SALUD SEXUAL Y SALUD REPRODUCTIVA EN BOLIVIA
Tanita1984Ensayo5 de Noviembre de 2018
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SALUD SEXUAL Y SALUD REPRODUCTIVA
EN BOLIVIA
Tania Pilar Menacho Condori[1]
Salud sexual y reproductiva
Resulta necesario diferenciar los conceptos de salud sexual y salud reproductiva. El primero está enfocado a la salud en las relaciones sexuales y, en cambio, el segundo está orientado a la reproducción sexual y a la procreación.
La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo: 1994, sostiene que “la salud sexual para su plena atención implica la promoción de relaciones de respeto mutuo e igualdad entre hombres y mujeres, y particularmente a las necesidades de los adolescentes en materia de enseñanza y de servicios con objeto de que puedan asumir su sexualidad de modo positivo y responsable”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad”. Esta misma organización mundial sostiene “que la salud sexual es la integración de aspectos somáticos, emocionales e intelectuales del ser sexual que enriquecen la personalidad, la comunicación y el amor”
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) precisa a la salud sexual como "la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad”.
La idea de la salud reproductiva esta implícitamente presente en el desarrollo de la humanidad y es posible resumirla en la siguiente frase “padres saludables igual hijos saludables”. A pesar de existir consenso en el contenido de esta idea, durante varios siglos la mujer embarazada únicamente recibía atención en el momento mismo del parto, situación que era considerada suficiente para obtener hijos saludables.
Tuvo que transcurrir bastantes años para que esta concepción cambie y sólo a partir de fines del siglo XIX, la medicina establece la importancia de la atención médica en la etapa preconcepcional, prenatal, parto y puerperio o postnatal. Con el pasar de los años se llega a comprender a la salud sexual y reproductiva, por extensión, como “un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos”.
Según la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (1994), la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”.
La Organización Mundial de la Salud define a la salud reproductiva como el “estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad durante el proceso de reproducción”. En términos generales, se vincula a la salud reproductiva con los riesgos y los cuidados que merecen las mujeres en las distintas etapas del proceso reproductivo y con este concepto se hace referencia a la atención medica que tiene que ver con la reproducción para que ésta se cumpla en las mejores condiciones biológicas, psicológicas y sociales, respetando el derecho de los padres a decidir cuándo y cuántos hijos desean tener.
El propósito de la salud reproductiva no es solamente evitar que la madre y el producto, feto o recién nacido, enfermen o mueran durante el proceso de reproducción, sino que el mismo se lleve a cabo en un estado de completo bienestar físico, mental y social de la madre y el padre que permita la obtención de un recién nacido no solamente saludable sino también apto para el trabajo y para la reproducción con bajo riesgo.
Como bien lo expresan algunos organismos internacionales la salud sexual y la salud reproductiva al involucrar aspectos de carácter biológico, psicológico, sociológico y cultural, debe estar en función de tres principios: individualización que implica tomar en consideración las diferencias individuales; respeto a la dignidad humana que supone respetar valores personales y de grupo y libre determinación ante alternativas existentes es la persona quien decide en última instancia.[2]
Disposiciones internacionales
A partir de la década de los ochenta los países incrementan su preocupación en torno a la salud sexual y reproductiva de la población y empiezan a promover mediante el Estado una serie de esfuerzos y recursos para desarrollar políticas, planes, programas y proyectos vinculados a la temática de la salud sexual y reproductiva. Esta preocupación se expresa en los siguientes eventos internacionales:
En 1974, la Conferencia de Población y Desarrollo celebrada en Bucarest pone en discusión el tema de la planificación familiar y se reconoce la necesidad de sistematizar y promover dicha acción planificadora.
En 1975, se lleva a cabo en México la Conferencia Mundial sobre la Mujer, donde se tocan temas políticos y cuestiones vinculadas a los movimientos feministas.
En 1978 la Declaración de Alma Ata sobre atención primaria en salud, incluye consideraciones sobre salud reproductiva y el movimiento feminista internacional conduce acciones en su defensa como una conquista de los derechos de la mujer. Asimismo, señalar que en esta Declaración se establece a la información y a la educación como las primeras entre ocho prioridades en materia de asistencia sanitaria primaria.
En 1979, en la Convención Internacional para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en el Articulo 16 se reconoce a mujeres y hombres los mismos derechos, a decidir libre y responsablemente el número de hijos y el intervalo de los nacimientos y a tener acceso a la información adecuada y a los medios que permitan ejercer éstos. Por este mismo año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) Declara la Década de la Mujer, entre 1975 y 1985, con el afán de avanzar y efectivizar la normatividad internacional sobre Derechos Humanos de las Mujeres
En 1984, se efectúa la XXX Reunión del Consejo Directivo de la OPS/MOS, evento que aprueba el mandato de los gobiernos miembros para realizar investigaciones y capacitar recursos humanos en planificación familiar.
En 1985, se lleva a cabo la Conferencia Mundial sobre la Mujer en la ciudad de Nairobi y se pone en la agenda pública internacional el tema de la mortalidad materna y la salud integral de la mujer.
En 1986, a través de la denominada Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud se insta a considerar la salud como una dimensión importante de la calidad de vida. Además en esta Carta en relación a la Promoción de la Salud se afirma la importancia de las comunicaciones como una de las cinco estrategias complementarias principales que pueden permitir mejorar la salud tanto a nivel de colectividades como a nivel individual.
En 1987, se celebra la Conferencia Internacional sobre Maternidad Sin Riesgo en Nairobi y se difunde la realidad de que la mortalidad materna es una “tragedia ignorada” que estaba fuertemente vinculada a la carencia de información y servicios en planificación familiar.
En 1988, se realiza en Lima el Primer Congreso Latinoamericano de Planificación Familiar y se empieza a cuestionar seriamente la tendencia de vincular la planificación familiar únicamente como simple anticoncepción.
En septiembre de 1994, se efectúa en El Cairo la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que ubica el tema de salud reproductiva y salud sexual en el marco de los derechos y del desarrollo. Más allá de los aspectos de población, mortalidad, fecundidad incorpora la consideración de “calidad de vida” con énfasis en la satisfacción de las necesidades de hombres y mujeres como individuos, desde el derecho de las personas, la equidad social y de género. En su Programa de Acción exhorta a los países a abordar las cuestiones relativas a la salud sexual y reproductiva en la adolescencia, en particular los embarazos no deseados, el aborto en malas condiciones y las enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH/SIDA, mediante el fomento de una conducta reproductiva y sexual responsable y sana.
En septiembre de 1995 se celebra la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en la ciudad de Beijing su Plataforma de Acción plantea “apoyar a mujeres y hombres a asumir la responsabilidad de su comportamiento sexual y reproductivo a través de la organización e implementación de actividades programáticas así como de información, educación y comunicación para hacer frente al riesgo reproductivo, de enfermedades de transmisión sexual y otras cuestiones de salud sexual y reproductiva como un problema de todos y de cada uno de los individuos”.
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