ROL HEGEMÓNICO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y CRISIS DE MODELOS SOCIOPOLÍTICOS
Geancarlo2604Informe16 de Julio de 2021
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Universidad de Carabobo[pic 1][pic 2]
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Administración Comercial y Contaduría Pública
Campus La Morita
ROL HEGEMÓNICO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Y CRISIS DE MODELOS SOCIOPOLÍTICOS
Profesor: Alumnos:
Leonardo Ramírez Igmar Blanco 20.650.826
Kevin González 25.068.806
Geancarlo Rodríguez 26.791.917
Miguelangel Rodríguez 26.791.919
Francis Vicent 26.535.736
Gregori Garcia 26.448.530
Mayo de 2019.
ÍNDICE
Contenido Pág.
INTRODUCCIÓN 2
PARTIDOS POLÍTICOS Y HEGEMONIA 3
Sistemas de partidos 4
Sistema de partido hegemónico 4
Sistema de partidos de Venezuela 5
El PSUV y la intención hegemónica 7
LA CRISIS DEL MODELO SOCIOPOLÍTICO 9
Reglas de Juego, Actores y Procesos del Sistema Político Venezolano 9
Crisis del Modelo Rentista 11
Crisis del Modelo Socioeconómico y de las Expectativas Sociales 14
Crisis del Modelo de Representación y de Legitimidad 16
CONCLUSIÓN 18
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 19
INTRODUCCIÓN
En la mayoría de países existen los partidos políticos los cuales tratan de acceder al poder con la finalidad de ejercer el poder político. En Venezuela han existidos infinidad de partidos y a lo largo de los años han estado en el poder unos y otros, han existido diferentes sistemas de particos los cuales han establecido sus características principales y han contribuido directa e indirectamente a la situación política actual del país.
Los cambios en el sistema político venezolano y las manifestaciones de crisis de los años recientes cobijan tendencias contradictorias. En la crítica al modelo vigente desde 1958 hay indicios de maduración democrática en la ciudadanía y ciertas organizaciones (nuevas y viejas) que apuntan a la búsqueda de un orden justo y pluralista. Diversos intentos de reforma socioeconómica e institucional apuntan en ese sentido, junto con la aparición de nuevas organizaciones sociales. No obstante la critica a las reglas de comportamientos y estructuras que sirvieron de soporte al llamado sistema populista de conciliación de élites ha llevado al cuestionamiento de la democracia per se y a la búsqueda, de manera más o menos abierta, de opciones no democráticas. Los intentos golpistas y las expresiones de simpatía que recibieron forman parte de esta tendencia, aunque aún en tales casos el discurso predominante reconoce la democracia como el régimen político más valioso y deseable.
PARTIDOS POLÍTICOS Y HEGEMONIA
En la actualidad, los partidos políticos son considerados como la columna vertebral de cualquier democracia pues constituyen las opciones en las que la población basa sus preferencias para ser gobernados, por lo que puede afirmarse que son entidades de interés público. De acuerdo a la definición de Antonio María Calderón, un partido político es una organización estable que tiene como objetivo principal la conquista y ejercicio del poder político, con el fin de organizar la sociedad y el Estado, de acuerdo con la ideología e intereses sociales que representa.
El concepto de Sartori (1997) sobre los partidos políticos, permite distinguirlos de otras organizaciones de la vida social, define como partido político, a cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante ellas a sus candidatos en cargos públicos. En esta definición acota el qué y el cómo de estos grupos políticos. El qué, está dado por el fin de llegar al poder ocupando los cargos de dirección del sistema político. El medio utilizado para conseguir este objetivo son las elecciones. Estas dos cuestiones constituirían la característica fundamental de la fuerza política llamada partido y permitirían distinguirla con nitidez de otras organizaciones que también interactúan entre el Estado y la Sociedad, así, cualquier organización pasa a ser partido político cuando su objetivo es llegar al poder utilizando las elecciones.
Se denomina hegemonía (del griego hegesthai, que significa “conducir” o “ser jefe”) a la capacidad de dominio sobre una población, agrupación, grupo o entidad de igual tipo que aquel que domina. Tradicionalmente se utiliza el término hegemonía para referirse a la supremacía de un Estado sobre otro, pero también puede aplicarse a una amplia serie de situaciones, tales como la hegemonía de un grupo dentro de una institución, la hegemonía de una corriente intelectual o artística sobre otras, entre otras.
Gramsci define la hegemonía como “dirección política, intelectual y moral”. Cabe distinguir en esta definición dos aspectos: 1) el más propiamente político, que consiste en la capacidad que tiene una clase dominante de articular con sus intereses los de otros grupos, convirtiéndose así en el elemento rector de una voluntad colectiva, y 2) el aspecto de dirección intelectual y moral, que indica las condiciones ideológicas que deben ser cumplidas para que sea posible la constitución de dicha voluntad colectiva.
Sistemas de partidos
Se entiende por sistemas de partidos al conjunto de partidos existentes en un determinado sistema político y a los elementos que caracterizan su estructura. Entre estos destacan, la cantidad existente; sus interrelaciones, tanto respecto a la magnitud de ellos como a sus fuerzas relacionadas; las ubicaciones mutuas, ideológicas y estratégicas, que condicionan la forma de interacción con el entorno, la base social y el sistema político.
Sartori entiende al sistema de partidos como un sistema de interrelaciones entre distintas organizaciones políticas, que compiten electoralmente. Desde esta perspectiva, el número de partidos es una de las variables fundamentales que definen todo sistema de partidos y así se puede construir una tipología para los partidos políticos basada en la variable numérica, las normas que permiten establecer con claridad los partidos relevantes del sistema y, finalmente, la variable ideológica.
Sistema de partido hegemónico
Según la definición de Giovanni Sartori se habla de partido hegemónico cuando en el sistema de partidos no existe una competencia real por el poder, porque las organizaciones que existen y son reconocidas legalmente están impedidas de entablar una disputa electoral en condiciones de igualdad que haga posible la alternancia en el poder.
Este sistema es no competitivo pues, se impide una competencia oficial por el poder, jurídicamente o de facto. Aunque se permite o autoriza la existencia de más de un partido político, estos son partidos de segunda, pues no se les permite competir con el partido hegemónico en términos antagónicos y en pie de igualdad. Así, no sólo la alternancia no se produce de hecho, sino que ella simplemente no puede ocurrir. En estos sistemas ni siquiera se contempla la posibilidad de una rotación en el poder. Esto implica que el partido hegemónico seguirá en el poder tanto si le apoya o no le apoya su población. Cualquiera que sea su política, no se puede poner en tela de juicio la dominación que ejerce el partido gobernante.
Se puede decir que se encuentra en una situación intermedia entre la situación no competitiva extrema representada por el sistema de partido único, y el contexto de plena competencia electoral democrática. Si la hegemonía llegara a ser absoluta y dejaran de existir los partidos de oposición, se estaría en presencia de un sistema de partido único como el existente hoy en Cuba. Esto no quiere decir que el sistema hegemónico sea democrático, pero sí que se preocupa por parecerlo.
El partido hegemónico necesita de la presencia del otro para garantizar su control permanente sobre la comunidad política y su propia supervivencia, por eso se preocupa constantemente por evitar el control total de la sociedad y mantener un “barniz” democrático.
Las causas de esta hegemonía son muy diversas y existen, o han existido, en numerosos países, ya sea porque estos partidos suelen ganar la mayoría de las elecciones, porque han monopolizado el poder (reeligiéndose consecutivamente por muchos períodos) o porque obtienen la mayoría de puestos de elección popular incluyendo los del Parlamento y los puestos municipales. En algunos casos se debe a que el partido predominante encabezó movimientos revolucionarios o cambios significativos en la política de un país.
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