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Sindicalismo Internacional.

angelicastgo12 de Marzo de 2014

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SINDICALISMO INTERNACIONAL.

Unión Europea:

Una de las carencias que esta crisis económica ha puesto de manifiesto ha sido la ausencia de un movimiento sindical europeo e internacional fuerte y organizado, que responda a la nueva economía del siglo XXI, esa economía que se ha globalizado y que ha ganado el pulso a la política, que también se ha dotado de instrumentos efectivos para implementar medidas en ámbitos supranacionales, como la Unión Europea o el G-20.

Los sindicatos mayoritarios de la Unión, organizados en Confederación, renunciaron a utilizar el último recurso a su alcance, la convocatoria de una huelga general europea. Con ello, desarmaron a los trabajadores y enviaron un mensaje inequívoco a gobiernos y empresarios, que estos no tardaron en traducir en reformas apresuradas de un sistema económico que había sustentado el Estado de bienestar desde la Segunda Guerra Mundial.

El sindicalismo europeo e internacional debe dotar a sus confederaciones (la CES y la CSI) de una estrategia unívoca y de mayores competencias en la toma de decisiones, aunque eso suponga renunciar a ciertas autonomías confederales. Así, seguirán yendo a remolque de la globalización económica, pero un poco por delante de gobiernos europeos y mundiales. En sus manos está nuestro poder.

El Partido Socialista se fundó clandestinamente en Madrid, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo Iglesias.

El primer programa del nuevo partido político fue aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de julio de ese mismo año.

El PSOE fue así uno de los primeros partidos socialistas que se fundaron en Europa, como expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial.

SINDICATOS ITALIANOS, FRANCESES Y ESPAÑOLES.

Orígenes y antecedentes del sindicalismo: Cual sistema de organización laboral defensiva de la clase obrera, el movimiento sindicalista apareció como producto de los procesos de industrialización e iba unido directamente a la gestación del capitalismo. Se ha pretendido establecer la relación entre los modernos sindicatos y los gremios medievales, a los que algunos historiadores consideran como antecedentes de aquellos. Otros historiadores remontan su origen a las asociaciones de beneficios mutuos formadas por los esclavos y libertos de la antigua Roma. Aunque no hay duda de que existe cierta similitud entre los gremios, y otras corporaciones más antiguas y los sindicatos, el movimiento sindical se circunscribe al desarrollo de los sindicatos modernos.

Las primeras luchas obreras: La lucha del proletariado contra la burguesía, comenzó con el nacimiento del proletariado como clase, a medida que se iba desarrollando el proceso de industrialización. Con el fin de asegurarse el máximo beneficio, y lograr producir a bajo coste, los capitalistas explotaban preferentemente a mujeres y niños. Así, en la industria textil británica, millares de niños trabajaban por un bocado de pan, y con frecuencia había niños de seis años a quienes se pegaba para mantenerlos despiertos. En 1865, cerca de 120.000 niños menores de trece años trabajaban en la industria textil de Gran Bretaña e Irlanda. Eran obligados a trabajar de 12 a 14 horas por día, generalmente de pie. En general, las condiciones de vida y trabajo de los obreros eran muy duras, ya que el obrero era considerado como una mera mercancía, que se contrataba o despedía conforme a las exigencias de la producción y de la competencia, y estaba sometido a los actos arbitrarios y a las reglas draconianas de los patronos. Víctimas de una explotación feroz y faltos de los derechos más elementales, los obreros comenzaron a luchar por mejorar su situación económica. Esta resistencia obrera, que se opuso por diferentes vías, violentas o pacíficas, era, hasta mediados del siglo XIX, espontánea, aislada y sin un carácter consciente y organizado.

Los luddistas: Al principio, los obreros pensaban que las máquinas eran la causa de su desgracia y se opusieron, por todos los medios a su alcance, llegando incluso a la destrucción de tales máquinas. Pero la experiencia acabó por convencerles de que tales actos no podían resultar en los fines deseados y que el origen de sus sufrimientos no estaba en las máquinas sino en las relaciones de producción capitalistas, en la clase capitalista que los desangraba.

Nacimiento de los sindicatos: Históricamente, el nacimiento y desarrollo de la clase obrera, según los países y sus condiciones respectivas, se desarrolló en varias etapas. En el curso de un largo y arduo proceso, la clase obrera buscó y puso en práctica, formas de trabajo y, de lucha, y de organización que desembocaron en la creación de sus primeras organizaciones: Cofradías, mutualidades, hermandades, Trade Unions, Cámaras sindicales, &c. Al principio, estas asociaciones obreras nacieron en las diversas ramas de la producción, como consecuencia de los esfuerzos espontáneos de los trabajadores, como necesidad de una lucha colectiva, para unirse y defender sus intereses estrictamente profesionales. Estas reivindicaciones se limitaban a los problemas del momento: salarios, horarios de trabajo, paro, competencia, &c. Progresivamente, estas organizaciones se transformaron, en «centros de organización, en órganos de resistencia» de la clase obrera. Así pues, la primera forma, la forma inferior del movimiento sindical, fue la lucha económica.

Ya desde 1720, los sastres de Londres, se agruparon en una Unión integrada por 7.000 artesanos. Una carta de la Citada «Unión», dirigida a la Cámara de los Comunes, dio a conocer los fines de la Asociación que eran «Aumentar los salarios y dejar el trabajo una hora antes», y añadían «Hemos acumulado grandes sumas de dinero para defendernos en caso de persecución». Se trataba así del origen de las célebres cajas de resistencia.

Con el crecimiento del proletariado, y de su conciencia de clase, con su iniciación en las ideas socialistas, los sindicatos, en tanto que organizaciones de la clase obrera, sufrieron cambios cualitativos y cuantitativos. Más tarde, respecto a su contenido y formas, adoptaron un carácter de clase más acentuado, para obtener reivindicaciones políticas y económicas determinadas. Analizando este problema, Carlos Marx precisaba: «Los sindicatos deben convencer al mundo entero de que no luchan por sus intereses personales, sino por la liberación de millones de hombres oprimidos.»

Clandestinidad inicial de los sindicatos: Inicialmente, los Sindicatos eran clandestinos y estaban considerados como un peligro para el orden público. Por ello, el simple acto de afiliarse era sancionado por la ley. Con el fin de destruir al movimiento sindical, la burguesía no vaciló en utilizar la fuerza, la demagogia y la corrupción. La creación de los sindicatos no fue un regalo de la generosidad de la burguesía, sino el resultado de una ardua y tenaz lucha de la clase obrera.

Rasgos y tendencias del movimiento sindical mundial: Los rasgos que revistió el movimiento sindical internacional, fueron determinados por las condiciones históricas particulares de cada país: el desarrollo capitalista desigual, el grado de conciencia de clase del proletariado y la coyuntura política de la época.

Gran Bretaña: A principios del siglo XIX, nacieron en Inglaterra, considerada cuna del sindicalismo moderno Federaciones sindicales profesionales, la más importante era la de Minas que contaba con 1.300.000 miembros.

Con ocasión del Congreso Sindical alemán de Suttgart, los delegados de las centrales sindicales de Europa y de los EEUU, organizaron una conferencia sindical internacional y el mismo año fue creado en Dublín (Irlanda) el Secretariado Internacional de las Centrales Sindicales Nacionales. Esta organización que, en su Congreso de Zurich (1913), adoptó el nombre de Federación Sindical Internacional, no desempeñó un papel relevante, a pesar de que sumaba nueve centrales sindicales nacionales con más de seis millones 200.000 trabajadores. La principal característica de estas organizaciones sindicales era que en ellas predominaba el reformismo y hasta las tendencias chauvinistas. La Revolución Soviética cambió esta panorámica, y fue un factor decisivo para reactivar el movimiento sindical y obrero, elevándolo a un nuevo nivel. Permitió a la clase obrera de los países colonizados despertar y tomar conciencia de su fuerza, consolidarse y luchar enérgicamente contra el capitalismo y el imperialismo. A partir de ese momento –y por la polarización que la Revolución Soviética introdujo en el movimiento obrero– se desarrollaron en los sindicatos internacionales, dos líneas contrapuestas que se concretaron, por una parte en organizaciones oportunistas como la «Federación Sindical Internacional», la «Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos», y por otra, la de la «Internacional Sindical Roja», organización sindical de clase y revolucionaria. Veámoslas con más detalle:

a) Federación Sindical Internacional: Esta organización, creada en 1919, en Ámsterdam, y conocida también como la «Internacional de Ámsterdam» actuaba principalmente en Europa Occidental. Sus dirigentes mantuvieron posturas de conciliación de clases y combatieron a las ideas de la Revolución de Octubre y de los movimientos de Liberación Nacional de los países coloniales.

b) La Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos: Esta organización sindical,

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