Rol Del Nuevo Participante
virlenisss3 de Abril de 2013
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REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÒN SUPERIOR
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MISIÒN SUCRE
NÙCLEO DELTA AMACURO
ROL DEL NUEVO PARTICIPANTE
UNIVERSITARIO
TUCUPITA, MARZO DE 2013
INDICE
Pág.
INTRODUCCION_____________________________________________03
CONTENIDO:
Rol del nuevo participante universitario____________________________04
Procesos en los que participa el estudiante o participante______________08
Medios académicos y tecnológicos para el uso del participante__________10
Medios e instancias de organización estudiantil______________________11
Servicios de bienestar estudiantil_________________________________12
Inserción del participante en la comunidad__________________________13
Proyecto socio tecnológico como núcleo central del PNF informática_____19
CONCLUSIÓN_______________________________________________23
BIBLIOGRAFÍA_____________________________________________25
INTRODUCCIÓN
La educación superior venezolana forma parte del sistema educativo nacional y está dirigida, principalmente, a la formación integral y profesional de la población y, tal como lo establecen las normativas nacionales e internacionales, debe ser accesible a todas las personas.
Si la sociedad está en cambio permanente por el efecto de la transformación del conocimiento, entonces se requiere transformar los modelos y esquemas de pensamiento y, para lograrlo, es necesario formar un ciudadano con una serie de competencias básicas, entre las cuales cabe mencionar: capacidad de opinar, participación activa y cooperativa, capacidad para criticar, crear y producir material intelectual, entre otras.
En ese sentido, para lograr dichas competencias, se requiere la participación activa del docente, con una función integradora y el uso de herramientas de comunicación, podrá lograr en sus estudiantes la organización, la socialización del ser y el compromiso con el otro de manera constructiva.
De allí que es propicio reflexionar acerca de la manera de aplicar el enfoque constructivista al quehacer pedagógico en la enseñanza y aprendizaje en educación superior, basados en el uso de estrategias constructivistas que le permitan al profesional que ejerce la docencia propiciar clases activas, de aula abierta, flexibles, aprendizajes significativos, aprender a aprender y aprender a pensar, con el propósito de mejorar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje y, por consiguiente, contribuir a elevar el rendimiento académico y personal del estudiante.
ROL DEL NUEVO PARTICIPANTE UNIVERSITARIO
En el inicio de un nuevo siglo, en el mundo y en nuestro país, la sociedad exige una demanda de la educación superior sin precedentes, basada en la toma de conciencia de la importancia fundamental que este tipo de educación reviste para el desarrollo sociocultural y económico y para la construcción del futuro. La universidad en el siglo XXI reclama las exigencias de una sólida formación cultural como fundamento de la comprensión global de la época en que se vive. El proceso formativo se ha orientado hacia una amplia y profunda visión determinada por el impetuoso desarrollo de la ciencia y la tecnología en estrecha interconexión con las diferentes esferas del saber, así como por su repercusión en toda la vida de la sociedad.
A la universidad actual le corresponde ser un factor clave para el desarrollo científico; el modelo de universidad científica, tecnológica y humanista conjuga fortalezas que son atributos únicos: una elevada concentración de hombres de ciencia y pensamiento, que hace de la universidad una institución social con capacidad de general nuevos conocimientos y habilidades para comprender los desarrollos tecnológicos, y con capacidad de difundir, socializar dichos conocimientos
Es una época en que la Revolución ha encaminado sus esfuerzos a la construcción de una universidad en correspondencia con el sueño martiano, de que la misma sea brillante, útil y de acuerdo con los tiempos, estado y aspiraciones de los países en que enseña. La universidad Venezolanas estará encargada de formar profesionales con independencia y creatividad, dotados de valores éticos, acorde con el desarrollo científico- técnico que se experimenta en el mundo, capaz de resolver los problemas que se les presentan en su quehacer profesional.
En los tiempos en que vivimos, las universidades, además de cumplir su encargo social como institución cultural, tienen el propósito de asegurar la calidad de la formación integral de personalidad del profesional, a través de los procesos sustantivos universitarios (docente, investigativo y extensionista).
El enfoque integral para la labor educativa y político ideológica constituye la estrategia maestra de la Educación Superior, para las universidades resulta un verdadero reto formar profesionales cuyos valores respondan a una actuación profesional responsable y comprometida con la solución de los problemas de su entorno laboral, demostrando competencia en su desempeño y una actuación ciudadana digna de los más altos valores morales que distinguen nuestra sociedad.
Las universidades constituyen un espacio cosmopolita para el aprendizaje ético ya que son centros difusores de cultura por excelencia; la universidad y sus claustros de profesores han estado siempre en el vórtice de las transformaciones que la sociedad le impone, en sus recintos ha Primado como tendencia fundamental el pensamiento crítico, la necesidad del progreso, la búsqueda del rigor y de la verdad en todos los ámbitos y procesos, más cuando se trata de los cambios en las formas de pensamiento y de promover la capacidad de los estudiantes hacia estos mismos procederes.
El papel de la educación en la formación de valores se basa en propiciar las ocasiones apropiadas a los estudiantes (individual y colectivamente) para que configuren mediante la experiencia y lenguaje propios sus valores, constitutivos de la personalidad y de la individualidad humana. No pueden existir en la realidad valores no asumidos. Por tanto, el espacio del valor está en la individualidad. Hablar de formación ética significa abordar la educación moral de los individuos sobre la base de la interiorización de un determinado sistema de valores, a través de un proceso de construcción personal consciente, contextualizada y argumentable.
La incorporación de los aspectos éticos al proceso de enseñanza aprendizaje en las universidades y la creación de condiciones que posibiliten un escenario altamente estimulante para el aprendizaje ético, requiere de una clara comprensión sobre el papel del enfoque integral y su instrumentación en el proceso docente educativo, pasando por el diseño del modelo de formación de valores en la carrera y concretándose en los objetivos formativos del año, como el subsistema donde se logra la integración de lo instructivo y lo educativo. Los valores surgen en un contexto socio-histórico y tiene por objeto dotar al ser humano de un instrumental simbólico y de prácticas adecuadas para sobrevivir y desarrollar una vida plena.
Resulta normal que la formación y asimilación de esos valores se produzca allí donde se generen; dentro de la construcción cultural misma en las prácticas sociales; económicas, políticas, en la reproducción de la vida, la educación formal solo puede venir a afianzar lo que la vida cotidiana del mundo laboral y las relaciones sociales determinan. Mediante la educación se identifican los contenidos éticos y espirituales de esa prácticas cotidianas, luego y como elemento que refuerza y consolida esa formación esta la comunidad la cual estima en su experiencia como valiosos por su eficacia aquellos valores que logran reproducir la calidad de vida de la persona y permitir a la generación presente dejarlos en herencia digna a la venidera.
El enfoque integral forma parte del paradigma educativo social humanista de las universidades cubanas en la formación de los profesionales en una cultura general integral, donde los valores se erigen en rectores de la formación de la personalidad, de ahí que el proceso de enseñanza aprendizaje constituya la vía más eficaz para la formación axiológica de los estudiantes, durante su diseño y realización se propiciará un papel activo del profesor y la dedicación de este en la planificación, organización y ejecución de las actividades docentes, extensionistas y socio-políticas que tributan al proyecto educativo de año, donde los estudiantes son actores fundamentales del proceso de aprendizaje ético.
Desde el punto de vista metodológico, el desarrollo de una ética profesional orientada al humanismo no puede tener lugar según las fórmulas neoliberales de búsqueda y formación de su propio sistema de valores por los jóvenes. Se interpreta esto como una fantasía que pretende ignorar la influencia de la globalización y justificar la falta de compromiso de las universidades en la educación de la juventud. Frente a esas fórmulas se destaca el papel del profesor como elemento clave por la fuerza de su ejemplo personal y por la capacidad que tenga para lograr un protagonismo consciente de los jóvenes en su propia formación.
La formación ética forma parte del sistema de aprendizaje axiológico, el diseño del modelo de la carrera, identifica los valores éticos que
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