¿Qué es un profeta?
pituraTrabajo26 de Junio de 2016
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LOS PROFETAS
¿Qué es un profeta?
La palabra profeta viene del griego “profetes”, palabra compuesta del verbo “phemi” (decir) y la partícula “pro” que significa “hablar en vez de”, “ser portavoz de” o también “hablar ante alguien”, según el sentido de la preposición “pro”. En hebreo es “nabi”, que unos traducen “el llamado”, y otros “el enviado”, “el que anuncia”. Entonces, profeta es aquel que ha recibido el espíritu de Dios y que habla en nombre de Dios.
La división entre profetas “mayores” y “menores” se debe, no porque algunos sean más importantes que los otros, sino causa del tamaño de sus libros.
¿Qué características debe tener un verdadero profeta?
Cada profeta tuvo una vocación específica; sin embargo todas las vocaciones proféticas cuentan por lo menos con tres características en común:
Experiencia de Dios. Esta experiencia puede darse en cualquier parte donde hay ambiente para captarle. A unos, como Isaías, la experiencia de Dios le vino en el templo (Is 6,1ss). A otros como Ezequiel, les ocurrió al lado de un río, en el destierro, al fijar la vista en una nube que venía del norte (Ez 1,1-4) A otros como Amós, mientras iba arreando sus vacas (Am 7,15).
Misión especial. Cuando Dios llama es para una misión especial (Is 6,8-9). La experiencia de Dios deja muchas veces con la inquietud de hacer algo. Dijo Jeremías: “No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, yo trabajaba por ahogarlo, no podía” (Jr 20,9). Para el profeta, no pasa algo así por casualidad todo es posible para Dios.
Cambio de Vida. La experiencia de Dios lleva a un cambio de vida. De simples hombres sinceros, llegaron a ser profetas del Señor. Era el cambio de un Moisés miedoso a uno que enfrentó al Rey Faraón (Ex. 3,11) De un Jeremías muchacho a uno que se paró en las puertas del templo para denunciar la idolatría del pueblo (Jr.1,6 -18)
¿Dónde proclamaba el profeta la palabra de Dios?
El profeta proclamaba la palabra de Dios en casa (Ez.8,1, 14,1) en el camino (Is 7,3), en la entrada de la ciudad (Jr 17,19) en el patio del templo (Jr. 19,14) en los mercados y en las calles (Jr. 5,1; 6,11) en los santuarios concurridos, en la propia casa del rey, hablaron a reyes, a Jefes de Israel, al mundo entero.
¿Cuál es el mensaje central de los profetas?
El monoteísmo. Los profetas destacan la defensa de un monoteísmo: Dios no hay más que uno, y ese Dios es Yahvé (Is 44,6) él es el Santo de los santos. Pero al mismo tiempo, es un dios lleno de ternura y amor incansable por su pueblo (Os 2). Por eso, los profetas atacan duramente a los falsos dioses, a los ídolos (Os 2, 7-15)
La vida moral. La verdadera relación con Dios exige y lleva consigo una relación coherente con los demás.
La vida social y política. El proyecto de Yahvé es la fraternidad y la justicia. Los profetas no sólo se ocupan de las cosas del espíritu y de la religión, sino que además se ocuparon de la vida social y política de Israel.
¿Cuál es el lenguaje que emplearon los profetas?
Los profetas no emplearon un lenguaje abstracto o teórico para transmitir sus mensajes sino un lenguaje simbólico. Comunicaron sus mensajes valiéndose de parábolas, adivinanzas, poesías, comparaciones y otros medios apropiados para que los oyentes puedan entender.
El profeta Isaías usó adivinanzas para que el mensaje no fuera fácil de olvidar. La adivinanza deja siempre una pregunta en la mente; esa pregunta sigue agitando la mente hasta que alla una solución. En Isaías, tenemos el ejemplo de la Viña bien cultivada, Israel, que dio sólo uvas amargas; el profeta nos deja con las preguntas ¿Qué otra cosa podría hacer a mi viña que no se lo haya hecho? ¿Por qué esperando que diera una uvas sólo a dado racimos amargos? (Is. 5, 1-7).
¿Existen hoy Profetas?
Si la palabra de Dios es eterna (Is 48,8) y produce siempre su efecto (Is 55,11) es lógico concluir que también hoy está actuando. Y Actúa no sólo en la iglesia, sino también por medio de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que luchan por la justicia, el bien y la paz, aunque no pertenezcan a la iglesia institucional.
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