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Reseña Capitulo I y II de Las Reglas del Método Sociológico


Enviado por   •  26 de Abril de 2016  •  Reseñas  •  2.494 Palabras (10 Páginas)  •  491 Visitas

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Las reglas del método sociológico de Émile Durkheim

Reseña de los capítulos I y II

En el siguiente texto se expondrá, los conceptos claves presentes en los dos primeros capítulos de la clásica obra del sociólogo francés Émile Durkheim, Las reglas del método sociológico

Ya desde el comienzo el autor nos acerca a la problemática que halla en la falta de un tratamiento científico de los hechos sociales. Por lo que desde sus primeros párrafos va a marcar la importancia de no caer en los prejuicios tradicionales, siendo indispensable la observación de los hechos sociales con una mirada distinta a la mirada cotidiana aun cuando los descubrimientos puedan desconcertar a quien se embarque en estas investigaciones.

Otro rasgo importante que destaca el autor es la necesidad de no caer en los juicos del sentido común  y aclara que, aun siendo fácil  seguir esta regla al principio, solo una larga y especial práctica puede mantener al sentido común alejado de las discusiones sociológicas y evitar así las conclusiones erróneas que puede llevarnos a cometer.

Cabe señalar la importancia que le va a dar el autor a la necesidad de la definición de un método para estudiar los hechos sociales y por ello realizará una fuerte crítica a sociólogos como Spencer, Comte y Mill, por no tomar las precauciones necesarias en la observación de los hechos, quedándose estos autores en solo generalidades sobre la naturaleza de las sociedades. Para luego, comenzar a insertarnos en los resultados de sus prácticas de investigación sociológicas  que derivaron en la necesidad de la creación de un método más definido, el cual desarrollará en los siguientes capítulos.

Igualmente, antes de comenzar con el método para el estudio de los hechos sociales, aclara Durkheim, importa saber cuáles son los hechos así denominados. Se emplea ese nombre para designar casi todos los fenómenos que suceden en el interior de la sociedad y que presentan algún interés social. Pero al ser tan general esta definición, la sociología no tendría objeto de estudio propio y su dominio se confundiría con el de la biología o la psicología.

Pero en toda sociedad hay un grupo determinado de fenómenos que se distinguen de los estudiados por otras ciencias.

Al cumplir ciertas funciones sociales (padre, esposo, etc.) se ejecutan deberes que son definidos por fuera de quien las cumple, que no es quien ha creado estos deberes sino que le fueron transmitidos mediante la educación. Son externos al individuo.

Además de la particularidad de ser externas, estos tipos de conductas están dotadas del poder de imponerse quiera o no quiera el individuo.

Sin duda, aclara Durkheim, cuando el sujeto está de acuerdo con estos pensamientos esta coacción no se hace sentir pero no deja de ser una propiedad intrínseca a ellos y se evidencian al momento de intentar oponérseles, ya sea de forma más o menos violenta como por ejemplo al violar las reglas del derecho o de maneras más sutiles, como cuando no se aplican los códigos de vestimenta establecidos donde los efectos generados, aunque de manera atenuada, tienen los mismos efectos que una condena propiamente dicha. Y aunque uno pueda finalmente librarse de estas reglas, está obligado a luchar contra ellas haciéndonos sentir su poderosa coacción.

Es por todo esto que Durkheim define a los hechos sociales como formas de obrar, pensar y sentir exteriores al individuo y que están dotados de un poder de coacción en virtud del cual se le imponen. Los denomina sociales ya que, no estando el individuo como su base, no pueden tener otro sustrato que la sociedad y ellos son, por consiguiente el dominio propio de la sociología.

Inmediatamente, el autor nos aclara que los hechos sociales no se encuentran solamente donde existe una organización definida (reglas jurídicas, morales, dogmas religiosos) ya que hay hechos que, aunque no presentan estas formas cristalizadas tienen el mismo peso sobre el individuo. Por ejemplo, en una asamblea, los grandes movimientos de entusiasmo, indignación o piedad sin que tengan origen en ninguna conciencia particular, pueden entrar en cada uno de los individuos desde el exterior y son susceptibles de arrastrarlos.

También es posible ver esta característica del hecho social en la forma en que se educa a los niños. Durante los primeros años de su vida se los obliga a comportarse de determinadas maneras que, aunque con el tiempo esa coacción se deja de sentir, da lugar a la creación de costumbres que la hacen innecesaria, pero que son sus propias derivaciones.

Un punto importante que resalta Durkheim es que el hecho social es distinto a sus repercusiones o encarnaciones individuales, sino que lo que los constituye son las creencias, las tendencias y las prácticas del grupo tomados colectivamente. Si bien las manifestaciones privadas tienen algo de social, puesto que reproducen en parte el modelo colectivo, ellas también dependen en gran parte de la constitución psicorgánica del individuo. No son por tanto fenómenos propiamente sociológicos. Se los podría calificar como socio-psíquicos ya que se relacionan con esos dos reinos a la vez.

No debe entenderse a la colectivo por que sea general a todos o a la mayoría de los miembros de la sociedad ya que, es general porque es colectivo(es decir, más o menos obligatorio) y no a la inversa, aclara el autor. Está en todas las partes porque está en el todo, pero no está en el todo porque esté en las partes. Esto se torna evidente respecto de las creencias y prácticas que las generaciones anteriores nos transmitieron completamente formadas. Ahora bien, hay que notar que la inmensa mayoría de los fenómenos sociales nos llegan por este camino. Aun cuando el hecho social sea debido en parte a nuestra colaboración directa no por esto cambia de naturaleza.

Tras todo esto, podemos representarnos de manera precisa el campo de la sociología y determinar que el mismo no comprende más que un grupo determinado de acciones. Al hecho social se lo puede reconocer por la coacción que ejerce o puede ejercer sobre los individuos y también por la difusión que presenta en el interior del grupo, con la prudente aclaración que el hecho social cuenta también con la característica esencial de ser independiente de las formas individuales que toma al difundirse.

Sin embargo, cabe preguntarse si esta definición es completa, ya que existen partes elementales en la sociedad que no parecen relacionarse con formas de hacer, pensar o sentir como puede ser la distribución de la población en el territorio; sino que aparecen como formas de ser, como hechos sociales de orden morfológico. No obstante, estos hechos mantienen las mismas características que los anteriores ya que se imponen al individuo de igual manera. No son más que formas de hacer consolidadas y no hay más que diferencias en el grado de consolidación que presentan. Unos y otros no son más que vida más o menos cristalizada.

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