lo tanto, se pintaba primero los marcos hasta agotarla, para pasar luego a las paredes y pintar hasta donde alcanzara. Además, las líneas horizontales eran y son una característica de La Boca, largos tablones superpuestos en las casas de madera y la acanaladura de las chapas.

Nombre del estadio: Alberto Jacinto Armando.

  • Dirección: Brandsen 805, La Boca.
  • Fecha de inauguración: 25 de mayo de 1940.
  • Capacidad: 49.000 espectadores.
  • Constructor: Ingeniero José Luis Delpini.

En el año 1905 cuando se fundó Boca Juniors, era fácil conseguir un lugar donde poder jugar al fútbol. El club utilizó el campo donde practicaba el antiguo equipo Independencia Sud. Después cuando Boca Juniors se afilió a la Asociación de fútbol en el año 1907, tuvo que retirarse de allí porque el terreno no cumplía los requisitos necesarios para la disputa de partidos.

En la Isla Demarchi se utilizó varios estadios durante cuatro años (1908 – 1912), donde posteriormente tuvieron que irse luego de fallar la promesa de no mudarse. Wilde sería donde se instalarían tras aceptar los terrenos de un socio donde solamente se estuvo desde 1914 a 1915 por la disminución de socios que sufrió el club. Volvieron a La Boca por Ministro Brin y Senguel donde funcionaba un galpón de monoblocks utilizado por una fábrica de piedras artificiales para su almacenamiento. En este lugar, el 25 de mayo de 1916, se inauguró el nuevo estadio.pero todo para hacer realidad el sueño del club.

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