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Pteoria De Chain Perelman


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2014  •  6.559 Palabras (27 Páginas)  •  313 Visitas

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La argumentación en la hermenéutica: el paradigma de Perelman[3]

El filósofo belga hace poco desaparecido Chaïm Perelman, con quien colaboró estrechamente su esposa Lucie Olbrechts-Tyteca. Podemos atender un poco a ellos para tener un ejemplo e ilustrar esa apertura de la argumentación que se ha practicado muy recientemente. Se trata, por lo demás, de una línea de las muchas que ya tiene la teoría de la argumentación, a saber, la "nueva retórica". Se puede hacer una comparación de la nueva retórica con la dialéctica. retórica de Aristóteles y ver cómo recogen las mismas preocupaciones, intereses e ideales.

En realidad, el propio Perelman ha dicho que el mejor nombre para su teoría hubiera sido el de "dialéctica", pero añade que tiene la desventaja de asociar, en lugar de con la dialéctica aristotélica, con la dialéctica hegeliano-marxista. Por eso prefirió el nombre de "retórica", pero no se reduce al conocimiento verosímil y alcanza a la verdad probable o no apodíctica de la dialéctica o tópica.

La idea de Perelman surge al comparar la demostración- que fue muy puesta de relieve por el positivismo lógico- con la argumentación, que toma en cuenta el grado de asentimiento logrado frente a un auditorio. Critica al positivismo y hace ver que la argumentación está más en la perspectiva de la razón práctica, a la que no puede imponérsele sin más el tipo de argumentación propio de la razón teórica. La argumentación teórica es simplemente la inferencia que extrae conclusiones a partir de premisas, mientras que la argumentación práctica es sobre todo la que justifica nuestras decisiones.

Todo este arsenal de argumentos es aplicado por Perelman de manera muy interesante al derecho y a la filosofía, esto es, a la argumentación propia de la práctica forense y a la discusión filosófica. Sin embargo, al comparar la teoría de la argumentación con la lógica formal surgen objeciones que algunos lógicos han opuesto a la teoría de la argumentación, sobre todo contra la relativización que parece hacer de las reglas de inferencia y de la fuerza de los argumentos en función de los auditorios.[4]

El paso de la lógica a la retórica (teniendo como intermedio el paso de la lógica analítica a la lógica tópica o dialéctica) va parejo a la transmisión de la sintaxis a la semántica y de ésta a la pragmática[5], en busca de un análisis semiótico más completo y que permita comprender el fenómeno sígnico o de comunicación.

De hecho, la retórica se equipara a la pragmática, o, si se quiere, la retórica puede funcionar como una semiótica completa, al modo como lo hace la pragmática en el sentido de que contiene a la sintaxis y a la semántica, pues el que tiene lo más tiene lo menos, y ella es la dimensión más compleja y abarcadora de las tres. Las supone y las contiene, y opera desde los recursos que le dan ellas pero sumando a éstos sus recursos propios. Estos recursos propios son los que tienen que ver con el uso y los usuarios.

Entran los usuarios, y con ello se pierde en carácter abstracto y se gana en concreción, permitiendose una comprensión más profunda de la significación a través del tomar en cuenta las intenciones de los hablantes. Pero esta atención a la internacionalidad hace que uno se ubique en la noción de uso; el uso que es acción, práctica y habla dentro de una comunidad de hablantes.

Pero Chaïm Perelman fue precisamente el que proyectó su retórica nueva como una lógica de lo valorativo. Lo que se ve en el fondo de esto es el deseo de no separar tanto el hecho del valor, el deseo de mostrar que no están tan separadas la descripción y la valoración y que puede haber una mediación hermenéutica entre ellas, la cual mediación ayude a argumentar a favor de juicios de valor. Con ello se supera la "falacia naturalista", que considera sin mediación el hecho y el valor. Son conectados por la necesidad de argumentar axiológicamente con fundamento en la realidad, y esto lo consiguen la hermenéutica y la retórica. La retórica alcanza la verosimilitud más que la verdad en sí, o, como dice Perelman, la razonabilidad más que la racionalidad, es decir lo razonable más que lo racional o apodíctico.

El concepto perelmaniano de tópico parece cumplirse en la hermenéutica, ya que en ella se argumenta a favor de una interpretación de un texto para los miembros de la comunidad interpretativa o de la misma tradición. Y, al igual que para Perelman, se podría universalizar la interpretación cuando se digiera al conjunto de los hombres razonables, como en inmenso argumento ad humanitatem, más que ad hominem (lo cual vale a pesar de que se encuentren varios tipos de humanidad o de razonabilidad, pues se puede llevar al terreno del común acuerdo y decir que se argumenta para toda la humanidad potencialmente, pero efectivamente sólo para aquellos que acepten el diálogo razonable). Inclusive las cosas de la lógica analítica y las de la tópica pueden tratarse a la luz de la retórica, pero no a la inversa. Por eso tiene más ductilidad y amplitud.

La argumentación hermenéutica o el argumento para probar una interpretación procede primeramente ubicándose ante el auditorio que va recibir su argumentación. Aquí es donde se aplica la idea de Perelman, y la que deja entrever Aristóteles, de que el primer tópico es situarse, Al situarse en un contexto, la argumentación se ubica sobre todo en el seno de una tradición, que es a la que pertenecen los oyentes (pues si no pertenecen a ella será más difícil la transacción). Y aquí caben dos estrategias: el argumento por autoridad y el argumento por la razón (dentro de cierta racionalidad).

Es de notar que aun cuando en la actualidad nos preciamos de hacer menos caso del argumento de autoridad que en otras épocas echamos mano de él con más frecuencia: es argumentar en pro de nuestra interpretación haciendo ver que guarda cierta coherencia con partes del texto mismo o con las interpretaciones de connotados exegetas, a las cuales amplía, o mejora, o desarrolla, o completa, o incluso supera y excluye. El argumento de razón se da cuando no es posible o no se quieren blandir las autoridades y entonces se apela a la razonabilidad, al sentido común.

Considera Perelman[6] en este sentido que (citado por González Bedoya). El progreso real de la ciencia no es un paso de certeza en certeza, de realidad en realidad, sino un paso de una evidencia provisional acumulativa a una ulterior evidencia provisional y acumulativa.

Perelman coincide con los neodialéctos en rechazar la noción de una filosofía primera (protofilosofía) (2): la filosofía debe ser regresiva, abierta, revisable.

A pesar de lo cual, Perelman rechaza ser adscrito a una escuela concreta. Se considera

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